Venezuela

Los venezolanos que lucharon en la Primera Guerra Mundial

A pesar de la neutralidad del país, más de 40 venezolanos lucharon por las naciones de sus padres en el primer gran conflicto bélico global.

Venezolanos lucharon en la Primera Guerra Mundial
FOTOGRAFÍA: ARCHIVO EL ESTÍMULO
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En 1914 Venezuela vivía la dictadura de Juan Vicente Gómez. Frente a la Primera Guerra Mundial el general prefería las ideas del káiser Guillermo II, en especial le gustaba para los venezolanos la disciplina militar prusiana y pretendía emular lo más posible al ejército alemán.

Sin embargo, Gómez decidió mantenerse neutral ante el combate pues los principales productos de exportación de Venezuela para la época, el café y el cacao, estaban destinados a toda Europa y no se podía perder ningún mercado.

La sensatez geopolítica imperó sobre los gustos personales del dictador, por lo que se evitó conflictos que afectaran la situación económica del país.

Esto no impidió que algunos venezolanos, en especial los descendientes de alemanes y franceses, atendieran el llamado de las armas. Clemente Balladares Castillo, conocedor de la historia bélica venezolana, ha escrito y documentado junto a otros expertos varios trabajos sobre venezolanos en el frente de batalla en la Primera Guerra Mundial.

En ambos bandos

El investigador señala que más de 40 venezolanos lucharon en los distintos bandos en conflicto. Balladares ha documentado por lo menos la existencia de doce compatriotas que lucharon para la Triple Entente y otros cuatro para los imperios centrales.

De acuerdo con su investigación, en la Triple Entente combatieron principalmente los hijos de los franceses entre los que estuvieron Ángel Santos Palazzi, hijo de corso y originario de Guayana. Murió a los 37 años de edad luego de recibir un proyectil de artillería que lo decapitó en la batalla del Somme el 24 de julio de 1916, su hermano Pedro, que también fue a combatir, sí sobrevivió la guerra.

El caraqueño Jean Hourne de 27 años de edad, murió por un disparo de un francotirador en la misma batalla el 30 de julio.

José de Jesús Sánchez Carrero fue edecán de Juan Vicente Gómez, tenía el rango de Coronel y en 1912 tuvo una enfermedad pulmonar por la que viajó a Suiza. Al estallar la guerra se alistó como parte de la Legión Extranjera y combatió con el rango de teniente. El 15 de septiembre de 1918, a tan sólo dos meses de la llegada del armisticio, fue asesinado cuando defendía con una ametralladora la colina de Laffaux. Sus restos reposan en el cementerio de Ambleny.

Las autoridades francesas reconocen que por lo menos otros 9 venezolanos murieron en combate por la defensa de Francia.

El truijllano Ismael Urdaneta sobrevivió a la guerra. El veterano también lucho con la Legión Extranjera, era poeta y combatió en lugares tan remotos como Galipoli en Turquía, Ucrania y Serbia. En 1915 en los Dardanelos una bala le destrozó el oído izquierdo y en 1916 fue amputado del pie izquierdo porque tuvo gangrena por su pie de trinchera. Recibió múltiples condecoraciones entre ellas el cordón de honor al mérito de la Legión Extranjera. En 1921 volvió a Venezuela y en 1928, a los 43 años de edad, se suicidó por un cuadro de depresión.

El más herido

Luis Camilo Ramírez Rivas, originario de Caracas fue el venezolano más herido y condecorado en la guerra, entre sus medallas están el Orden del Libertador y Orden de la Legión de Honor. El aviador venezolano nacido en 1886, era descendiente del prócer de la independencia Luis María Rivas Dávila. Otro miembro de la Legión Extranjera tuvo una destacada carrera militar, inició la guerra con el rango de subteniente y en 1926 alcanzó el rango de teniente coronel. Fue asesinado en 1935 a los 49 años de edad, por su asistente en Marruecos.

Mario Velásquez fue artillero de bombarderos franceses. Era mecánico y nativo de La Guaira. Voló en 80 misiones, desde finales de julio de 1918 hasta noviembre del mismo año, cuando fue herido cuatro días antes del armisticio. Volvió a Venezuela en 1919 donde vivió hasta su muerte en 1959.

Francisco Carlos Tamayo combatió por la unidad expedicionaria del Ejército estadounidense, país al que había ido a estudiar. Nacido en Valencia en 1889, peleó en Francia en una de las últimas batallas del conflicto, la refriega de Meuse-Argonne. Tras la guerra se casó con la estadounidense Katherine McShane y vivió en ese país en el que trabajó como guionista de cine. Murió en Miami en 1948.

Aunque no combatieron, Enrique Tejera Guevara y Diego Carbonell se desempeñaron como voluntarios del cuerpo médico, el primero como chofer de ambulancia y médico y el segundo como doctor durante la guerra.

Para el Imperio Central

Los venezolanos también defendieron a las naciones que lucharon del otro lado de la trinchera para los Imperios centrales, de acuerdo con reportes de Balladares.

Rafael de Nogales Méndez, mercenario oriundo de Táchira, hijo de un rico hacendado se educó en Alemania, Bélgica y España y hablaba alemán, francés e italiano con fluidez. Era un aventurero que peleó en la Guerra hispano-estadounidense, ruso-japonesa y muchas otras confrontaciones. Intentó luchar para los franceses pero para que lo aceptaran como oficial debía renunciar a su nacionalidad venezolana, cosa que no aceptó.

Finalmente los alemanes le permiten mantener la nacionalidad y tener un grado de oficial si luchaba con el ejército turco. En él lograría el grado de general y numerosas condecoraciones, entre ellas la Cruz de Hierro de manos del káiser. Sobrevivió a la guerra y murió en Panamá en 1936 a los 57 años de edad.

Otro venezolano combatiente fue el zuliano Carlos Otto Meyer Baldó quien luchó por Alemania, la patria de su padre. Se presentó como voluntario, con el rango de cabo, y en 1916 se ofreció para la fuerza aérea donde combatiría con el famoso Barón Rojo, el as de ases de la guerra el Barón Manfred Von Richtofen.

Con el denominado “circo volador”, el escuadrón de caza más renombrado y famoso de los alemanes, el venezolano consiguió 7 derribos y fue instructor de combate. Fue condecorado con la Cruz de Hierro en segunda y primera clase. Sobrevivió la guerra y regresó a Venezuela en 1926, donde ayudó a formar la Fuerza Aérea Venezolana.

Murió a los 38 años de edad en un accidente de aviación en 1933, en Maracay en lo que hoy se conoce como la Avenida Las Delicias.

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