Los verdaderos héroes

Un video del Colegio de Médicos de Lima, Perú, me sacudió hasta los tuétanos. La fachada y las calles que rodean la sede están llenas de fotos del personal de salud que ha perdido la vida luchando en contra del coronavirus. Ha sucedido en todas partes y como orgullosa hija de médico que soy, quiero honrar a quienes honor merecen por la nobleza de sus propósitos y actos de sacrificio personal.

En Venezuela, todos los días conocemos del fallecimiento de médicos, enfermeros, paramédicos y empleados del sector salud en general. La cifra supera ya los ciento veinte (y si es cifra oficial hay que ponerla en duda). Personas que con devoción han seguido cumpliendo con su deber, incluso donde no existen las mínimas condiciones de bioseguridad para ellos, que es en muchos lugares, sobre todo en los entes públicos y con mayor incidencia, en el interior del país. Crónica Uno, en una reseña de Betania Franquis en su edición del pasado 5 de septiembre, refiere la situación del Hospital Universitario de Maracaibo, que narra las ínfimas condiciones de bioseguridad e indigna el trato preferencial a los médicos cubanos:

“…mientras los decesos se multiplican asociados a la insuficiencia de equipos de bioseguridad y áreas aptas para enfrentar la pandemia, en el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM) el personal cubano dispone de todas las comodidades en la Unidad de Cuidados Intermedios (UCI) recién remodelada donde no hay lugar para los especialistas venezolanos.

Elisa, una enfermera del HUM, quien pidió resguardar su nombre por temor a represalias, contó a Crónica Uno que esta UCI recién remodelada se ha convertido en un área exclusiva para el personal de la misión médica cubana. Está equipada con ventiladores, áreas de descanso, circuito de televisión por cable, respiradores, internet, camas de cuidado intensivo y aire acondicionado. Es decir, cuenta con todos los equipos que faltan en las salas de hospitalización y cuidados intensivos del cuarto, quinto y sexto piso donde hay mayor riesgo de contagio y una capacidad de siete a ocho camas en promedio.

‘Esa sala en planta baja está privilegiada mientras que el resto del personal trabaja en condiciones deplorables, cargando tobos de agua para asear los espacios, sin ventilación y sin luz. No sabemos lo que ocurre puertas adentro y estamos discriminados’, dijo”.

Si eso sucede en la segunda ciudad del país, no puedo imaginarme cómo está el resto. No digo que a los médicos cubanos no se les proteja, pero protegerlos a ellos y a los venezolanos no, es ya una inveterada y vil costumbre del chavismo. ¿Cuánto le pagará el régimen de Maduro al gobierno de Cuba por esos médicos (que, de paso, muchos no lo son)? Porque los residentes venezolanos ganan $8 al mes y los enfermeros no llegan a $4. Tal vez ellos perciban lo mismo, y Cuba se queda con el pago en exceso y excesivo.

Se han realizado varias campañas privadas para adquirir equipos de bioseguridad para nuestro personal de salud. Pero hace falta mucho más, porque lo están reusando y eso no conviene bajo ninguna circunstancia.

Aquí estamos acostumbrados a buscar héroes en el pasado. Y casi siempre los asociamos con proezas militares. Sin restarles méritos, los militares están cumpliendo con las funciones que su profesión exige. Para los civiles, en cambio, es una elección. Por eso los verdaderos héroes están hoy en las sedes de salud públicas y privadas. Su heroísmo muestra lo mejor de la naturaleza humana. Me quedo con la primera acepción de la definición del diccionario de la RAE:

«Héroe: Persona que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble».

Nunca agradeceremos lo suficiente a quienes todos los días arriesgan sus vidas por salvar las de otros. Y, sobre todo, al personal de salud venezolano, ninguneado por el régimen. Los venezolanos de bien honramos la memoria de quienes se han ido y exaltamos la vida de nuestros verdaderos héroes.