Cultura

"Luca": ¿perdió PIXAR la gran oportunidad de cruzar una línea invisible? 

De Enrico Casarosa, esta es la más reciente historia de PIXAR en su búsqueda de identidad. Pareciera que la intención del estudio de abrir un espacio entre la propuesta de Disney y la suya le lleva a tomar pequeños pero medidos riesgos. “Luca” está en el ojo del huracán por debatir sobre la amistad, el cariño y quizás algo más sutil que no está del todo claro

Luca
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“Luca” de Enrico Casarosa es quizás la más pequeña de las recientes películas PIXAR. La más íntima, entrañable y también la que ha despertado una curiosa controversia. ¿El argumento muestra la amistad entre dos niños o se trata de la insinuación de algo más? ¿El estudio finalmente decidió tocar algunos temas sensibles bajo el prisma de un argumento en apariencia sencillo?

La polémica surge de la fraterna, cercana y cálida amistad entre los personajes principales, que desató una ola de comentarios y una moderada polémica en redes. ¿Se trata de un romance entre chicos muy jóvenes? ¿Casarosa decidió mostrar el amor floreciente sin atenerse a ningún género?

La mera posibilidad de algo semejante despertó incomodidad y una discusión sobre el hecho de que “Luca”, es una película que muestra y reflexiona sobre la amistad entre niños. Hubo opiniones acaloradas que insistieron en el hecho de que la infancia es un lugar y tiempo intocable, inocente y que no debería someterse a revisiones sobre un tema que, en realidad, pertenece a una dimensión más amplia.

El mismo director salió al ruedo para aclarar en una entrevista a Polygon que su obra no tiene otra intención que mostrar la amistad en la niñez. Pero ¿es todo tan sencillo como parece? ¿O PIXAR acaba de pisar otra vez terreno resbaladizo y analiza la reacción del público al sustrato de su película?

Mensajes invisibles

“Luca” claro está, tiene todos los elementos para que la discusión sea inevitable.

Desde que se mostraron sus primeros avances algunas voces señalaron el hecho de que esta gran historia de crecimiento, adolescencia, descubrimientos y amistad, también tenía la suficiente flexibilidad para mostrar otros puntos en debate. Incluso, las redes sociales llegaron a comparar la historia de Luca y Alberto, con la Call Me By Your Name (2017) de Luca Guadagnino. Se insistió en que podría tratarse de una versión mucho más sencilla, pero definitivamente encaminada al mismo tema, sobre el autodescubrimiento, el amor recién nacido y la búsqueda de la identidad.

El segundo avance, en el que se pudo ver a una niña entre el grupo de personajes principales, dejó claro que PIXAR todavía no había dado un paso en esa dirección y que el argumento era un cuento de hadas de recorrido emocional con toques de melancolía.

Aun así, el interés alrededor de “Luca” aumentó por el mero hecho de la posibilidad que el estudio hubiese tomado la decisión de tocar un tema complicado. Después de todo, por casi dos décadas PIXAR ha reflexionado sobre la muerte, el luto, el dolor, la pérdida, el amor y también la orientación sexual en largos y cortometrajes cada vez más elaborados.

Sus personajes han crecido en complejidad y capas de significado, hasta llegar al más reciente y debatido experimento de la casa de la lámpara saltarina: “Soul”, de Pete Docter, que se estrenó en diciembre y provocó un extenso debate sobre el público objetivo del estudio, su ambición narrativa y al final, su percepción sobre lo abstracto y lo comercial, a través de una especie de movimiento elaborado de cine intelectual. Con sus citas de David Foster Wallace, alegorías a la muerte y al tránsito hedonista, la película se convirtió en un acertijo para buena parte de los seguidores del estudio.

Pero “Luca” parece ser algo más. O ese es el punto de vista de un considerable número de espectadores que se preguntaron si la estrecha y sensible amistad entre Luca y Alberto era una insinuación definitiva al amor recién descubierto. En especial, porque el estudio lleva una considerable cantidad de tiempo reflexionado sobre el amor, sin que medie género o cualquier otra idea específica.

En el 2020 hubo una polémica cuando PIXAR lanzó el cortometraje “Out”, en el que debate el tema sobre la sexualidad abiertamente y desde su habitual tono jocoso, conmovedor y elocuente.

De modo que la posibilidad de que “Luca” fuera el siguiente paso, no era del todo descabellada. No obstante, la película de Casarosa es mucho más compleja que eso y quizás por ese motivo el debate a su alrededor sea más elocuente acerca de la necesidad de la cultura pop de ver reflejado en sus productos sus principales inquietudes.

“Luca”, con todo su aire inocente, amable y brillante, es una reflexión, pero lo es sobre las emociones y el poder de la amistad, que, al fin y al cabo, es la línea que une a los personajes y explora su crecimiento interior. ¿Podría estar el amor incluido en la ecuación? Sin duda, pero para el argumento de “Luca” lo realmente importante es el tránsito entre la noción entre el individuo y la forma de expresar sus sentimientos. ¿Necesita eso el añadido de la orientación sexual de sus personajes? Se trata de una vieja discusión.

Ojos de amor

En la película “My Girl” (1991) del director Howard Zieff, una jovencísima Anna Chlumsky vivía un primer e inocente amor infantil con la futura estrella Macaulay Culkin. La película hizo llorar a toda una generación por su forma de retratar el despertar del afecto, el cariño y también de reflexionar sobre la muerte y la pérdida. Y por supuesto, fue percibida como una historia de amor pequeña e inocente, basada en el tránsito de la niñez a la adultez.

“My Girl” no provocó el debate sobre si era lícito mezclar a la infancia con el despertar del amor. En ningún momento se planteó la posibilidad de que pudiera ser inmoral, insultante o mucho menos, incómoda. De lo que sí se habló fue del desenlace de la primera, que muestra la muerte y el luto desde la óptica infantil y que provocó algunos comentarios sobre un tema que usualmente no se menciona en argumentos relacionados con la infancia.

En una tónica mucho más inocente y amable “Ponyo en el acantilado” (2008) de Hayao Miyazaki, muestra la relación entre Ponyo y Sosuke, en una versión exquisita y profundamente conmovedora del clásico cuento de La Sirenita. La película, además, tiene una profunda concepción acerca de los sentimientos, importancia, trascendencia y poder. Tampoco hubo críticas sobre la notoria ternura con que Miyazaki miró el amor desde una profunda ingenuidad, que, además, emparenta con el habitual simbolismo que forma parte del lenguaje visual del estudio Ghibli.

Quizás el ejemplo más evidente sobre el amor y su mirada sobre la infancia, sea la película “Flipped” (2010) de Rob Reiner. Basada en la novela del mismo nombre de Wendelin Van Draanen, se trata de un recorrido elocuente, generoso y profundo a través de los sentimientos de la infancia, pero en especial, a la forma como el amor romántico puede florecer incluso en los primeros años de la vida. El recorrido inteligente e ingenioso, además se sostiene sobre la pregunta directa y real acerca del peso del amor como sentimiento y algo más complejo, en mitad de una etapa en la que la experiencia no es suficiente para comprender su trascendencia.

De modo que la gran pregunta sobre “Luca” es si es lícita la incomodidad que ha provocado la mera posibilidad de que se tratara de un retrato sobre el autodescubrimiento y el amor. De hecho, la gran incógnita es si la cultura pop, en su incesante búsqueda de símbolos y mensajes, brindó a “Luca” un lugar poco claro en medio de planteamientos grises. ¿Es necesario que “Luca” muestre algún tipo de percepción sobre la forma en que se plantea el amor a cualquier edad?

Lo mismo podría decirse de “My Girl” o “Flipped”. Pero en este caso, además, apunta a la incomodidad que se trata de una obra animada que está dirigida y enfocada a un público objetivo. Con su despliegue de colores y animación extraordinaria, la gran apuesta de PIXAR por una historia de paso entre dos edades complicadas es también una incógnita sobre la forma en que nuestra sociedad elabora conclusiones acerca de temas muy específicos.

¿PIXAR se limitó a enviar mensajes confusos o quizás, a analizar la idea en general como algo que podría interpretarse entre líneas? Ni una cosa ni la otra.

Hacia un mensaje concreto

En la entrevista que recoge la web Polygon, Enrico Casarosa deja claro que su intención no era hacer insinuación alguna, sino tratar un tema que, según su punto de vista, es mucho más complejo: los vínculos de amistad en la infancia.

Y a pesar de que pueda parecer simple hablar del amor y el afecto fraternal entre dos niños, en nuestra época resulta una labor más complicada de lo que podría suponerse. “Luca”, con su aire de cuento de hadas, pero, sobre todo, de experiencia a pequeña escala de grandes sentimientos abstractos, narra la cualidad del tiempo personal y de la forma en que asumimos experiencias capitales en una época en la que hay poco para contrastar. ¿Es necesario el tenor romántico en una historia semejante? Para Casarosa, no.

Luca

“Tenía muchas ganas de hablar sobre una amistad antes de que vinieran novios y novias para complicar las cosas”, enfatizó el director, lo cual deja fuera de la discusión del argumento de “Luca” el tema sobre el amor de pareja.

Ahora bien ¿por qué Casarosa hizo la aclaratoria? ¿Se debió a la presión de la interpretación general sobre “Luca” o porque la película deja una serie de huellas a su alrededor que permiten interpretar el escenario de manera más profunda?

En realidad, PIXAR creó un escenario que permite — de nuevo — mirar el mundo de forma extraordinaria a través de una experiencia personal. Por supuesto, la estrechísima amistad entre Alberto y Luca podría haber sido la metáfora de un gran amor en puertas, pero no lo es. El estudio parece más interesado en reflexionar sobre sentimientos que no se atienen a una etiqueta, connotación o interpretación inmediata.

Y a pesar que pueda parecer que la amistad entre dos niños no un es tema fundacional, en una época en que cada personaje parece expresar una metáfora sobre una situación o circunstancia específica, la simplicidad es un hecho de valor. “Luca”, con toda su apariencia de gran aventura de verano, es también una declaración de intenciones de PIXAR, que intenta establecer un diálogo con algo claro. Más allá de las batallas por las grandes discusiones contemporáneas, la simplicidad es un valor importante.

Lo es, al poner énfasis en la relación de dos niños que es solo amistad y que refleja un momento de la infancia en el que nada es más importante que las relaciones basadas en la complicidad y la ternura. ¿PIXAR dejó pasar la oportunidad de mostrar el primer amor adolescente de dos jóvenes?

En realidad, hizo algo más significativo: dejó claro que la primera amistad, esa gran y primera emoción que todos atravesamos alguna vez, también merece ser narrada con el mismo respeto y atención que otras tantas relaciones en nuestra vida. Una decisión curiosa, pero de considerable impacto en nuestra época.

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