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Maduro no quiere que te vacunes con AstraZeneca

La administración de Maduro y la de Juan Guaidó parecían haber logrado el acuerdo de disponer de los fondos para adquirir vacunas a través del mecanismo Covax de la OMS. Pero este miércoles se trancó el juego: Delcy Rodríguez reconfirmó que no aprueban el medicamento desarrollado por un equipo de la Universidad de Oxford y la farmacéutica británico-sueca AstraZeneca

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El mismo gobierno que ha vendido la idea de que la infusión de malojillo y unas «gotas milagrosas» son efectivas en casos de covid-19 acaba de cerrar la puerta a la entrada de la vacuna desarrollada por AstraZeneca y un equipo de la Universidad de Oxford. No importa que la Agencia Europea del Medicamento (EMA) haya asegurado que no hay indicios claros que la conecten con la generación de trombos en algunas personas a quienes se les aplicó y que además advirtió que los beneficios de utilizarla superan a cualquier posible inconveniente. Los argumentos en defensa, incluso de la Organización Mundial de la Salud, se desechan: Maduro dice que no, y es no.

“Venezuela no dará permiso a la vacuna AstraZeneca para ser utilizada en el proceso de inmunización de nuestra población en razón de las complicaciones que se han presentado con la vacuna en los pacientes”, dijo hoy la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien también está al frente de la Comisión Presidencial para el Control y la Prevención de la covid-19.

De acuerdo a sus palabras, la orden la dio Nicolás Maduro atendiendo «informes técnicos» presentados por un «comité experto».

El director de Emergencias en Salud de la OPS, Ciro Ugarte, informó este martes que el pago de Venezuela para formar parte del mecanismo Covax estaba en curso y también explicó que el primer lote que llegaría sería de AstraZeneca, producida en Corea del Sur. Y sabiendo cómo son las cosas, se apuró en llamar la atención: «No son las vacunas que han presentado potenciales efectos adversos que han sido aclarados por la autoridad reguladora de Europa y también por la OMS». Es decir, no se trata de la producción europea que todavía está bajo análisis, aunque ya naciones como Alemania, Francia, Italia y España anunciaron hace algunos días que volverán a utilizarla.

El planteamiento inicial contemplaba que el país recibiría entre 1 millón 400 mil a 2 millones 400 mil dosis de la vacuna AstraZeneca. Y buena falta que hacen.

Pero no, es no.

Con esta decisión, el que parecía ser el único acuerdo beneficioso para la población logrado por el gobierno de Maduro y la oposición representada por Juan Guaidó, también queda -de momento- en el cajón de las buenas intenciones.

Mucho hubo que negociar para lograr que el país obtuviera vacunas a través del mecanismo Covax -una alianza internacional que busca garantizar acceso a vacunas al menos a 20% de la población de cada país miembro-, entre otras cosas hacerse cargo de la deuda acumulada por el gobierno de Maduro con la Organización Panamericana de la Salud.

Los diputados de la Asamblea Nacional elegida en 2015 acordaron aprobar la utilización de poco más de 30 millones de dólares de los activos venezolanos en el extranjero que han sido rescatados por el equipo que acompaña a Juan Guaidó para -en líneas generales- el retorno de Venezuela al mecanismo Covax y la compra de vacunas y de equipos de refrigeración especiales.

Por supuesto, el acuerdo entre gobierno y oposición debía incluir esquemas de transparencia en la distribución interna de las vacunas y eso es algo nunca bien visto por un sistema de poder centralizado y politizado. El mismo sistema de poder que privilegia a sus aliados y que ha manifestado entusiasmo por adquirir dos «vacunas» cubanas que todavía ni siquiera pueden considerarse vacunas en el plan nacional de inmunización.

El mismo sistema de poder que ya se vacunó.

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