Venezuela

Maduro se queda con los tanques varados  

De producirse un conflicto armado en la frontera de Colombia y Venezuela, no sería una confrontación de ejércitos, sino un ataque “quirúrgico” directo a campamentos armados irregulares presuntamente establecidos en territorio venezolano; en un hiperespacio en donde el crimen organizado y el terrorismo no conocen fronteras.

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Como lo dijo el comandante general de las Fuerzas Militares de Colombia, general Luis Fernando Navarro: “Colombia no disparará primero”.

Su aseveración deja entrever que el juego geopolítico que hoy se debate en la región no es un asunto de ejércitos, sino una lucha contra una organización terrorista armada, que se puede convertir en un poderoso enemigo para Colombia y que se nutre de las economías ilegales. Pero, según Colombia, esas mafias cuentan con el apoyo de un Estado vecino con el que comparten intereses comunes.

La postura de Colombia y ahora de Estados Unidos, deja a Nicolás Maduro con sus tanques, tropas y baterías antiaéreas varados en la frontera, a la defensiva; mientras en los organismos internacionales se sustancian los expedientes que demuestran el presunto apoyo venezolano a grupos terroristas como la disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y las organizaciones armadas vinculadas al narcotráfico.

Ya la presunta amenaza militar de Estados Unidos ha pasado a un segundo plano en el debate internacional y Donald Trump, destituyó a su consejero de seguridad, John Bolton, alegando diferencias por las posturas radicales hacia Venezuela, y precisando que lo que está haciendo Washington es tratar de ayudar en la crisis humanitaria y que la prioridad es el aspecto humanitario y no la de aplastar al régimen de Maduro.

El regreso de Venezuela al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) que algunos lo vinculaban a una medida directa que abría las puertas para la intervención militar internacional, no necesariamente implica una acción de esa naturaleza. El embajador designado ante la Organización de Estados Americanos, Gustavo Tarre Briceño, aclaró que le medida no significa una intervención militar , pero precisó: “puede ser la puerta de una intervención”.

Esto quiere decir que el juego geopolítico se ha desplazado en otra dirección en donde no, necesariamente el conflicto, está en un principio de soberanía territorial, entre dos gobiernos con intereses opuestos, sino en el temido avance de grupos armados organizados, apoyados por un gobierno considerado ilegítimo, por 54 países de la órbita democrática, que mantiene alianzas al mismo tiempo con países enfrentados a las democracias occidentales como Irán, Siria, Cuba, Corea del Norte y Rusia.

Mientras se aprobaba el TIAR, el presidente de la Asamblea Nacional y presidente interino, anunciaba su estrecha colaboración con el presidente Iván Duque para suministrar información para la ubicación de campamentos de guerrilleros en territorio venezolano.

El general Luis Fernando Navarro ha asegurado que los jefes disidentes de las FARC, Luciano Marín Arango alias “Iván Márquez” y Seuxis Pausias Hernández Solarte alias “Jesús Santrich”, se encuentran refugiados en Venezuela reorganizando sus alianzas con el ELN y grupos que no se acogieron al proceso de paz en Colombia para retomar sus frentes armados y los negocios ilegítimos del narcotráfico y el tráfico de oro.

Según el jefe militar colombiano, en los estados Apure, Amazonas, Táchira y Zulia, habrían cerca de 1.600 hombres en armas pertenecientes a estas organizaciones  que llama “residuales”. Y que bajo la protección del gobierno de Maduro, estos grupos se están reorganizando para una nueva etapa de acciones armadas.

InSight Crime, hasta mediados de julio de 2019, ubica estos grupos criminales en al menos 8 estados del país: Zulia, Táchira, Apure, Bolívar, Guárico, Barinas, Amazonas y Aragua.

Como fue anunciado por el propio jefe guerrillero, Iván Márquez, ya están trabajando en una amplia alianza para conformar el Movimiento Bolivariano para la nueva Colombia.

Ubicación de campamentos

A pesar de que el general Navarro ha asegurado que Colombia no es un país agresor y no disparará el primer tiro; proteger grupos armados, establecer campamentos en Venezuela y proveer recursos a esas organizaciones, podría considerarse una agresión similar a la violación de la frontera territorial.

Es seguro y así lo han ratificado en diversas declaraciones, la inteligencia colombiana trabaja en la ubicación de las cabezas de los grupos armados y siguen sus operaciones ilegales, sus finanzas y sus movimientos. Adicionalmente cuentan para ese seguimiento con el aporte que puedan hacer desde el lado venezolano la Asamblea Nacional y los equipos que apoyan a Juan Guaidó, para ubicar a los jefes de esta reestructurada organización armada, por cuyas cabezas se ha establecido una recompensa. De hecho, voceros del régimen madurista, los acusa de “traidores a la patria”.

Existe un precedente

El 28 de enero de 2006 tropas colombianas bombardearon y tomaron el campamento guerrillero del entonces, segundo jefe de las FARC, Raúl Reyes, en donde resultó muerto el legendario líder irregular y 22 de sus hombres.

Inmediatamente después del suceso, se estableció un debate internacional por el reclamo de Ecuador, en tiempos de Rafael Correa, por la violación de su territorio por parte de fuerzas militares colombianas. Sin embargo Colombia, en lugar de mover tropas, defendió su acción en las deliberaciones de la OEA y otros organismos, como la Corte Penal Internacional, aportó pruebas de la presencia de los grupos armados en la frontera protegidos por Ecuador y de sus actividades armadas, de narcotráfico y contrabando de armas, hacia territorio colombiano.

Es de resaltar que el seguimiento que hiciera Colombia sobre Reyes en Ecuador, se remontó a dos años antes de que, el entonces presidente, Álvaro Uribe, tomase la decisión de atacar el campamento.

El experto en temas de terrorismo y crimen organizado, Bayardo Ramírez Monagas, ha sostenido que estamos en un mundo en donde los ejércitos ya no pelean sólo contra los ejércitos, sino contra las amenazas. Se trata de un mundo globalizado en donde la delincuencia organizada y el terrorismo internacional también se globalizaron como aparatos de poder y como estados paralelos.

Consultado por el ataque al campamento de las FARC en aquel momento, para El Universal, Ramírez Monagas explicó: “Nos encontramos en un mundo donde la soberanía territorial, si bien es cierto que hay que respetarla, ella no debe ser sólo territorial porque el terrorismo y la delincuencia organizada actúan en el hiperespacio, utilizan el sistema financiero globalizado y establecen alianzas políticas y económicas extraterritoriales que incluyen a gobiernos que por intereses ideológicos y económicos, comparten objetivos comunes con el terrorismo”.

La alianza guerrillera

Desde los primeros años de su mandato, Hugo Chávez manifestó abiertamente su simpatía con la guerrilla colombiana y estableció una alianza que se concretó en proyectos comunes. Todo ello quedó evidenciado en declaraciones, acuerdos, y acciones en función de un proyecto geopolítico que llevará al poder en Colombia a los jefes del grupo armado.

Pocos días después del ataque y la confirmación de la muerte del jefe guerrillero, el entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, le rindió un homenaje póstumo a Reyes, considerado como uno de los guerrilleros más violentos de Colombia. “Reyes era uno de los hombres considerados más duros de las FARC” señalaban los medios colombianos, y al momento del ataque al campamento, las FARC mantenían cautivas aproximadamente a 2.000 personas, incluidos más de 40 políticos, militares, policías y tres estadounidenses, cuya liberación condicionaban a un intercambio por unos 500 rebeldes presos en las cárceles colombianas, en una proyecto de pacificación que se trabajaba con el apoyo de Chávez desde Venezuela.

De manera que por más que se descalifiquen las pruebas o evidencias de esa complicidad con Márquez, quien fue uno de los jefes guerrilleros, recibido en Miraflores y arquitecto de la alianza venezolana con las FARC, la cadena de hechos confirman la estrecha relación que existió desde los inicios de la revolución bolivariana. Quedaría en el aire responder a dos situaciones hipotéticas: una es si realmente se están estableciendo campamentos en territorio venezolano y dos, qué haría Colombia y la comunidad democrática internacional con esa información.

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