Opinión

Mamarracho continental

Según números del periodista e historiador Eliezer Pérez Pérez, Venezuela tiene ya 18 partidos consecutivos sin una victoria en Copa Libertadores. Los números son fríos y contundentes, nadie los puede discutir; lo que sí vale la pena repasar es el desempeño durante cada juego de los representantes criollos y algunas razones del bochorno actual para darnos cuenta que, como dicen en el sur del continente, estamos al horno.

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(Deportivo Táchira)

Comienzo por el Deportivo Táchira, usted sabe, por aquello de la jerarquía y la historia. Según el periodista Alfredo Coronís, Daniel Farías, entrenador del equipo atigrado, expresó apenas terminó el encuentro ante Racing Club de Avellaneda, que se iban de la Copa satisfechos. Uno entiende que la clasificación a la etapa de grupos desde el repechaje era algo para celebrar; hasta este año, ningún venezolano lo había conseguido. Pero esa alegría no podía extenderse más que un par de días, salvo que el verdadero objetivo de un equipo que tiene a Alan Liebeskind, Javier López, Wilker Ángel, Yohandry Orozco, César González, Gelmín Rivas, Jorge Rojas, Yuber Mosquera, Pablo Olivera y pare usted de contar, fuese simplemente obtener los 900 mil dólares que entrega CONMEBOL por disputar la fase de grupos. De ser así, y si realmente se creen las palabras del entrenador Farías -«para nuestro país es imposible competir; nuestro país tiene la décima economía de Suramérica”- mejor váyanse todos a montar una vende y paga, y dejen el fútbol para quienes sí se creen capaces de vencer obstáculos, como lo han hecho recientemente Richard Páez, Noel Sanvicente y el mismo César Farías.

¿Qué decir de Mineros de Guayana? Mi admirado Diego Latorre, jugador elegante e inteligente si los hubo, es recordado, entre muchas cosas, por haber comparado a su Boca Juniors con un cabaret. No quiero imaginarme que pensaría «Gambetita» si conociera lo que ha vivido el equipo negriazul desde que comenzó la pretemporada, allá por Junio de 2014. Mineros, o alguno de sus directivos, saboteó aquella etapa negando hasta el jabón para lavar la ropa, y no contentos con ello, echaron a Páez para sustituirlo por un entrenador que nunca conectó con la plantilla, se sintió superior a los jugadores y no poseía la ascendencia ni la trayectoria suficiente para comandar un proyecto tan ambicioso. Hoy, Mineros trata de encontrar un nuevo rumbo sin que las sospechas y la incertidumbre abandonen un barco que con el Doctor navegaba en paz y tranquilidad.

Zamora personifica quizá el peor de los golpes, y mire que este semestre han sido muchos y muy fuertes. El equipo llanero parecía encaminado a un futuro brillante como institución, y con esto no me refiero a los trofeos -este semestre puede volver a ganar un Clausura- sino a lo institucional. Se fue Noel Sanvicente y esto ha abierto las puertas a la relajación y el incumplimiento de viejas promesas. Según el periodista Luis Edgardo Aguilar, lo que usted verá a continuación es la cancha que en Junio de 2013 Noel Sanvicente exigió para diciembre de ese año: https://www.facebook.com/luisedgardoaguilar/posts/10205549749159095

¿Desidia? No lo sé, pero si después de vender jugadores al extranjero (Falcón y Ramírez) y participar en dos Copas Libertadores, aún no terminan esta obra, prepárese amigo mío, porque esa construcción va a ritmo de CAR (o CNAR, para honrar al último contribuyente).

Así es este fútbol y así es este país: una caja sin fondo en la que hay millones de excusas, todas listas para ser usadas según la ocasión. No importa que antes, con menos herramientas y recursos, se compitiera mejor, porque acá lo que importa es el negocio de la clandestinidad, la payasada, el amiguismo, el silencio y quien sabe si la multipropiedad. Paso a paso, señores, aún hay mucho dinero por repartir y demasiado desmemoriado por engañar.

Pobre fútbol; pobre país.

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