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María Magdalena: El Evangelio del Times Up

Los hipster reescriben la biblia, preñados de buenas intenciones. “María Magdalena” sería la respuesta del Me To a la “Pasión de Cristo” del misógino Mel Gibson.

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TEXTO: SERGIO MORENO MONSALVE | FOTOGRAFÍA: UNIVERSAL PICTURES

La película adapta la nueva línea editorial del Vaticano frente a la imagen de la otrora prostituta de la ortodoxia religiosa, al considerarla “apóstol de apósteles”.
Si Mario Vargas Llosa viera la película, la condenaría a su inquisición personal. Para el autor de “La Fiesta del Chivo”, las versiones del feminismo encubren una campaña de censura y corrección política.
Jean Baudrillard, el polémico sociólogo francés, le daría la razón a su némesis intelectual. En un giro irónico de la historia, ambos coincidieron en denostar del ánimo revisionista de nuestra época puritana.
Sobre todo, el autor de “Las Estrategias Fatales” dedicó su obra a fustigar la doble moral y la hipocresía de los encargados de blanquear y esterilizar la memoria colectiva, para compensar los cargos de la mala conciencia de occidente.
Por igual, los pensadores de España fruncen el ceño ante la pretensión de establecer un código parental para el consumo de cualquier producto cultural.
Según los iconoclastas ibéricos, la nueva reacción conservadora nos infantiliza, creyendo protegernos de los contagios de la realidad del pasado, cuando Magdalena, por ejemplo, era vista por Hollywood como una meretriz culposa. Caso de la contribución de Mónica Bellucci al límite de la sugestión erótica.
Asi, “María Magdalena” moderniza y actualiza el relato de los evangelios clásicos de la industria audiovisual, cambiando la perspectiva del tradicional argumento mesiánico.
La narrativa del guion se centra en la mirada de la protagonista, interpretada por una angelical Rooney Mara, mientras descubre el irresistible ascenso del “hijo De Dios”, reencarnado por un Joaquin Phoenix de barba cerrada y porte de líder de una comuna hippie.
En la cinta, la estrella ríe, alucina y proclama soflamas encendidas contra los mercaderes del templo. Mi amigo John Manuel Silva, un libertario irredento, se persignaría delante de semejante alarde de marxismo cultural.
A la profesora Malena Ferrer, el perfomance del actor le parece un guiño cínico a su papel autobiográfico en “I’m Still Here”, falso documental o reportaje apócrifo dirigido por Cassey Afleck, uno de los tantos acusados por las denuncias de abuso sexual.
Más de uno gozará semiotizando las relaciones paradójicas envueltas a lo largo del filme.
No en balde, “La Chica del Dragón Tatuado” es ahora una especie de santa, de joven fugada de un hogar machista, cual gruppie de una banda de rebeldes con causa. Suerte de variante de “Almost Famoust” en el tiempo de los férreos controles de un corrompido imperio romano. Puede usted regodearse en las infinitas relaciones entre el despotismo de ayer y el de hoy. En la comparación, siempre pierde la satánica dictadura chavista.
Las acciones del argumento son harto conocidas.
Cero alerta de spoiler, cero amago de transgresión en la nota blasmefa de “De la última tentación de Cristo”, con Williem Defoe vinculado sentimentalmente a Bárbara Hershey.
En “María Magdalena”, el ciego recupera la vista, judas traiciona y se cuelga, se cumple la profecía del avance sobre Jerusalem, hasta suceder los dramas del calvario y la posterior resurrección.
El auténtico milagro radica en dotar al plot de una puesta en escena no solo consistente, sino bendecida por una ejecución hipnótica, producto de una estilizada combinación de efectos sensoriales.
Fiel a los requerimientos del presente, la cámara flota y registra los conflictos de los personajes, quienes exponen las raíces del subtexto.
El slow motion, los primeros planos, las tomas subjetivas y los ángulos holandeses enfatizan el enfoque místico del mesías, en su descenso a los infiernos de los explotadores de la miseria ajena.
Joaquin súper star enfrenta a los vendedores de falsas indulgencias, y por su arrebato, debe asumir el costo de la última cena.
La película le planta cara a los múltiples estafadores, fantasmas y populistas del período Trump.
El rol de Pedro recae en el Chiwetel Ejiofor de “12 años de Esclavitud”. Curiosamente, al emblema del cine Obama también lo cuestionan, por ser uno de los más enconados adversarios y oponentes de la mártir.
“María Magdalena” no logra compatibilizar con los juegos de tronos de los apóstoles y emprende su camino en solitario, como una Dayneris triunfante y dispuesta a propagar su prédica antimachista.
La película le hace justicia. Debe enmarcarse en el podio de las adaptaciones crísticas del milenio, gracias al esmero de su ejercicio de refrescamiento. Ignoro si gustará a todos. Últimamente, las películas religiosas tienen un desempeño discreto en taquilla.]]>

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