Espectáculos

María Teresa Chacín también piensa demasiado en irse de Venezuela / Entrevista

Uno de los referentes de la música popular venezolana está de gira de presentaciones por Estados Unidos para la diáspora venezolana. Cree que desde afuera se le haría más expedito cantarle a los venezolanos que se fueron y a los que se quedaron. Tiene seis décadas en los escenarios, un premio Grammy Latino y 50 discos en su haber.

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Como acostumbra hacer todos los años, María Teresa Chacín se encuentra haciendo una gira por diferentes ciudades de los Estados Unidos, en donde la vasta comunidad de venezolanos que forman parte de la diáspora residente en ese país, suele llenar todas y cada una de sus presentaciones.

Incansable luchadora por la libertad de Venezuela, la cantante hasta ahora había rehusado irse, como lo han hecho no pocos colegas suyos de diferentes disciplinas artísticas. Sin embargo, ahora dice que lo está pensando. Y en ello privan varias razones.

Sus dos hijos y sus nietos viven en aquel país y cada vez extraña más estar con ellos. Hay otra razón que para ella también muy importante: desde allá tendrá menos limitaciones para llevar su canto a sus compatriotas, tanto a los que viven fuera, como los que quedan dentro de nuestro país.

Próxima a cumplir 60 años de fructífera y exitosa carrera artística, rememora en entrevista para El Estímulo los que considera son los hitos más importantes de su carrera.

-En estas seis décadas me han pasado tantas cosas hermosas e importantes, que comenzaron, como integrante del Orfeón de la Universidad Central de Venezuela, en el Festival Mundial de Coros, celebrado 1965 en el Lincoln Center de Nueva York. Fue algo muy hermoso. Era la primera vez que salía del país. Hacía apenas tres años que caminaba profesionalmente de la mano de Chelique Sarabia, mi descubridor.

María Teresa Chacín posa en su casa con el Grammy Latino que ganó en 2012. Foto: archivo familiar

Rock, balada y bossa nova

En esa época no cultivaba aún la música venezolana, pues a sus 17 años recién cumplidos cantaba baladas, rock y bossa nova.

-Me influyó mucho el haber estado en Club Musical, el programa juvenil que Radio Caracas Televisión transmitía todos los días a las 6 de la tarde, producido por Chelique Sarabia. Yo tenía en aquel momento 17 años y ya había aparecido por primera vez en TV un año antes, en El Show de Víctor Saume.

-Me encantaba esa música, muy rica y variada. Chelique me hizo varias versiones en español de las canciones famosas de la época, El bote que remo, Ciudad solitaria, Release Me y cosas así, e incluso Hugo Blanco me escribió la versión de The More I See You, que titulamos en español Poquito a poco. En Club Musical estaban también Los Impala, Cherry Navarro, Los Supersónicos y Henry Stephen, entre otros.

Una rockera en gira

-Andábamos todos juntos haciendo giras por Venezuela los fines de semana, con Chelique y su grupo y Los Impala respaldándonos musicalmente. En esos recorridos animaban Guillermito González, Toco Gómez y Napoleón Deffitt. Ellos también hacían los segmentos cómicos. Eventualmente participaba José Luis Rodríguez, que ya se había separado del quinteto Los Zeppy e incursionaba como solista, antes de formar parte de la Billo’s Caracas Boys. Hice varios conciertos como rockera y eso me encantó. Es una etapa de mi carrera que nunca olvidaré.

-Teníamos un apreciable respaldo de gente valiosa e importante que nos impulsó muchísimo: Renny, Chelique, Radio Caracas Televisión, el canal que nos dio la primera oportunidad, En esos primeros años las emisoras estaban esperando qué iban a componer Chelique, Hugo Blanco y otros autores e intérpretes emergentes de entonces, para radiarlo. Eso fue definitivo y un estímulo muy grande para todos.

-Ya en esos años mi predilección por la música venezolana era patente. Lo que hacía era que al final de cada long play que grababa aparecía una composición de un autor nacional, cantada por mí, temas como Doña Cuatricentenaria y Sueños de una niña grande, de Aldemaro Romero, o Compae Facundo, de Moisés Moleiro.

María Teresa Chacín contaba 16 años cuando la descubrió el maestro Chelique Sarabia.

La Voz de Oro marcó el cambio

Siempre en esa meta de dedicarme a difundir nuestros ritmos, en 1970, cuando me gradúo de psicóloga, fui a competir en el Festival de la Voz de Oro, en Barquisimeto, con La paraulata, de Juan Vicente Torrealba, la canción que me introdujo, a partir de allí, definitivamente en el género. De esa época es también Pasillaneando, que había sido grabada cuatro años antes por Antonio Heredia y no pasó nada, hasta que la grabé y la pegué.

-Me ganaba todos los premios en el rubro de mejor cantante de música venezolana, de la misma manera que Alí Khan no tenía competencia y también se los ganaba como narrador hípico y Joselo como cómico. Siempre nos veíamos en las entregas de premios y nos echábamos broma por eso.

-En ese transcurrir, en 1976 hice el disco Ahora, con Armando Manzanero y empecé a hacer alternadamente un disco venezolano y luego uno romántico. Más adelante hice el elepé de Algo Contigo, con arreglos y dirección musical de Aníbal Abreu. Esa canción, del argentino Chico Novarro, me pareció sencillamente fuera de serie cuando la escuché por primera vez. Luego pasaría a formar parte de mi repertorio obligado.

-Siempre digo que la música venezolana también es romántica, es como una sola inspiración, aunque a veces sean sensaciones diferentes cuando se trata de un pajarillo o una tonada, que son aires maravillosos y sin parangón. Creo, y cada vez estoy más convencida de ello, que la música venezolana es un pasaporte al éxito. Cuando el mundo nos conozca verdaderamente va a temblar, pero de admiración, porque esta música nuestra es tan bella, tan completa, es increíble. Podemos equiparar nuestra música con las mejores del mundo.

Aldemaro y Simón

-Es un privilegio, un orgullo muy grande haber compartido con Simón Díaz y Aldemaro Romero, dos compositores que han estado íntimamente ligados a mi carrera. Simón, antes de Aldemaro, me daba todas las canciones que hacía para que las estrenara. Después nos contrataban para trabajar juntos en presentaciones personales y estuvimos muchos años en eso. La última vez que canté con él fue inaugurando un salón del Hotel Intercontinental, en Puerto Ordaz, que tenía una enorme ventana donde se podía ver el salto de Cachamay. Era toda una inspiración observarlo a él desde allí mientras cantaba sus tonadas.

– Con Aldemaro también tuve una suerte muy grande. Enrique Lander, presidente del Banco Hipotecario Venezolano, un hombre muy musical que tocaba piano bellísimo, quería editar un disco corporativo conmigo para sus clientes. El me admiraba mucho y me pidió que le dijera con quién me gustaría grabarlo y en qué lugar del mundo. Yo le dije que con Aldemaro Romero y la Sinfónica de Londres. Para mi sorpresa, aceptó y lo aprobó de inmediato.

-Todo sucedió como en una película. Cuando grabé con Alí Agüero el disco Mi querencia, donde incluí De repente, le mandé a Aldemaro una cinta con Toco Gómez, porque él iba para España, donde vivía Romero en ese momento. A él le encantó el disco y me hizo una carta donde me decía que deseaba hacer un álbum. A los dos meses vino la propuesta de Enrique Planchart y nos pusimos a trabajar.

Una alianza indisoluble

El resultado fue el que muchos conocedores consideran uno los álbumes más importantes de todos los tiempos en la discografía venezolana, realizado en 1975, en el cual aparecen, en onda sinfónica, varios temas venezolanos, como El arreo, Golpe y estribillo, Mi querencia, Campesina y Pajarillo. Además están varias canciones de Aldemaro, como Así eres tú, Calor, Tu y yo formamos una multitud, Poco a poco, Tema de amor y Quinta Anauco. Todos estos temas pasarían a formar parte del repertorio fundamental de María Teresa.

También bajo la dirección de Aldemaro y con la Filarmónica de Londres, hizo otro álbum, casi simultáneamente, de canciones latinoamericanas. En este trabajo aparecían El catire y Toma lo que te ofrecí, dos de las creaciones más celebradas del compositor carabobeño en la voz de María Teresa.

A partir de allí, la yunta artística entre ambos se hizo indisoluble, pues la cantante no sólo continuó interpretando a través de los años otras canciones de él, sino también temas en ritmo Onda Nueva creados por otros compositores, como Rubén Fuentes, Alí Agüero y Carlos Moreán.

Encuentro con Manzanero

Luego de grabar con Aldemaro en Londres, donde estuvieron tres meses, el compositor le dio un disco al compositor mexicano Rubén Fuentes (autor de La Bikina), que era su compadre, y Fuentes se la hizo oír a Armando Manzanero, su vecino en Ciudad de México.

-Manzanero se enamoró tanto de ese disco, que una madrugada me llamó y me dio una serenata por teléfono para decirme que le gustaría grabar un álbum de canciones suyas conmigo. Y yo feliz, emocionadísima. Hasta ese momento no lo conocía personalmente. Lo vine a conocer cuando grabamos el disco en Caracas poco después.

En enero de 1977, el Palacio de la Música lanza el elepé Ahora María Teresa Chacín interpreta a Manzanero, donde la intérprete versionó o estrenó nueve temas del compositor azteca -Me Olvidé, Déjame sola, Yo te recuerdo, De vez en cuando (a dúo con el músico), Te extraño, Yo, Mi adiós, No y Nace el sol-. Además hubo un tema compuesto especialmente para ella, de título Ahora, un éxito radial que, como los de Aldemaro Romero ya mencionados, se convirtió en indispensable dentro del repertorio de la venezolana.

El embrujo de una canción

-Lo que me gusta mucho de mi carrera es que cuando me llega una canción por primera vez me conecto rápidamente con ella, como Pasillaneando en 1970, Romance en el año 73 y Mi querencia en el 74. Fueron preámbulos del impacto que me causaron en 1975 las del disco con Aldemaro y la Sinfónica de Londres, las que Manzanero hizo para mí y las que Chelique escogió para el elepé de 1983 En este país. Esa es otra canción que nunca dejo de interpretar, ya que es una especie de himno para mis seguidores. Todas las de esta grabación eran de Chelique, menos dos: El raspao, de Henry Martínez y la Tonada del cabestrero, de Simón Díaz, en una versión preciosa de voces que hizo Alí Agüero, con quien he hecho la mayoría de mis discos.

Televisión, un valioso trampolín

Además de los conciertos, las giras nacionales e internacionales, así como la grabación de su extensa discografía, que sobrepasa los 50 discos grabados en formatos de elepé y CD, la televisión le ha resultado un trampolín importante. No solamente para dar a conocer sus canciones, sino también para difundir las de otros valores de la música, tanto de Venezuela como de Latinoamérica.

-Yo tuve dos programas de televisión. Primero fue Siempre María Teresa, que en los 80 tuve durante un año en VTV. Después me fui para Radio Caracas Televisión y al tiempo retorné al Canal 8. En Siempre María Teresa hice especiales con Armando Manzanero, el maestro Luis Laguna y Héctor Murga, entre mucha gente relevante que pasó por allí.

-Al regresar al Canal 8, hice María Teresa y sus amigos, cuando todavía le decían “El canal de todos los venezolanos”. Allí estuve seis años, hasta los comienzos del gobierno chavista, cuando empezaron a decir que no podía grabar como lo venía haciendo, porque intempestivamente necesitaban los micrófonos o los estudios para las cadenas de Chávez y los Aló Presidente. Finalmente tuve que irme de VTV porque no podía seguir trabajando allí, de la misma manera que también lo hizo Simón Díaz, todo un baluarte del canal.

Venezuela en clave musical

-A mi programa los músicos venían por sus propios medios, de todas partes del país, eran agrupaciones maravillosas, como Cataco, de Ciudad Bolívar, y nuevos valores como el Pollo Brito y Huáscar Barradas, además de emblemas de nuestra música, como Aldemaro, Simón, Magdalena Sánchez, Alirio Díaz y Rafael Montaño. Por allí pasó también el compositor mexicano Roberto Cantoral, autor de La barca y El reloj. Otro que estuvo fue Ariel Ramírez, el compositor de Alfonsina y el mar, junto con Félix Luna, quien reveló que a pesar de haber venido varias veces nunca había estado en la televisión venezolana. Increíble, pero cierto.

Carátula del disco que grabó con Aldemaro Romero y la Filarmónica de Londres

De cómo la TV mató a la música

En este marco, es interesante resaltar cómo fueron cambiando progresivamente muchas cosas, que conspiraron contra la difusión de la música en la pequeña pantalla. La cantante lo atribuye a concepciones gerenciales erróneas.

-Antes cada canal tenía su musical, y como consecuencia de ello su propia orquesta. En aquel entonces se esforzaban en hacer televisión de calidad, como en ninguna parte, pues había que ver lo que se hacía, por ejemplo, en los canales latinos de Estados Unidos, para darse cuenta de que no tenían ni la calidad ni la relevancia de lo que hacíamos aquí.

-En ese cambio para mal tuvieron que ver algunas personas que llegaron como ejecutivos a la televisión con criterios tan absurdos como: ¿para qué se le va a pagar al cantante, si el cantante se hace promoción con su trabajo? Y lo mismo con los músicos. Esto marcó el comienzo del fin de los musicales en TV y que un baluarte de estas producciones, como Renny Ottolina, renunciara a seguir en el medio. La última vez que estuve compartiendo con él fue en una entrega del Meridiano de Oro, y él me decía: “Mira que cursi y de mal gusto esos decorados, que producción tan descuidada, por eso yo no tengo cabida aquí”. Fue la última vez que lo vi.

Nieta inspiradora

A mediados de 2011, María Teresa comenzó a grabar Canta cuentos, el primer disco infantil de su carrera. Su fuente de inspiración fue Marianne, su nieta, primogénita de Mariaté, su hija mayor.

-Una de mis grandes emociones fue verla nacer. Imagínate, mi primera nieta. Entré al parto, porque su papá no estaba en ese momento. Siempre tuve la idea de hacer el disco infantil, pero este acontecimiento me impulsó a llevarlo a la realidad, sobre todo cuando la veía en el Baby Gym, moviéndose al compás de la música que le ponían, entre las que figuraban algunas canciones de rocanrol de los años 60, que era la de mis comienzos. Por eso digo que Marianne es la “coproductora” de esa grabación.

También, al decir de la orgullosa abuela, significó “el debut discográfico” de la niña. Con apenas 10 meses de edad, “todo un record Guinnes” y aún sin hablar bien todavía, pronunció un sonoro ¡No!, que formaba parte del estribillo de Quítate la franelita, uno de los temas de Canta cuentos.

Como broche de oro, hay que decir que el 15 de noviembre de ese mismo año 2012, María Teresa recibió en Las Vegas el premio Grammy Latino por este álbum, en el rubro de Mejor Disco de Música Infantil. En cuanto a Marianne, hoy día, con 8 años de edad y residente con sus padres en Estados Unidos, ha comenzado a desarrollar su vocación participando en musicales escolares y en otros eventos. En ellos pone de manifiesto sus cualidades vocales, heredadas de su abuela, y ya forma parte también de una distinguida dinastía artística.

“Trabajaría mejor afuera”

-¿Por qué no se ha ido de Venezuela, como han hecho otros artistas en estos años tan difíciles?

-Esa es una buena pregunta, que me hacía siempre Manzanero, diciéndome que yo podría hacer mucho más cosas afuera porque, para empezar, es más sencillo viajar por todo el mundo si no estás aquí, con todas las limitaciones que han venido surgiendo estos años. Y eso lo estamos pensando, porque no puede ser que uno encuentre tantos tropiezos para llevar su trabajo, su canto, que es para todos los venezolanos, con las limitaciones de ahora. Creo que desde afuera lo podría hacer mejor, porque le cantaría también a la diáspora.

-Hay casi seis millones de venezolanos fuera de nuestro país, eso no ha parado. Y hay una canción que acabo de grabar, a dúo con mi hijo Simón Eduardo, que estrené en esta gira que realizo por Estados Unidos, que tiene que ver con eso. Se titula Sin Fronteras y desde que la escuché vez me cautivó y me movió las emociones. Este tema me lo mandó Reinaldo Armas y lo escribió un compositor llanero, muy humilde, llamado Enrique Belisario. Él está residenciado en Bogotá con su hija, que también es cantante y quiere que yo la grabe con ella, lo que me daría mucho gusto. La canción es sencillita. La letra no tiene nada de rebuscada, pero dentro de su simplicidad habla de tantas cosas que nos tocan en nuestra alma, que la hacen profundamente trascendente.

-En los espectáculos en Estados Unidos voy a arrancar con Sin fronteras y luego cantaré las canciones que la gente desea escuchar. Básicamente es eso. Son tantas las canciones que la gente quiere escuchar. Cuando digo esto, me acuerdo de Celia Cruz. Ella me decía: “Nosotros, los cantantes, siempre queremos estar estrenando, haciendo discos nuevos y la gente lo que quiere escuchar son las canciones de siempre”.

Un llamativo proyecto

En cuanto a otros proyectos por venir, la cantante revela que el guitarrista, productor y DJ José Luis “Cheo” Pardo, ex integrante y fundador de Los Amigos Invisibles, la contactó para que participara como parte de su proyecto de regrabar piezas emblemáticas del repertorio latinoamericano.

-Cheo Me llamó hace días para proponerme que quería hacer conmigo una recreación de Ciudad solitaria, un éxito de los 60 en Europa, que entre otros artistas versionó Mina y que yo grabé en español en uno de mis discos de aquellos años. Estoy pendiente de hacer esto. Supongo que estará en la misma sintonía, aunque con otras características, de lo que hice con Desorden Público en 2018. Ese año grabé una muy particular versión del aguinaldo A ti te cantamos. Ese experimento me encantó y que para mí fue una experiencia gratificante.

-¿Algo vital que se haya perdido de la Venezuela de antes?

-Que nos cuesta mucho comunicarnos. Que nosotros, los que estamos resistiendo, no aceptamos que nos quiten nada. Es que no nos parecemos de ninguna manera a los que dicen que son venezolanos y nos están mandando. Eso es lo que tenemos que rescatar. Yo lo que hago en mis presentaciones es resaltar todas las cosas bellas que hemos tenido siempre. Porque yo no puedo hacer más. Ya no puedo, como al principio, cuando me iba por toda Caracas en todas las marchas. Ya no tengo esa fuerza. Pero sí la tengo para continuar cantando y seguir adelante haciendo lo que debo hacer. Porque cada quien debe hacer lo que sabe para lograr algún día lo que estamos buscando con nuestra lucha y así poder vencer.

Con Óscar de León, un artista en esencia versátil.

Chelique Sarabia: “Una cantante siempre vigente”

Su descubridor artístico, Chelique Sarabia, explica cómo fueron los años iniciales de María Teresa bajo su dirección, así como su posterior desarrollo a lo largo de su carrera de casi seis décadas:

“La historia de María Teresa comienza cuando ella estudiaba en el liceo Aplicación. Su hermana, Rosa Virginia, era cantante de mi conjunto, pero ella se casó y se fue a vivir con su esposo a los Estados Unidos. Quedé con un contrato con El Palacio de la Música para dos discos al año. Tenía en cartera a Cherry Navarro, pero quería hacer algo más variado, con dos voces. Por eso le propuse a María Teresa participar en ese álbum, que se llamó Chelimanías. En él disco finalmente hubo 5 canciones con Cherry, 5 con María Teresa y 2 con Mr. Calipso, un personaje de acento trinitario que me inventé yo mismo para cantar.

Ese disco sirvió de portaviones para el lanzamiento de Cherry y María Teresa. Ella en el próximo disco, ya como solista, titulado Quisiera preguntar, cantó su primer tema venezolano: El piragüero. Allí fue perfilando su estilo y ya nunca más dejó la música. Yo me siento muy orgulloso de su carrera. María Teresa estaba embalada en sus estudios y al principio creo que no se había planteado tomarse profesionalmente lo del canto. Las voces de ella y su hermana tienen el mismo metal, pero mientras la de Rosa Virginia era eminentemente romántica, la de María Teresa tenía mucho más registro y garra.

Para diferenciarla de Rosa Virginia, la pusimos a hacer versiones en español, con letras adaptadas por mí, de éxitos juveniles internacionales, pues era la época de Club Musical, un programa juvenil que hacíamos en Radio Caracas Televisión. En esa onda también le escribí algunos temas originales y creo que uno de los mejores que le hice fue Nada, nada.

Su incursión de lleno en la música venezolana se produjo en 1970, con el elepé La paraulata, que grabó con Juan Vicente Torrealba. Ya en esta etapa le produje el álbum En este país, otra de las canciones mías que mejor interpreta.

La de María Teresa ha sido una carrera importante, que ella se tomó con mucha seriedad. Fíjate si fue así, que en estos casi 60 años de carrera aún se mantiene vigente. Se ganó un Grammy, que no fue de regalo, sino ganado en buena lid, como premio a su esfuerzo por mantenerse al día en su oficio. Hemos seguido muy cercanos toda la vida”, recapitula Sarabia.

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