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Marvel y Sony crearon un simbionte llamado "Venom: Habrá matanza"

Más allá de lo que pueda decirse sobre los fallos de "Venom: Let There Be Carnage" la película tiene un efecto fulminante entre los aficionados al universo de Marvel: abre puertas, siembra interrogantes, genera expectativas. La dupla empresarial muestra sus habilidades aquí

"Venom: Habrá matanza"
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Hace dos años, los fanáticos de Spider Man contuvieron la respiración cuando se hizo el anuncio de la ruptura entre Sony y Marvel. ¿El motivo? El célebre “Don Dinero”. Sony acusó a Marvel de que el contrato suscrito entre ambos estudios no abarcaba el resonante éxito de las películas de la más reciente trilogía. El exiguo 5% de ganancias en bruto que le correspondía a Sony, no tenía parangón con los fenómenos en taquilla que Marvel había creado alrededor del trepamuros de Nueva York. De modo que llegó el inevitable drama: un pleito legal, la cancelación de cualquier posible proyecto entre Marvel y Sony, además de lo que parecía el final de una rentable franquicia.

Pero poco después, el impasse pareció resolverse de manera privada y provechosa para ambas partes. De nuevo, “Don Dinero”. Sony se mostró conforme con el nuevo porcentaje de ganancia que le brindaría su personaje en el mundo Marvel y movió con cuidado los hilos para un acuerdo que incluía al menos una aparición más y un futuro que podría beneficiar a ambas compañías. Pero por entonces, hubo poca información. Eso, a pesar de que Kevin Feige, cabeza suprema de Marvel y artífice del éxito de la franquicia dejó entrever para Variety una pequeña promesa: “Nadie sabe qué puede ocurrir en adelante”.

La enigmática frase acaba de hacerse realidad con “Venom: Habrá matanza” de Andy Serkis. Sin ser la mejor película del universo superheroico (está muy lejos de serlo), y mucho menos, tener mucho que aportar al género, acaba de convertirse en un punto capital de lo que sea que ocurrirá en el gran evento cinematográfico Marvelita de diciembre. “Spider-Man: No Way Home” llega con la promesa de sacudir los cimientos de Marvel, mostrar los alcances del multiverso y comprender el poder (el real) de unir las fuerzas de dos estudios en posesión del material de licencias más costoso de la actualidad.

Mientras que Disney puede presumir -y lo hace- de haber logrado unificar -al menos en papel- el mundo de los superhéroes con la compra de FOX, Sony todavía puede retar al gigante. El famoso spiderverse sigue siendo parte de los activos más importantes del estudio y por lo visto, seguirá siéndolo durante un buen tiempo. O al menos mientras Disney maniobra alrededor de las leyes antimonopolio para dar un zarpazo y lograr comprar la historia del héroe más querido de Nueva York.

Pero eso no ocurre aun. Así que los estudios llegaron a una solución intermedia. Y esa fue la de crear el primer proyecto conjunto. Una película que demostró que había mucho que decir en ese trayecto hacia la unificación total de ambos universos. ¿Ocurrirá? ¿Es posible algo semejante? Lo único claro es lo básico: “Venom: Habrá matanza” («Venom: Let There Be Carnage») es mucho más que la secuela de un éxito de taquilla mediocre. Es la puerta abierta a los dos rostros de una criatura creada por Sony y Marvel.

Un simbionte por los hilos de una araña

“Venom: Habrá matanza”, de Andy Serkis, es una combinación de improbable comedia y cine de acción. La mezcla no resulta y termina por transformarse en un híbrido caótico sin verdadero atractivo. Tal pareciera que el director no logra encontrar el tono correcto en una película que carece de identidad, aunque su protagonista tenga dos caras. A medio camino entre lo burlón y lo estrafalario, Serkis falla al tratar de narrar -otra vez- al monstruo más ambiguo de Marvel.

En “Venom: Habrá matanza”, Eddie Brock (Tom Hardy) no es el único con dos rostros. Y no se trata solo de que el simbionte deba compartir escenario con Carnage/Cletus Kasady de Woody Harrelson. En un intento por crear una historia con varios niveles de duplicidad, el director Andy Serkis opta por convertir la película en dos visiones de lo mismo.

Por un lado, la vida de Brock como periodista y anfitrión de un ente alienígena con el que comparte cuerpo y mente. Por el otro, la violencia en estado puro de un asesino en serie. Kasady (Harrelson) es despiadado, cruel, pero tiene una debilidad. Una que Serkis aprovecha para abrir otra línea argumental hacia un lugar distinto.

"Venom: Habrá matanza"

Pero mientras la cámara sigue las piruetas imposibles de Venom y muestra el nacimiento de un Carnage doblemente aterrador, el guion se hunde en la incongruencia. Escenas que no llevan a ninguna parte, largos diálogos sin sentido que terminan por entrecruzarse con escenas de acción que rozan lo ridículo. Si el director de la primera entrega -Ruben Fleischer- intentó por todos los medios mostrar el poder aterrador de Venom sin lograrlo, Serkis comete y exagera sus errores.

La esperadísima batalla entre ambos simbiontes termina por convertirse en una sacudida extravagante entre dos fuerzas en teoría opuestas. Pero en realidad, ambos son la misma cosa. Si la intención de Serkis era jugar con la dualidad, no consigue otra cosa que amalgamar ambas criaturas.

Y lo hace sin que las historias de sus anfitriones sean algo más que un contexto aburrido para justificar la acción central. “Venom: Habrá matanza” termina por ser una historia de amor, mezclada con humor blando y acción digital. Nada predomina, nada destaca y nada resulta atractivo por sí mismo. Serkis falla y lo hace por olvidar que Venom es la suma de su imposibilidad para que algo le pueda definir.

La decepción más considerable es lo endeble de Carnage/Cletus Kasady, el villano de ocasión y uno de los personajes más violentos de Marvel. A su versión live action, el simbionte rojo llega convertido en una criatura trágica, tétrica y llena de dolores. La esperada conjunción entre el asesino en serie y el alienígena, resulta ser una historia de amor malograda.

De hecho, hay un ingrediente emocional que va y viene en Kasady, interpretado con soltura pero con límites evidentes por Harrelson. Por supuesto, el actor es lo suficientemente competente para crear a una criatura siniestra y fatídica. Pero Serkis, en un intento de sustentar un discurso en apariencia más profundo, desaprovecha la oportunidad de mostrar a Carnage en toda su crueldad.

Marvel une sus piezas

Lo más rescatable de “Venom: Habrá matanza” es que la película es el escenario que Marvel y Sony escogieron para unificar sus piezas. Hasta ahora, el único punto en común que la franquicia Venom protagonizada por Tom Hardy había tenido con Spider Man, fue una escena postcréditos.

“Venom: Habrá matanza” utiliza el mismo elemento sorpresa. Luego de un final en que el director Andy Serkis concluye su premisa de que Eddie y Venom acepten su ¿sociedad? como inevitable, ambos huyen de la ley. La travesía les lleva a una playa paradisíaca, donde ambos acuerdan continuar hacia “dónde sea que les lleve el mundo”.

Pero luego de los créditos, esa promesa adquiere un tinte nuevo. En una conversación casual, Eddie y Venom llega a un punto complicado de su relación. De pronto, el periodista cobra conciencia de que la mente del parásito que le habita es algo más que un ente individual. Que, de hecho, pertenece a una mente colmena. En otras palabras: de la misma manera que Carnage “nació” con todos los conocimientos necesarios, Venom está vinculado a un conocimiento más amplio. Uno, además, acumulado por cientos de experiencias de distintos seres en millones de lugares.

Y ahora viene lo interesante: además de eso, Venom menciona la palabra “universos”. No habla de lugares, sino de realidades, por lo que a partir de esa frase la escena adquiere una importancia considerable. “Todos tenemos un pasado, Eddie”, añade antes de hacerle una demostración rápida y aparentemente inofensiva de sus capacidades y poderes. La expresión del periodista cambia por completo y en lo que parece otro despliegue de los poderes del simbionte también el escenario. En medio de lo que sea que esté sucediendo hay un estallido de luz. El destello es sospechosamente similar al que se mostró en en trailer de “Spider-Man: No Way Home”.

A partir de aquí, todo es especulación y un nuevo camino ¿Es Venom el sexto siniestro en la lista de villanos de “Spider-Man: No Way Home”? Durante los últimos meses se había especulado acerca de la posibilidad, pero solo ahora resulta más cercana que nunca. Con la confirmación de Alfred Molina, Jamie Foxx y Willem Dafoe, los rumores sobre la reunión de villanos son imparables. Ahora, la escena post créditos de “Venom: Habrá matanza” ha dejado claro que Marvel y Sony están dispuestos a correr riesgos. Y de considerable envergadura

Para su escena final (y la ya famosa post créditos), es evidente que el simbionte preparó el camino para lo que sea aguarda por los personajes a futuro. Lo que sí es evidente, es que la película cumple su cometido: abrir puertas hacia otras regiones de Marvel. Y quizás eso sirva para disculpar todos sus errores.

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