Opinión

Más sobre la fecha de las elecciones

Será imposible que la historia no termine por reseñar que, en esta hora, justo en el momento en el cual todo indicaba que podían perder una consulta fundamental, los chavistas decidieron posponer todo lo posible la convocatoria a la fecha de las elecciones parlamentarias.

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En este contexto, el papel que están desempeñando 4 de los 5 de los rectores del Poder Electoral, encabezados por Tibisay Lucena, el prolongado silencio en torno a la celebración de la cita, la casi total ausencia de providencias e instrucciones típicas de estas consultas, puede producir un grave vacío que, en este contexto, por supuesto que compromete seriamente la paz de Venezuela.

Si en la Venezuela actual hay una grave crisis económica y un profundo malestar social; si la presión social y la depresión colectiva se palpan en todos los rincones, convocar a la fecha de esta cita, que es aguardada con notorio interés, incluso, por la comunidad latinoamericana, ponerle fecha oportuna a esta consulta sería lo procedente, lo responsable y ciudadano.

No hacerlo, por el contrario, no haberlo hecho cursando el 2015 su primera mitad, tiene que ser apreciado por todos como un gesto terriblemente perverso y malintencionado, que habla mucho sobre la dependencia política y el cariz instrumental de estas personas, particularmente de la propia Lucena, y de su completa irresponsabilidad y total indisposición a desanudar la tensiones que existen en el país.

Tibisay Lucena fue capaz de salir a un balcón a dar “autenticadas”, de forma prácticamente automática, un puñado de firmas de carácter chapucero, recogidas a toda prisa por el gobierno de Maduro en una desesperada operación propagandística en contra de Barack Obama. También alguna vez se apareció junto a sus compañeros de partido, portando un ridículo brazalete que pretendía emular la gesta golpista del 4 de febrero de 1992.

Hoy, entrando pronto en la segunda quincena de Junio, los venezolanos no saben cuando será una consulta en la cual se juega el sentido mismo de esta república, porque ni a Lucena ni al resto de los rectores del ente electoral les da la gana de hacer su trabajo correctamente. No sea que, en una de esas, el partido de gobierno tenga que andar perdiendo las elecciones.

Deberían meditar con algo más de cuidado el papel que están desempeñando no sólo Lucena, sino Socorro Hernández, Oblitas y D´Amelio sobre el nefasto papel que han venido desempeñando. Pero, sobre todo, el que parece que se disponen a jugar en este momento crítico.

El celo chavista que adorna el aura de estas señoras no debería colocarlas a espaldas del sentir popular. El retardo en la fecha de las parlamentarias es un síntoma muy descriptivo: además de malintencionado, luce trajinado desde el Poder Ejecutivo. Es un silencio que se parece mucho al de Nelson Merentes y el Banco Central de Venezuela, escondiendo las cifras de la economía venezolana. Habla a las claras de unas instituciones de cartón piedra.

Si en Venezuela llega a concretarse un fraude electoral, un fraude masivo, señora Lucena, el país se dará cuenta con mucha facilidad. La actitud ausente y evaporada de usted en estos meses va a poner a mucha gente capciosa, y usted será recordada como una funcionaria que, al no ser capaz de cumplir con su deber, por permitir que la presionaran, puso en jaque la paz de este país.

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