Venezuela

"Me estafaron buscando remdesivir para un familiar con covid"

Personas inescrupulosas se aprovechan de la preocupación de otros para engañarlos, ofrecerles un ansiado medicamento y al final, después del pago, no entregarlo. Una víctima cuenta cómo la estafaron, para que otros no caigan en lo mismo. Da todos los datos

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Imagen de portada: Alejandro Cremades

Una mañana de marzo, nos dieron la mala noticia: mi tío dio positivo para covid-19. Después de la evaluación médica nos advirtieron que necesitaba seis ampollas de remdesivir para continuar el tratamiento y no complicarse.

Enseguida empezamos a buscar las ampollas. Estábamos muy preocupados, porque la edad avanzada de mi tío lo hacía más vulnerable al virus. El primer impacto fue el alto precio de cada ampolla: entre 100 y 300 dólares cada una. El segundo obstáculo fue la lejanía: nosotros estábamos en Caracas y mi tío en El Tigre por lo que comprarlas en la capital y enviarlas se hacía complicado. En Venezuela no se pueden enviar medicamentos por correo y no sabíamos de nadie que viajara a esa ciudad.

Hicimos lo lógico: buscamos el remdesivir cerca de donde vive mi tío. Una de las cosas que hicimos fue colocar un servicio publico en un medio de comunicación nacional. Un amigo me dijo que tuviera cuidado porque, al poner la información, podían contactarnos estafadores. Esas palabras me quedaron en la cabeza…

Una llamada «amable»

Al poco tiempo de publicar el servicio público, me llamó un señor de tono amable y acento oriental. Parecía oriental, igual que mi tío. Me dijo que su padre había muerto de covid 10 días antes y que le habían sobrado ocho ampollas de remdesivir, que quería donar a quien lo necesitara. En el momento dudé y recordé las palabras de mi amigo.

Al señor le respondí que solo necesitábamos seis ampollas. Me contestó que igual «las donaba con gusto» y que lo único que necesitaba es que la fueran a buscar a Tucupita, «a unas 5 horas del El Tigre». Luego añadió que, si no podía conseguir quien las buscara, también podía dejarlas de paso pues iba a regresar a su casa, en otra ciudad, y podía pasar por El Tigre. Y luego añadió lo siguiente: «Tienes que avisarme rápido porque al terminar de almorzar, mi esposa y yo vamos a agarrar carretera». Allí saltó mi primera alarma pero no le hice mucho caso. Pensé que lo peor que podía pasar es que no entregara el remdesivir. Además, todo parecía natural y el señor, honesto y amable.

Allí empezó mi supuesta carrera contra el tiempo. Mi tío necesitaba pronto el tratamiento. Los médicos advirtieron que, como máximo, podía esperar un día para recibir el medicamento. Por lo que le dije al señor «Emmanuel Ferreño», como dijo que se llamaba, que aceptábamos su ayuda.

A comprar una cava

Siempre amable, el señor «Ferreño» me dice que lo único que necesitaba era comprar una cava y hielo seco para transportar el medicamento. Aquí es cuando ustedes, quienes me leen, dirán «pero si el remdesivir no se refrigera». Les cuento que yo pensé lo mismo y llamé a una amiga farmacéutica. Me aclaró que algunas versiones del medicamento se refrigeran. Al escuchar eso confié en el señor «Ferreño» y le dije que comprara la cava y el hielo seco. Debo decir que siempre mantuvo su voz dulce y actuaba comprensivo y empático.

Por supuesto que me dijo que no tenía suficientes bolívares para comprar lo requerido. Y me apuró más: «Los negocios están a punto de cerrar porque es semana radical, creo que no te voy a poder llevar la medicina, pero la puedo dejar en Tucupita si consigues que alguien los busque».

En ese momento comencé a suplicarle. Que necesitaba que las llevara porque yo no conseguía a nadie que fuera a Tucupita. Y que yo podía transferirle el dinero para comprar la cava y el hielo.

La verdad es que, cuando me dijo que no podía hacerme el favor de transportar el remdesivir, confié más en él.

La respuesta fue obvia: si hacía la transferencia rápido, él compraba la cava y llevaba la medicina. Pero que tenía que ser rápido, porque quería agarrar carretera temprano. Yo accedí a todo.

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Pues supuestamente el señor «Ferreño» fue a «un negocio de unos chinos» a comprar la cava. Desde allí me diría cuánto costaba para que le pasara el dinero.

Por Whatsapp me escribió que «solo había cavas plásticas». La idea inicial era comprar una de anime, que son más económicas. Enseguida me mandó la foto de una cava roja que marcaba 19 (dólares).

Le transferí por pago móvil al cambio del día, porque era la opción más rápida. Mientras hacía la transacción me presionaba diciendo que estaban a punto de cerrar el negocio.

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Tampoco es que soy tan ingenua. Busqué los datos de la cédula que me dio y vi que era de una mujer que vivía en Petare. Le pregunté y me dijo que era la cédula de su esposa que, como ya había dicho, estaba con él.

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El pago móvil con los datos de quien recibió el dinero

Luego le hice (supuestamente) el pago móvil para el hielo seco. El monto me lo dio cuando llegó al local. En ese entonces fueron 18.750.000 bolívares. Luego no me atendió más ni me devolvió las llamadas. Eso fue a la 1.30 pm.

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La cruda verdad

Unas horas más tarde, a las 5 pm, me llamaron de una fundación para donarme cuatro ampollas de remdesivir. Yo seguía confiando en el señor «Ferreño» (pensaba que no tenía señal) y le dije al médico que me llamó que ya me habían donado unas, y que solo estaba esperando que la persona llegara a la casa de mi tío.

Su respuesta me dejó helada: «aaaaaay, no me diga que cayó en la trampa. ¿Le mandaron una foto de una cava roja?».

Ahí supe que me habían estafado.

Decidí no aceptar esa última donación, que probablemente si era verdad, pero ya tenia miedo que me volvieran a engañar.

Sé que tuve muchas señales en las que pude darme cuenta que me estafarían pero creí que no debía pensar mal y desconfiar de las personas.

Esta nota la hice para alertar a otras personas y darles los números y nombres de las personas a las que les transferí. Esto es para que no les ocurra lo mismo, y al menos estén prevenidos.

Nota: el nombre de la persona que escribe esta nota está resguardado por su seguridad, pero El Estímulo revisó los documentos y comprobó que la denuncia es cierta.

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