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Medidas de Maduro, paños calientes y las propuestas de Marea Socialista

La superación de la impunidad, que el gobierno ni menciona, y la oposición tímidamente observa, a partir de la “Auditoría Pública y Ciudadana” contra el desfalco y fuga de capitales, las deudas ilícitas y la corrupción, sigue siendo un planteamiento potente que socava todas las estructuras de un Estado que no ha transformado su base rentista.

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El presidente Maduro ha señalado una serie de medidas económicas que lamentablemente no atienden el fondo del problema, sino que aspira a un “Dakazo 2” de efectos electorales, sin modificar en nada el problema de fondo: la cultura del rentismo petrolero y sus deformaciones en nuestra economía.

El PVP, exigir mayor eficiencia, “peinar la economía en 30 días”, volver a ilegalizar el dólar paralelo y exigir que se cumplan los controles que ya deberían cumplirse, son anuncios que junto al aumento del salario en 30% solo tienen un impacto inmediato cuando vemos que el presupuesto 2016 prevé una inflación de 60% (“deseable” para lo que parece venir, pero poco probable) y una duplicación en bolívares con respecto al presupuesto 2015 con un barril de petróleo a 40 dólares, un tercio menos que el año pasado.

“Paños calientes” en el marco de una lógica electoralista perversa que no nos permite arrancan con propuestas coherentes a la salida de la crisis. Sin embargo, ante esta realidad he visto con mucho interés la propuesta para la discusión de Marea Socialista, que muestra un avance sustancial ante propuestas formuladas el año pasado que ya no se adaptaban a la realidad del país hoy.

La superación de la impunidad, que el gobierno ni menciona, y la oposición tímidamente observa, a partir de la “Auditoría Pública y Ciudadana” contra el desfalco y fuga de capitales, las deudas ilícitas y la corrupción, sigue siendo un planteamiento potente que socava todas las estructuras de un Estado que no ha transformado su base rentista.

En ese marco, una postergación del pago de la deuda externa con base en una auditoría que permita ordenar las cuentas, y que permita disponer en lo inmediato de 12 mil millones de dólares para solventar parte de la crisis que vive el país, es quizá la propuesta más atrevida, pero que claramente podría definir quién debe terminar pagando la crisis, que hasta ahora son aquellos que viven de su trabajo.

Un presupuesta nacional en divisas, que permita la fiscalización real del gasto de nuestros ingresos, evitando el juego financiero y especulativo de la devaluación indirecta como instrumento para generar condiciones inorgánicas en nuestra economía, permitiría hacer una verdadera y definitiva contraloría social a nuestros recursos.

Es importante aclarar que esto no es dolarizar la economía, sino realizar cálculos reales con base a la fuente de recursos de nuestro país y que genera el 97% de nuestras divisas. Por otra parte, en los últimos anuncios, el Presidente Maduro anunciaba como todo un triunfo que la principal fuente de ingresos en bolívares al fisco es producto del pago de los impuestos y la recaudación, sin tomar en cuenta que para el presupuesto 2016 el 75% de estos ingresos los aportan quienes menos tienen, en el marco de una fórmula profundamente desigual con aquellos que son dueños de medios de producción, propietarios o son importadores.

El sistema tributario venezolano, centrado en el IVA y el impuesto a cigarrillos y licores, hace que el más pobre pague más impuestos que el que más tiene, por lo que una reforma al sistema tributario no sólo es urgente sino perentoria.

Por último, una cosa más de la propuesta de Marea Socialista que llama la atención, la necesidad de ajustar el salario a lo que dice la CRBV, y que hoy no se cumple: un salario mínimo acorde a la canasta básica, cosa que hoy esta no sólo más que distante, sino que es incalculable ya que no existen estadísticas oficiales sobre la canasta básica, violando cualquier principio constitucional básico en cuanto al derecho a tener acceso a la información oficial.

Sólo agregaría a estas propuestas tres elementos, una que se menciona pero que creo se debe hacer mayor énfasis, la cultura refrendaria que debe acompañar estas y cualquier otra medida.

La participación del pueblo en los procesos de toma de decisión debe ser definitiva, y hoy eso no sólo no se hace, sino que se dejó de lado. Un segundo elemento es la generación de la confianza en la aplicación de las medidas hacia el sector económico, que permita frenar el principal factor de especulación que es el cálculo de reposición en el marco de una economía inflacionaria y de escasez, producto del nivel de incertidumbre sobre el acceso a las divisas.

Es por ello que la instalación de un equipo económico que genere esa confianza y un giro o golpe de timón certero en la conducción de gobierno sería la piedra angular de cualquier acción para salir de la crisis, pero no observamos ninguna voluntad para ello, y menos con “paños calientes”.

Y por último, un plan realista de reactivación del aparato productivo con incorporación activa de todos los sectores, en especial del trabajador, no sólo es una acción concreta, sino que es la acción fundamental para poder salir de la crisis.

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