Venezuela

Hace medio siglo Venezuela reactivó sueño de recuperar el Esequibo

Era diciembre del año 1961. El sitio: Nueva York. Adolfo Taylhardat, un joven diplomático de 27 años formaba parte de la misión venezolana presente en el XVII período de sesiones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) asignado a la Comisión de Asuntos Coloniales.  Allí no se esperaban grandes novedades, pero una inesperada comparecencia cambiaría el panorama para Venezuela.

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Cheddi Jagan primer ministro de la Guayana Inglesa compareció a la Comisión donde estaba asignado Taylhardat. Reclamaba que Gran Bretaña dilataba la medida de independencia para esa colonia.

“En mi caso se me planteaba un grave dilema: el tema había llegado sorpresivamente a la Comisión; de acuerdo con la posición tradicionalmente anticolonial mantenida por Venezuela yo no podía poner objeciones al derecho de Guayana de acceder a la independencia;  el caso afectaba  directamente los intereses de nuestro país y yo no contaba con instrucciones para pronunciarme al respecto”, comenta el embajador hoy retirado.

Ya habían pasado 62 años del Laudo Arbitral de París. Una decisión judicial tomada en 1899 por un juez ruso, dos estadounidenses y dos británicos que había despojado a Venezuela de un plumazo de casi 160.000 kilómetros cuadrados del territorio Esequibo, pero la esperanza no se perdía.

En esta ocasión la fortuna jugó a favor de Venezuela. Como la Asamblea General no había podido completar la consideración de los temas en agenda, se suspendieron los trabajos de la Comisión por navidad y año nuevo y se reiniciarían el 15 de enero del próximo año.

Taylhardat aprovechó la prórroga concedida. “Con base en la información que le presenté al embajador Carlos Sosa Rodríguez, representante permanente ante las Naciones Unidas y jefe de la delegación a la Asamblea, éste  informó a su vez a la Cancillería y señaló que cuando se reanudara la Asamblea en enero del año siguiente, sería muy probablemente la última oportunidad que tendría Venezuela  para  hacer una declaración de reserva de sus derechos (sobre el Esequibo) y emprender una eventual reclamación sobre el territorio del cual había sido despojado y solicitaba instrucciones urgentes”.

La propuesta fue acogida y desde ese momento se inició un intenso trabajo diplomático que significó una exhaustiva investigación histórica por parte de expertos venezolanos en Europa y labores de lobby con el Reino Unido y otras naciones. Todas estas acciones concluirían el 17 febrero de 1966 con la firma del Acuerdo de Ginebra del que se están cumpliendo 50 años.

Su importancia

“El Acuerdo reabre el caso de nuestra reclamación, que había sido cerrado con el Arbitraje de 1899. Implica una aceptación por parte de Guyana y Gran Bretaña de la reapertura del caso, por eso los propios guyaneses lo han criticado”, opina el embajador Sadio Garavini, quien fue jefe de la misión diplomática venezolana en Georgetown.

En efecto, Cheddi Jagan, en ese momento en su condición de líder de la oposición guyanesa, dijo tras la firma del Acuerdo que con la firma del mismo: “se concedió reconocimiento a la espuria reclamación territorial venezolana y lo que era un caso cerrado desde 1899 fue reabierto”.

Para la reclamación venezolana dos partes del texto del Acuerdo son fundamentales. En su preámbulo dice que cualquier controversia entre las partes debe “ser amistosamente resuelta en forma que resulte aceptable para ambas partes” y ordena la búsqueda de “soluciones satisfactorias para el arreglo práctico de la controversia entre Venezuela y el Reino Unido”. Esto, sin duda, dio un aire inusitado a la reclamación.

Garavini añade: “Nos da una posición para seguir reclamando, aunque del lado negativo, deja la posesión del territorio a Guyana”, al menos mientras llega la solución “práctica” y satisfactoria para ambas partes”.

La tesis Chávez

El presidente Hugo Chávez repitió varias veces un argumento sobre la reclamación venezolana del Esequibo, la cual calificó, hasta en comunicados oficiales, como un “legado del colonialismo”.

Según la explicación del mandatario fallecido hubo una componenda entre el Gobierno de Venezuela  y Estados Unidos para tratar de derrocar a Cheddy Jagan, figura de izquierda guyanesa, y por eso se habría decidido la reactivación de la controversia.

Incluso Chávez defendió la versión guyanesa. “Según  el actual gobernante Barrat Jacqueo, la documentación desclasificada también revela cómo los problemas raciales se crearon con un propósito que no tenía nada que ver con los  intereses de los  guyaneses y por qué los  reclamos de Venezuela pueden haberse originado por el mismo motivo”, dijo en el programa Aló Presidente 215 desde el Salón Ayacucho del Palacio de Miraflores el domingo 13 de marzo de 2005.

“No hubo nada de eso”, responde con firmeza el embajador Taylhardat. Como he relatado la reactivación de la reclamación fue una cuestión casi que circunstancial y más bien Estados Unidos estuvo en una actitud indiferente frente a esta”, explica.

La situación actual

Como parte del Acuerdo de Ginebra, desde hace 27 años hay una negociación asistida bajo la figura del buen oficiante del Secretario General de la ONU. Pero Guyana ahora presiona por una salida definitiva: pretende llevar el caso a la Corte Internacional de Justicia.

“Creo que el Gobierno venezolano no debe insistir más con los buenos oficios. Es indefendible mantenernos en esa posición. Tenemos que proponer una cosa distinta y  lo próximo debe ser mediación”, dice Sadio Garavini.

Argumenta que el Acuerdo de Ginebra cita el artículo 33 de la Carta de las Naciones Unidas donde se explican los métodos para la resolución de controversias que deben ser empleados. “El Acuerdo señala que hay que agotar los medios de solución de controversias previstos en el artículo 33 y por tanto hay una visión que no se puede ir al definitivo-máximo que  es la Corte. Hay que pasar por los intermedios y el próximo paso es la mediación y Venezuela debería sugerirlo”, comenta.

Taylhardat es de la misma opinión. “La mediación significa escoger una persona totalmente ajena al tema, independiente, objetiva, que cuente con la confianza de los dos países”, explica y propone esta alternativa como la más conveniente para Venezuela.

Desde el Parlamento

Pero también desde la Asamblea Nacional algo se puede hacer. El diputado Luis Barragán (Vente Venezuela), quien ha mostrado mucho interés por el tema hasta el extremo de visitar el territorio Esequibo, señala  que desde el Parlamento se puede contribuir “con  una política de Estado que no la hay, y que la hubo en el pasado, partiendo del control parlamentario sobre las políticas públicas que están bien definidas en la Constitución de la República”.

Indicó que la Asamblea puede canalizar las inquietudes de los habitantes del Esequibo, su situación humana, social, económica, prestar atención a las organizaciones de la sociedad civil preocupadas por el tema y a la situación de los esequibanos  en Venezuela.

Además, planteó algunas iniciativas legislativas que pueden ser impulsadas como la Ley para la Defensa de la Fachada Atlántica y  la Ley Especial del Estado Esequibo, “que partiendo del municipio Sifontes (estado Bolívar) pueda darnos una referencia que nos permita, no solo reordenar político y territorialmente la zona, sino atacar muchos de los problemas”.

A medio siglo

Sobre la experiencia de Taylhardat como parte de la misión que negoció el Acuerdo de Ginebra, narra un dato interesante.

“Yo estuve feliz hasta la firma del Acuerdo. El día que se firmó en la noche, la delegación venezolana y la británica iban a festejar. Yo no pude asistir porque tenía un gripón. Pero me hacía la pregunta: Normalmente en una negociación hay un perdedor y un ganador, pero aquí los dos estaban celebrando”.

 -Embajador, ¿pero se imaginaba usted que a 50 años de la firma del Acuerdo de Ginebra estuviéramos en una situación tan débil sobre este tema?

-Pensaba que con ese camino podía llegarse a un resultado que no ha llegado. He quedado desilusionado porque considero que el tema no fue manejado bien por los Gobiernos. Venezuela se ha debido empezar a meterse gradualmente en el territorio y resulta que es lo contrario, son los guyaneses los que están en Venezuela.

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