Venezuela

Mercedes Pulido de Briceño, una mujer que se escribe con M Mayúscula

Fue una Mujer, Profesora, Ministra y Senadora, con Mayúsculas, en tiempos en los cuales las mayúsculas escasean.

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La Profesora Mercedes Pulido de Briceño fue una mujer admirable, no solo en sus conquistas profesionales y personales, sino en la humildad que siempre la caracterizó, a pesar de estar siempre en las cumbres, aunque ella no quisiera permanecer en ellas.

Fue una Mujer, Profesora, Ministra y Senadora, con Mayúsculas, en tiempos en los cuales las mayúsculas escasean.

Su vida fue toda una aventura. Me atrevo a decir, sin temor a equivocarme, que fue una de las mujeres venezolanas más internacionales y destacadas de la segunda mitad del siglo XX.

Mujer activa y operativa, estuvo en el medio de las causas más importantes en relación con la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, la defensa de los niños y sobre todo de la familia, no solo en Venezuela, sino en otras latitudes. Sin embargo, sus intereses y conocimientos no solo se limitaban a estos temas, sino aunque cueste creerlo, a todos los temas.

Fue una de las artífices de la reforma del Código Civil de Venezuela en 1982. Solo para recordar, estás fueron algunas de ellas:

Hacer efectivo el postulado constitucional de unidad filiatoria que permitió la desaparición de las diferencias entre hijos legítimos e ilegítimos (naturales, incestuosos, adulterinos, sacrílegos). También, el establecimiento de la paternidad con cualquier medio probatorio y la negativa del padre a practicarse la prueba de paternidad como una presunción de la misma.

Establecer el reconocimiento voluntario por parte de ascendientes más próximos a los hijos, en el caso que hubiesen fallecido el padre o la madre, sin necesidad de ir a un juicio.

También incluir el ejercicio conjunto de la patria potestad de los padres sobre los hijos eliminando todo tipo de discriminaciones.

Ratificar la administración por cada cónyuge de los bienes comunales adquiridos por su trabajo personal, o por cualquier otro título, pero para disposición de los mismos establecer el mutuo consentimiento conyugal.

Eliminar la discriminación  existente  entre hombres y mujeres en el adulterio como causal de divorcio. En el Código Civil de 1942 se consideraba el adulterio de la mujer como causal de divorcio en todos los casos, en el del hombre requería de pruebas adicionales como el mantenimiento notorio de la concubina, entre otros.

Introducir dos causales de divorcio adicional, tales como la fármaco dependencia crónica  y la interdicción por causa de defecto intelectual grave que imposibilite la vida en común. Establecer también la pensión alimentaria para el cónyuge que no dio causal al divorcio y está imposibilitado o no tiene medios para cubrir sus necesidades.

Acortar de dos años a 1 el tiempo para convertir la separación de cuerpos en divorcio.

Establecer la mayoría de edad en los 18 años, entre otras reformas.

No tuve el placer de ser su alumno, pero sí de escucharla algunas veces y conversar con ella. Siempre insuficientes. A donde llegaba, hipnotizaba a las audiencias y éstas exigían mucho más de su tiempo y presencia. Una invitación a conversar de 45 minutos, terminaba en tres horas, y la gente siempre requería más. Su agudeza me dejaba siempre sorprendido, su humildad mucho más. Recuerdo que cuando no tenía una respuesta decía simplemente, no lo sé, voy a averiguarlo.

Más de una vez le reclamé que en los tiempos actuales en los cuales cualquier figurilla, politiquero, o reguetonero, (perdón), quiere escribir sus memorias sin haber alcanzado la mitad de su vida, ella no escribiera unas para dejar a las generaciones futuras todas las incidencias de los intríngulis de algunos de los capítulos más importantes de la construcción de  la Venezuela contemporánea que ella ayudó a cimentar, que le dieron satisfacciones, pero también muchas angustias. Ella me decía simplemente: Pero, ¿para que esa vaina? Como si ella no tuviera nada que decir…

Mujer que como nadie conoció la sociedad venezolana en todas sus aristas y capas, decía que el bochinche, a pesar de sus efectos perversos, en sociedades que se mueven en las fronteras del autoritarismo, podía salvarla de desgracias mayores. No entendí al principio, después lo entendí mejor. Así era ella, dejaba las semillas y días después germinaban con posibles respuestas.

Lectora voraz, era un placer conversar con ella sobre libros. Últimamente, para vencer las dificultades de un país en el cual se le ponen todos los obstáculos a la disponibilidad de  libros, no solo para que se editen, sino para que se importen, “porque son peligrosos” había migrado a la tecnología Kindle (libro electrónico). El jueves pasado hablé por teléfono con ella. Me preguntó sobre el clima de negocios en Venezuela, con su habitual agudeza.  Su inteligencia no descansaba nunca. Le prometí que iría a su casa a repotenciar su Kindle y llevarle material de lectura, pero la promesa no se cristalizó. Lo lamento mucho. La promesa que cumpliré es recordarla con mucho cariño y admiración.

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