Actualmente, Venezuela atraviesa una coyuntura donde intelectuales y artistas, cuerpos que sostienen la vida cultural de un país, se ven obligados a emigrar. Este es el contexto en el que nace ‘Mollusca: Sustrato de creación e investigación. Arte, placer y pensamiento’.
Se trata de un emprendimiento intelectual conformado por un grupo de investigadores y artistas venezolanos, ubicados en diversas localidades del planeta (Caracas, Barcelona, Nueva York, Maracaibo, Santiago de Chile), preocupados por asuntos de la sensibilidad contemporánea.
La diáspora supone una pérdida para el país, quienes se van se llevan consigo posibilidades de enriquecer una sociedad con sus recursos intelectuales y sensibles, pero también una ganancia, pues abren ventanas por donde dejan mirar al mundo.
El proyecto está planteado como una plataforma digital de publicación de contenidos en múltiples formatos (ensayo, fotografía, entrevista, video, ficción, lenguajes sonoros…), que parten de investigaciones conducidas por sus editores.
La propuesta incluye además en su diseño web un aula virtual, donde se impartirán seminarios y talleres sobre temas relacionados con los campos de interés de Mollusca. También ofrecerá una tienda en línea con piezas de arte, ítems de autor y creaciones propias.
Además de los seminarios, talleres y actividades en línea, propiciará encuentros presenciales de lectura, discusión y reflexión intelectual, suscitados en los distintos lugares donde la plataforma tenga presencia.
Este proyecto está impulsado desde Caracas por sus fundadores Marianela Díaz Cardozo y Jordi Santiago Flores, y Jeanne Jiménez, a cargo de la dirección de arte. El equipo también lo conforman Valentina Alvarado Matos, Pepe Molero, Vanessa Leal Soto y Jeanniffer Pimentel.
Para reunir su capital inicial, este emprendimiento intelectual realiza una campaña de crowdfunding a fin de construir la plataforma digital y asegurar los primeros tres meses de funcionamiento.
El crowdfunding es una forma de micromecenazgo que permite que alguien interesado en ver un proyecto hecho realidad, realice donaciones para concretarlo; a cambio de ello, recibe ‘recompensas’, que en el caso de Mollusca son obras de arte.
Esta pequeña iniciativa privada no pretende frenar los embates que resienten los espacios de pensamiento en este tiempo en Venezuela, pero no hay un único impulso que lo resuelva. La suma de esfuerzos orientados a proteger la reflexión es lo único que puede generar el clima para las transformaciones. Mollusca quiere ser una reserva para el pensamiento.
