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Músicos en cuarentena: ensayar y estudiar como sea

No se puede ir al conservatorio, ni ensayar con la orquesta o la coral. Pero la cuarentena no impone silencio y estos jóvenes músicos de Caracas se las ingenian para continuar con sus carreras y mejorar en la ejecución de sus instrumentos

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Fotos y textos: Miguel Gutiérrez / EFE
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María Constanza Aponte Pereira, de 11 años, toca el violonchelo frente a su teléfono celular, en su casa de Caracas. Los músicos en Venezuela no abandonan ni sus ensayos ni sus instrumentos, a pesar de no poder reunirse con sus compañeros de orquesta debido a la cuarentena para evitar el contagio del coronavirus.

«A mí me ha afectado la cuarentena de una manera no tan notable, porque hemos tenido suerte con los servicios básicos y es hasta fácil poder interactuar con los profesores por las videollamadas. Pero sí me ha hecho un poco de falta tomar aire, me siento asfixiada por todas las noticias que se están escuchando», dijo María Constanza a Efe.

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(Fotos: EFE/ Miguel Gutiérrez)

«A mí me ha servido la música para calmarme, para relajarme. Casi que puedo perderme en esas pequeñas bolitas y lineas, como si yo fuese una nota más de la partitura», contó durante la sesión fotográfica. «No extraño compartir con otras personas, pero sí me hace falta hablar con mi mejor amiga, que está en la orquesta. Ella me ayuda mucho, siempre tocamos juntas».

Carlos

Carlos Padrón, 16 años, es integrante de la orquesta Juan José Landaeta. Toca el trombón mientras recibe instrucciones a través del celular, en su casa en Caracas.

«Para mí, el tiempo en cuarentena ha sido para estar a solas con mi trombón y poder practicar realmente. Siento que esto ha sido un tiempo para nosotros mismos», explicó.

«Recién se abrió la Escuela Latinoamericana de Trombón por Instagram, y al día se pueden hacer entre cinco y seis actividades como entrevistas, técnicas, calentamientos».

Miguel

Miguel Márquez, integrante de la Orquesta Metropolitana del Oeste, toca la tuba en la sala de su casa en Caracas.

«La cuarentena me ha tomado más ocupado por temas de la Universidad y por los estudios musicales personales. Como no tenemos actividad presencial, pues cada uno de los músicos tiene que estudiar más su instrumento», dijo.

«Yo soy músico de orquesta. Me hace falta el compañero de al lado porque nos ayudamos. Si fuese músico solista sería diferente», expresó.

«Aquí lo que molesta es el internet. Mi profesor nos envía las lecciones por WhatsApp, nos da el número de lección de un determinado compositor, y al estudiarlas debemos enviarle un audio. Muchos profesores nuestros están fuera del país. Luego, ellos escuchan los audios y nos dan indicaciones».

Bárbara

Bárbara Ventura, de 17 años, es clarinetista de la Orquesta Sinfónica Juvenil del Oeste: «En cuarentena ha sido un poco raro estudiar mucho en casa porque yo estoy acostumbrada a ir al núcleo de mi orquesta, ver a mis amigos y estar todos en el ensayo. Si todos lo hacemos bien es magia. A veces es tedioso ir hasta el núcleo, pero sin duda me hace mucha falta ir, porque allí están casi todos mis amigos músicos. Los extraño muchísimo».

«Mis clases son presenciales, pero ahora estamos usando una aplicación que se llama Zoom. En la orquesta se han hecho dos clases por allí pero no han funcionado bien por culpa del internet», explicó sobre la metodología de los ensayos.

Sara

Sara Michelle Millán Merchán, de 16 años, es violinista de la orquesta José Francisco del Castillo: «En esta situación de cuarentena estoy viendo clases online que duran alrededor de una hora y media, aunque depende de si el profesor se extiende un poco mas o el internet está fallando».

«La clase consiste, primero, en tocar escalas, las que pida el profesor. Después seguimos con un estudio, un concierto y los dúos», dijo.

«He tenido problemas con internet. Se nos va la electricidad y tenemos que esperar a que regrese, y que también regrese el internet. O esperar hasta un día para volver a conectarme».

Emmanuel

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Emmanuel Fuentes, integrante de la Orquesta Sinfónica José Francisco del Castillo, toca la tuba en su casa: «Soy alumno del conservatorio Simón Bolívar. No es fácil pasar la cuarentena aislado. Y a pesar de que tenemos clases online es engorroso. El truco es mantenerse ocupado».

«Aquí la señal de internet es lenta, pero hay alternativas como Zoom, Instagram y WhatsApp», contó sobre los ensayos en línea.

«A veces desde afuera la gente me dice: «Oye, pero toca mejor una de salsa», cuenta el músico. También expresó que le gustaría tener un espacio más adecuado para ensayar: «Falta el calor humano de la orquesta».

Adrián

Adrián Orozco, de 14 años, toca el corno en la Orquesta Sinfónica Juvenil del Oeste: «Para mí, esta cuarentena ha significado un cambio drástico, porque antes estudiaba con los demás muchachos músicos; hacíamos todo juntos y nos corregíamos», dijo.

«Las clases virtuales han servido para mantenernos juntos, estar unidos, a pesar de la distancia. Podemos seguir ensayando nuestras rutinas. Por ahora, nos han pedido grabarnos mientras ensayamos una lección, lo enviamos y nos corrigen problemas de embocadura o a nivel musical».

Andrés

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Andrés Cordoba, de 18 años, es integrante de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, en la que toca el oboe: «Yo comencé en la música por un vecino, hace muchos años. Acá hay varias personas que son músicos y no les molesta que uno practique», contó.

«Siempre que se pueda seguir tocando es positivo, es lo que podemos hacer ahora. Pero acá tenemos problemas a diario con electricidad, agua, internet… Yo doy clases, pero no hay facilidad. Es difícil pero sí se puede».

Jeremyh

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Jeremyh Fuentes, de 21 años, es miembro de la Coral Nacional Simón Bolívar: «En esta cuarentena ha sido un poco complicado para los músicos porque siempre estamos acostumbrados a estar en masas y dependemos de ellos. Es algo complicado porque esto es mi vida. Sigo estudiando música, veo clases de lunes a viernes, ensayo todos los días…», dijo.

«Entonces, se me ha hecho extraño no ir a clases y ensayar, pero también me ha servido para descansar de esta vida agitada. La cuarentena me ha ayudado a estudiar y a concentrarme, porque en el día a día es muy complicado estudiar a fondo».

«Me hace falta ver mis clases y a mi maestra, con quien estoy desde hace 6 años. Hemos tomado medidas digitales como conservatorios por WhatsApp, para no perder el hilo de lo que hemos hecho en el año».

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