Tecnología

Nanotecnología fuera de control: no le temas a "la plaga gris"

Los humanos tememos al fin de la vida en la Tierra, al fin de los tiempos. Pero nuestras acciones y evolución parecen conducirnos hacia ese destino. ¿La nanotecnología es un riesgo? Hay quienes piensan que sí. No hay certezas, por supuesto, pero el miedo está ahí

nanotecnología
genome.gov
Publicidad

Cada tanto tiempo hay una alarma: el mundo está a punto de llegar a su fin. A comienzos del siglo XXI, el pánico cundió con el Y2K. Se creía que las computadoras entrarían en una especie de corto circuito a las 12 de la noche allí en la frontera entre 1999 y 2000 y que esto causaría destrucción y caos a gran escala. Luego llegó el 2012 y con este año el fin del calendario maya. Se suponía que el mundo se destruiría por desastres naturales monstruosos.

En la actualidad, existen varias amenazas que pueden causar el fin de la humanidad. Por ejemplo, está la posibilidad de que explotemos todos en una guerra nuclear, que un asteroide pueda arrasar con la vida en la Tierra o, más preocupante aun, que el cambio climático nos lleve a una gran tragedia. Pero uno de los escenarios más interesantes sobre el día del juicio final no tiene que ver con estos temores, sino con nanotecnología.

Nanotecnología es la manipulación de la materia a un nivel casi atómico para crear nuevas estructuras, materiales y dispositivos. Es una tecnología muy prometedora, con avances científicos en sectores como la medicina, energía y muchos otros. Esta tecnología funciona con nanomateriales, que tienen un tamaño de entre 1 y 100 nanómetros. En este diminuto tamaño, los nanomateriales ven sus propiedades físicas, químicas y biológicas afectadas de maneras fascinantes.

La nanotecnología, por supuesto, requiere de bastante investigación y desarrollo para que podamos aprovechar su potencial al máximo. Y, claro, tiene sus riesgos. Trabajadores en industrias enfocadas en nanotecnología pueden encontrarse expuestos a materiales únicos en su proceso de diseño. Son tamaños, formas, propiedades físicas y químicas muy nuevas y que requieren de un entendimiento especial. Es precisamente por esta novedad que producir y usar nanomateriales no está del todo muy bien entendido hasta ahora. Solo tenemos información mínima con respecto a la toxicidad del material como consecuencia de una exposición prolongada.

Eso no quiere decir que no hemos tenido ningún tipo de conocimiento sobre esta prometedora tecnología. Estudios indican que nanopartículas de baja solubilidad resultan ser más toxicas que partículas más grandes en una base de masa a masa. Hay estudios que indican que algunas nanopartículas se pueden mover entre órganos, comenzando por el sistema respiratorio. Es por eso que se están haciendo muchos estudios sobre cómo estas propiedades únicas pueden resultar un riesgo para la salud.

Ahora bien, ¿cómo esta maravillosa tecnología podría causar la destrucción de la humanidad? La respuesta es: con el caso hipotético conocido como la grey goo, o la plaga gris. Este escenario que parece salido de una película de ciencia ficción tiene que ver con una nanotecnología cuyo control se ha escapado de nuestras manos. En este tipo de día del juicio final, nanorobots autoreplicantes destruyen la biosfera, consumiendo toda la biomasa de la Tierra mientras se reproducen sin fin y devoran todos los materiales necesarios para la vida. Este escenario ha sido llamado ecophagy, que significa “comerse al medio ambiente”.

El termino fue propuesto por el ingeniero americano Eric Drexler en su libro Engines of Creation.

La electrónica molecular -un campo de la nanotecnología en el cual moléculas individuales pueden volverse circuitos- harían posible la manipulación de la materia a niveles atómicos. Esto, combinado con avances en la física y tecnología de genes, desataría un enorme poder para transformar materia.

Los que sí, los que no

Hay dos caras de la moneda cuando se habla de este tema. Expertos optimistas confían mucho en las posibilidades que estas máquinas ponen en la mesa. Estos diminutos robots podrían resolver una gran cantidad de problemas. Por ejemplo, podrían acabar con la crisis energética por la que atraviesa el planeta a través de energía solar a bajo costo. Enfermedades como el cáncer podrían ser curadas al reforzar el sistema inmune, e incluso podrían limpiar el medio ambiente. También, los materiales necesarios serían muy baratos y abundantes, puesto a que se trabajaría a un nivel molecular. Esto haría que crear un producto fuese un proceso sencillo y de bajo costo.

Luego están los expertos pesimistas que aseguran que estos pequeños ensambladores podrían salirse de control, causando un caos incontrolable. Los nanorobots podrían programarse para propósitos destructivos, o incluso volverse increíblemente eficientes e inteligentes a un nivel superior que el del ser humano y terminar siendo incontrolables.

El argumento central de los pesimistas es que la nanotecnología le daría a los nanobots la capacidad de reproducirse, creando así una nueva especie de robots inteligentes. Para reforzar su argumento, hablan de avances tecnológicos que han tenido consecuencias impredecibles, como por ejemplo el surgimiento de bacterias resistentes a antibióticos. Construir robots, en especial nanobots que puedan replicarse a sí mismos, no es una tarea sencilla por varias razones, incluyendo los posibles riesgos que conlleva su creación.

En teoría, existen varias maneras de controlar a estos peligrosos mini robots. Por ejemplo, se podría poner un límite a su capacidad de reproducirse. Otros métodos incluyen tener controles instalados para evitar la plaga gris, súper vigilancia sobre cualquier signo de auto replicación, o un método eficaz de defensa contra estos voraces robots. En caso tal que logremos crear estos pequeños aparatos, es de suma importancia tener un plan de contingencia en el supuesto que todo parezca a punto de irse patas arriba como proponen los expertos pesimistas.

Aunque es una de las posibles maneras de que la vida en la Tierra llegue a su fin, no hay razón para preocuparse. Al menos, no todavía. Crear esta especie de nanorobots es increíblemente complejo, y gracias a los límites de nuestra tecnología actual es posible que su creación esté muy lejos de volverse realidad. Para o bien para mal, por ahora no estamos ni cerca de los posibles beneficios (o problemas) que traerían estos diminutos robots. Los avances, en todo caso, van por otros caminos.

Publicidad
Publicidad