Opinión

No son las piernas, ¡es el cerebro!

A falta de una jornada para que finalice el torneo apertura no hay un equipo que asuma la condición de favorito. El reduccionismo nos lleva a hablar de cansancio físico, cuando en realidad, es el cerebro el que necesita un break.

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Para muchos, jugar al fútbol es una actividad meramente física; correr, chutar, saltar o cabecear son consecuencias de una buena preparación corporal, y en parte no se equivocan. Claro que nuestro cuerpo debe estar preparado para reaccionar y ejecutar las tareas que el fútbol requiere. Ahora bien, ¿nos olvidamos de que para llevar a cabo cada una de estas labores nuestro cerebro debe emitir una orden?

Muchas de estas decisiones son adoptadas en espacios de tiempo incalculables o indescifrables para nuestra comprensión, pero no por ello dejan de ser juicios o resoluciones que luego deben ser ejecutados por nuestras piernas, torso, brazos o la misma cabeza. El fútbol es una actividad que demanda altas cuotas de concentración, y por ende, trae consigo eso que se conoce como Fatiga Cognitiva, que no es más que el cansancio producto de una constante actividad cerebral.

En un maravilloso trabajo del entrenador español Dani Fernández, se puede identificar qué tipo de actividades generan la carga cognitiva y por ende la fatiga a la cual hago referencia:

1) Complejidad o dificultad de la tarea. Cuando el jugador, ser humano, se enfrenta a tareas de mucha dificultad o complejidad (interacción de muchos elementos a la vez). En este tipo de situaciones, el sujeto se enfrenta a una mayor demanda de recursos cognitivos.

2) Enfrentarse a situaciones de demanda emocional o de estrés alto. Situaciones desconocidas, de enorme importancia, donde el sujeto enfrenta sus conocimientos (o hábitos) a situaciones de enorme complejidad…. También podemos entender dicha idea pensando en los casos de familiares de personas que se enfrentan a una enfermedad larga y dura.

Si atendemos al segundo punto del artículo en cuestión, encontraremos una posible explicación a porqué, tanto el Deportivo La Guaira como Trujillanos, han resbalado cuando podían haber asegurado la punta del torneo, coincidiendo además con una baja en la calidad de juego de ambos conjuntos, como se notó en la final de la Copa Venezuela.

Correr es una actividad que trae consigo un desgaste físico, pero correr y jugar impone un roce aún mayor. José Mourinho, entrenador del Chelsea inglés, deja muy claro, en el libro Mourinho, ¿por qué tantas victorias?, su forma de pensar el fútbol y su entrenamiento:

«Por norma, cuando se habla de intensidad, se habla de desgaste energético. Yo no pienso así; lo que hace que un entrenamiento sea más o menos intenso -cuando se habla de intensidad, se habla normalmente de desgaste energético- es la concentración exigida. Por ejemplo, correr por correr tiene un desgaste energético natural, pero su complejidad es nula. Como tal, el desgaste emocional apenas existe, al contrario de las situaciones complejas, en las que se le exige a los jugadores requisitos tácticos, técnicos, psicológicos y físicos. Es esto lo que representa la complejidad del ejercicio y lo que conduce a una concentración mayor”.

Tomando como base la explicación de Mourinho, volvamos a Trujillanos y al Deportivo La Guaira. Luego de jugar un promedio de dos partidos por semana durante todo el semestre(ambos equipos jugaron Copa Sudamericana y llegaron a la final de la Copa Venezuela, lo que significó la reprogramación de varios de sus partidos del Apertura), nadie puede poner en duda la condición física de estos conjuntos; es más, salvo excepciones muy extrañas, todos los equipos de fútbol profesional están entrenados para correr e intentar jugar al fútbol. Aún así, hay que considerar que es en los partidos decisivos cuando se hace presente aquello que Fernández definía como el enfrentamiento a “situaciones de demanda emocional o estrés alto”. Correr más no hace mejores futbolistas; saber cuándo, cómo y hacia dónde es lo que importa en este juego.

¿Por qué creo que esto afecta a Trujillanos y La Guaira? Porque son plantillas que, más allá del talento y las cualidades que poseen, también los caracteriza la inexperiencia en estas etapas definitorias. Es cierto que la veteranía no gana torneos, pero sí que ayuda a enfrentar los retos con la calma de quien ya ha sido sacudido por un oleaje similar.

En esta etapa del torneo, como alguna vez me confesaba Jorge Durán, preparador físico de los equipos de Richard Páez, es poco lo que se trabaja y más lo que se intenta liberar de presiones al jugador. Esto no es exclusivo del fútbol; los maratonistas conocen un efecto similar al que llaman el Muro, y para comprenderlo, le recomiendo un trabajo de Loles Vives (Recordwoman mundial 60 m W55, bióloga especializada en nutrición deportiva) en el número 1 del Club Perarnau.

No es casual que la psicología conquiste más y más territorios en el fútbol. Para que esto siga sucediendo es necesario que nosotros, quienes disfrutamos de este deporte, nos cuestionemos todas esas mentiras que nos vendieron como verdades absolutas y dediquemos nuestro tiempo a dudar más que repetir como loros.

Cuando hablamos de intensidad, hablamos de intensidad de concentración, porque jugar es fundamentalmente pensar y pensar exige concentración. Y si hablamos de un juego de calidad, hablamos de pensar teniendo en cuenta un referente colectivo -determinados principios de juego- y eso exige aún más concentración. No es por eso de extrañar que la fatiga táctica (cognitiva) surja antes que la fatiga física.” (Rui Faria, preparador físico del Chelsea).

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