Venezuela

“Nuestros hospitales son máquinas de matar gente”

Con la visión enfocada en la crisis humanitaria que vive Venezuela. El Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice) organizó una mesa de análisis, donde diferentes especialistas de la salud, expusieron qué debe hacerse en nuestro país para obtener soluciones a corto y mediano plazo en la producción y distribución de medicamentos y alimentos.

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Por: Jefferson Díaz | Foto: Andrea Hernández

La cita que sirve de título a este artículo corresponde al doctor Gustavo Villasmil, ex secretario de Salud del estado Miranda, y uno de los participantes de la mesa de análisis: Salud y medicamentos, ¡crisis humanitaria! ¿Qué hacer desde la Asamblea Nacional?, que instaló el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (Cedice) con la diputada Dinorah Figuera y Marianella Herrera, directora del Observatorio Venezolano de la Salud.

Villasmil acuñó la cita basándose en un dato: uno de cada tres venezolanos que ingresa en un hospital de Venezuela, muere. Cifra estipulada en la memoria y cuenta entregada por el ministerio de Salud a inicios de este año. “Cuando leímos el informe, le escribimos a la ministra Luisana Melo, para ver si había sido un error tipográfico”. Sin embargo, los datos son reales, y comprobables. Y en la exposición de Villasmil los números se apilan sin tregua.

Por ejemplo, Venezuela necesita 40 mil camas hospitalarias. También, hacen falta 33 hospitales como el Universitario de Caracas según estudios realizados por la Red de Médicos por la Salud. “Y en 17 años de este sistema político, sólo se ha levantado uno: el Cardiológico Infantil. Yo con ese dinero hubiera repotenciado la unidad de cardiopatía y cirugía del hospital J.M de los Ríos. Pero este gobierno se encarga de gobernar a través de maquetas. De proyectos que no funcionan” comentó Villasmil con la vehemencia que lo caracteriza entre sus colegas cada vez que habla de salud.

“En el país hacen falta mil camas para terapia intensiva. No son camas cualesquiera, son estructuras especiales. Pero no, el Gobierno decide patrocinar a un corredor de Fórmula 1.” Apuntó Villasmil, a su vez que lamentó la huida de “incontables” profesionales de la salud a otros países. “Actualmente, podemos calcular al menos 20 mil médicos fuera de Venezuela. Yo doy clases en la Universidad Central de Venezuela, y al menos el 60% de mis estudiantes ya tiene el pasaje comprado” puntualizó.

Una de las preguntas recurrentes que se realizaron durante la mesa de análisis es ¿qué pasó con el Siamed -Sistema Integral para el Acceso a Medicamentos-, y el número 0800-Ayuda? “Un obstáculo burocrático más. Que nunca funcionó porque se lo comió la corruptela latente en nuestro país”, indicó Villasmil, quien no se cansó de lanzar números “para que los apunten y sepan la realidad que viven todos los días los médicos”. En Venezuela, actualmente hay 100 mil personas esperando por una operación, tenemos 58 mil pacientes oncológicos, 9 mil con males renales y 42 mil de los 100 mil que son VIH+ están en tratamiento de retrovirales.

“Aquí es necesario aprobar una ley sanitaria que insté a la construcción de un país que procure, no que cure. ¿Qué significa esto? Pues que los recursos hospitalarios se repartan mediante resultados logrados: ¿a cuántos pacientes operó usted? ¿A cuántos atendió efectivamente? Luego, federalizar la salud, y que cada región del país sea garante del buen funcionamiento de su sistema de salud. Que el Estado se comprometa a firmar contratos sociales con el paciente. Donde se especifique qué recibirá el enfermo, cómo lo recibirá y cuándo. De no cumplirse, el Estado podría ser demandado. Eliminar las burocracias innecesarias y dar garantías explícitas de la salud” propuso Villasmil, quien también terminó su exposición con otra frase: “hay que desatar las fuerzas de la sociedad libre en Venezuela”.

Dos generaciones afectadas

Marianella Herrea es concisa cuando habla. A través de las distintas redes que ha formado el Observatorio venezolano de la Salud, ofrece datos que dan un panorama de cómo es la alimentación del venezolano. Además, complementa los números ofrecidos por el doctor Villasmil.

Cuándo se le pregunta: ¿cuántas generaciones de venezolanos se perderán por la actual crisis humanitaria?, ella responde: “no me gusta el término perder. Es mejor referirse a cuantas generaciones se verán afectadas”. Y lo ejemplifica con una iniciativa alimentaria que mantiene el observatorio en Caucagüita (Miranda), donde en un colegio incentivaron a un grupo de alumnos de 5to grado a cosechar sus propios alimentos en un cultivo comunitario.

“Muchos de estos niños tienen problemas para comprender la lectura. Quedó demostrado cuando le pedimos que escribieran en una hoja que habían comido ese día, y no supieron responder. Una cosa es saber leer y otra muy diferente es educarte leyendo. Esto niños, muchos de familias con bajos recursos, se han quedado atrasados en la educación porque no tienen una buena alimentación. El Estado debe comprender que la nutrición es fundamental para la salud. Creo que al menos dos generaciones de venezolanos podría presentar problemas cognitivos en el futuro por la actual escasez” indicó Herrera.

Herrera es cuidadosa con los términos, y cuando se refiere a “una hambruna” en Venezuela, lo hace indicando que sólo un aspecto de esta situación está presente en nuestro país. “La hambruna conlleva a varios factores, y con la caída de la producción de alimentos, Venezuela entra en el rango. Necesitamos una ayuda temporal humanitaria para asegurarnos que no haya daños a largo plazo en nuestra población”. Con esto, el observatorio se refiere a que no es necesario salvar al paciente, sino que al hacerlo, no quedé con consecuencias que afecten su desarrollo.

“Desde el observatorio proponemos que las autoridades, en ese caso la Asamblea Nacional, deben fortalecer el marco ético de la salud. Empoderar al ciudadano e informarlo sobre sus derechos. Además, recordarle sus deberes. La familia venezolana también tiene la responsabilidad de velar por la salud de sus miembros. Y cuando ambos factores se unan: Estado y ciudadanos, el sistema de salud puede resurgir” acotó Herrera.

Para terminar, la especialista hizo hincapié en la malnutrición del venezolano. Existe “un hambre oculta” donde los ciudadanos podrán llenar sus estómagos para calmar el hambre pero no ingieren los nutrientes necesarios para obtener una buena salud. “Con la escasez de alimentos, de medicinas y otros insumos, los niveles de desnutrición han crecido. Sólo en Barinas, por mencionar un ejemplo, la desnutrición calórica infantil llega al 34%. Esto hay que resolverlo”.

Una estructura en caos.

En 17 años de gobierno socialista, la Misión Barrio Adentro recibió 28 mil millones de dólares según datos que maneja la Asamblea Nacional. Y actualmente, el 80% de esas estructuras está en desuso.

Para la diputada Dinorah Figuera, la actual crisis humanitaria “es la peor que ha vivido Venezuela en su historia republicana”. Durante su intervención destacó que todos los responsables: ministros, diputados y demás miembros del gabinete Ejecutivo que participaron en la repartición de los recursos sanitarios “deben ser interpelados e investigados para que digan a dónde fueron a parar los miles de millones de dólares que llegaron a Venezuela”.

“Un ejemplo es que la antigua Asamblea Nacional destinó el año pasado, con un presupuesto deficitario, un 1,4% al sector salud del Producto Interno Bruto” informó Figuera.

La parlamentaria destacó que el Ejecutivo se ha negado a que lleguen cargamentos de medicinas donadas, “mientras se jacta de las donaciones que realizó a hospitales de otros países”. Acotó que desde la AN se han hecho esfuerzos con organizaciones no gubernamentales y diferentes entes internacionales para que “Venezuela no quedé sola en su lucha”, y que el Estado sepa que los más afectados por esta crisis son los niños.

“Ya basa del nepotismo en nuestro sistema de salud. Donde unos pocos manejan el presupuesto como sus cajas chicas. La lucha es ahora, y por el bienestar de todos” concluyó Figuera.

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