Venezuela

Nuevas oportunidades para la democracia

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El pronunciamiento de la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, en torno a la ruptura del hilo constitucional, ha precipitado una resolución en la OEA que deja al gobierno de Nicolás Maduro en su peor momento político en mucho tiempo. La crisis económica venezolana se precipita, y se ha consolidado un poderoso frente de opinión en contra de los excesos del gobierno bolivariano. Dentro y fuera del país.

Las palabras de la Fiscal General, transmitidas involuntariamente por Venezolana de Televisión, por inesperadas, han caído como una bomba dentro del chavismo. Cada vez que se haga alusión a su alocución, habrá que recordar nuevamente que sus denuncias sobre la ruptura de la legalidad, fueron, además, aplaudidas por la concurrencia.

De manera más amplia, el pronunciamiento de Ortega atiende a una regla de oro en la política y los espacios de poder cuando las crisis se precipitan: el advenimiento de circunstancias inesperadas. Eso que Fernando Mires llamó “el poder de la contingencia”. Puede que sea cierto que el alto gobierno haya tenido noticia de la procesión interna de Ortega respecto al estado del país y el manejo legalidad. Lo que nadie imaginó es que se haya decidido a dar el paso de hacerlo público.

Venezuela vive, en términos técnicos, en una dictadura. Pero es una dictadura con salidas; cuyos vericuetos habrá que ganarse. Las particularidades del régimen venezolano permiten la maniobra dentro de los confines de la política. La naturaleza de la crisis venezolana no presenta la estática del régimen cubano. El autoritarismo venezolano hereda un contexto en el cual el pluralismo político y los valores formales de la democracia, incluyendo el apego al Estado de Derecho, forma parte de un instinto que está muy arraigado. Hay algunas terminaciones nerviosas de la democracia que tocan sectores chavistas. La crisis venezolana tiene una matriz natural alimentada por el dinamismo. Eso es lo que demuestra, otra vez, el pronunciamiento de Ortega.

La denuncia de Ortega Díaz puede que tenga sus límites; y su comportamiento como Fiscal puede que sea susceptible de reparos. Nadie podrá negar, sin embargo, que sus palabras son escuchadas con mucha atención en los factores de poder de este país, comenzando por las Fuerzas Armadas. El control chavista sobre el ejército venezolano es objetivo. Por esa misma causa, es imposible que a los mandos militares no les haga ruido el llamado de atención de Ortega Díaz. La maniobra de Maduro y Maikel Moreno pretendía pasar de puntillas frente a la disolución formal de la Asamblea Nacional. Tal tentativa quedó frustrada, y habla de la existencia de un hálito de espíritu republicano en los poderes públicos.

En situación de golpe tiene el país ya varios meses. El país va despertando de nuevo. Parecen quedar atrás los días de la crisis entre la sociedad democrática y su dirigencia. Las palabras de la Fiscal no van a conjurar nada en particular, porque nada por sí sólo lo hará, pero claro que constituyen todo un haber. Con la estridencia del pronunciamiento de la OEA, la Oposición se llevó a sus alforjas, además, una “torre” en el ajedrez de Maduro.

La pista de aterrizaje escogida debe ser una: la consulta electoral

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