Opinión

Obispos, elecciones y abstención

Los obispos increpan a quienes actualmente controlan el parlamento, dada la falta de perspectivas sobre qué hacer además de no acudir a votar el 6 de diciembre

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La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) emitió un comunicado en torno a las estrategias que rodean a las elecciones del venidero 6 de diciembre. Es difícil creer que un documento de esta naturaleza, que suelen ser preparados y revisados con detenimiento, haya sido fruto de un error.

Los obispos dijeron exactamente lo que quisieron decir, sólo que esta ocasión no se limitaron a
cuestionar al régimen de Nicolás Maduro, como ha sido lo usual en los últimos años, sino que la jerarquía católica le hizo un claro llamado de atención a la alternativa democrática.

El documento tiene un tono de urgencia, ya que lo está en juego este momento (y ya en la recta final) es el control sobre lo que es el único poder legítimo que persiste en Venezuela, la Asamblea Nacional.

Si se intenta sintetizar lo dicho por los obispos, esta sería la idea central: la jerarquía católica de
Venezuela ha interpelado a la dirigencia política democrática, que tiene como figura emblemática a Juan Guaidó, tras la decisión de éste de abstenerse de participar en las votaciones legislativas convocadas por el régimen para el 6 de diciembre venidero.

Abstenerse no basta, enfatiza el comunicado público difundido este 11 de agosto y que ciertamente ha sido una suerte de balde de agua fría para los partidos políticos democráticos que hoy controlan la Asamblea Nacional, teniendo como figura principal a Guaidó.

Guaidó y los principales referentes democráticos, nucleados en el parlamento, anunciaron que no
participarán en una “farsa”, como han venido catalogando a los comicios convocados por el régimen de Nicolás Maduro.

El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), dominado en su totalidad por el chavismo, impuso a nuevas
autoridades en el Consejo Nacional Electoral (CNE) y descabezó a partidos como Acción Democrática o Primero Justicia, las principales fuerzas en las elecciones parlamentarias de 2015, cuando la oposición democrática tomó por la vía del voto el control del Parlamento.

El partido de Guaidó, Voluntad Popular, está siendo investigado por el propio TSJ por presuntamente ser organización terrorista.

“Somos conscientes de las irregularidades que se han cometido hasta ahora en el proceso de
convocatoria y preparación de este evento electoral”, señalan los prelados nucleados en la Conferencia Episcopal Venezolana. La aclaratoria tiene sentido, no están desconectados con lo que ha ocurrido en particular con estas votaciones.

Sin embargo, los obispos increpan a quienes actualmente controlan el parlamento, dada la falta de perspectivas sobre qué hacer además de no acudir a votar el 6 de diciembre.

“Un grupo importante de líderes y de partidos políticos ha expresado su voluntad de no participar en las elecciones parlamentarias. Esto no basta, deben asumir la responsabilidad de buscar salidas y generar propuestas para el pueblo que durante años ha creído en ellos, pues la sola abstención hará crecer la fractura político-social en el país y la desesperanza ante el futuro”, sostienen los obispos venezolanos en su inédito pronunciamiento político.

Hay una llamada crítica al liderazgo opositor. La opción política ofrecida ha dejado sin alternativa a la ciudadanía y eso genera “inmovilización”. En ese fruto tiene responsabilidad la dirigencia opositora y la CEV se ha atrevido a decirlo, opinó el sacerdote jesuita Arturo Peraza, vicerrector de la Universidad Católica Andrés Bello.

El comunicado de la presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana tiene dos conclusiones muy sólidas: (i) las elecciones parlamentarias convocadas son ilegítimas y (ii) frente a ello, no puede asumirse una posición meramente pasiva. La mera abstención no es estrategia, puntualiza el abogado venezolano José Ignacio Hernández.

Hernández, quien fue un estrecho colaborador de Guaidó, enfatiza la idea de que los actores
democráticos venezolanos deben concertar una estrategia unitaria, de la cual carecen en la actualidad, dado que el debate entre los diferentes referentes está centrado entre votar o abstenerse.

“Yo no defiendo la abstención, pues la abstención por sí misma ningún cambio produce. Lo que quiero enfatizar es que en Venezuela no hay vía electoral disponible. A partir de allí hay que diseñar la estrategia de democratización”, precisa Hernández quien recuerda que ha mantenido esta tesis desde 2018.

Por su parte la Conferencia Episcopal sostiene que “no participar en las elecciones parlamentarias y el llamado a la abstención lleva a la inmovilización, al abandono de la acción política y a renunciar a
mostrar las propias fuerzas”.

Para los obispos, la oposición democrática en Venezuela, en un momento en que es generalizado el
rechazo al régimen de Nicolás Maduro, debe canalizar a la población descontenta para encontrar vías constitucionales para la transición. La CEV rechazó de plano cualquier medida de fuerza promovida desde el campo político opositor como vía para desalojar a Maduro del poder.

El llamado a la abstención de Guaidó, junto a la falta de estrategias de qué hacer además de no ir a
votar, ha generado diversas interrogantes. La principal interrogante gira en torno a qué ocurrirá con el propio liderazgo de Guaidó una vez que no cuente con la presidencia de la Asamblea Nacional, dado que justamente el chavismo apuesta a recomponer al poder legislativo con los comicios del 6 de diciembre.

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