Deportes

Odor vs Bautista, un vistazo científico satírico a la explosión en Texas

Publicidad
Fotografía: AFP

Al contrario de lo que sucede en la naturaleza en los incendios corrientes, en el béisbol moderno es raro ver “esos aires” necesarios para ver fuegos artificiales.

Al comenzar a explicar las razones que originaron lo que atestiguamos el pasado domingo entre los Rangers de Texas y los Azulejos de Toronto me veo en la obligación de citar a nuestro ficticio astronauta en The Martian, Mark Watny, para establecer el método a utilizar:

¡Vamos a aplicarle la ciencia a esto!

Una explosión o un incendio necesita de tres cosas básicas para que ocurran: un combustible (algo que se queme), un comburente (generalmente el oxígeno) y una energía de activación (o nuestra querida «chispa»).
Las peleas como las de ayer obedecen a estos mismos principios básicos. Por eso déjenme trazarles un pequeño mapa de lo que ocasionó todo esto:

El combustible

Apareció el año pasado: dos segundos después de que José Bautista prácticamente degollara las aspiraciones de los texanos con un monumental jonrón de 3 carreras en quinto juego de la Serie Divisional de la Liga Americana.

Desde la cima del mundo, con sus vencidos a sus pies, aclamado y sintiéndose omnipotente, Bautista arrojó su bate a los cielos y con él, el primer bidón de gasolina a nuestro actual escenario.

Semejante acto, realmente colorido y de mi personal agrado, tuvo, sin embargo, repercusiones mediáticas inmediatas. Leyendas inmortales como Mike Schmidt y Goose Gossage salieron en defensa del «Beisbol Bien Jugado» llegando a calificar a Bautista y sus actos como «a Fucking Disgrace» (una desgracia de mierda o una maldita desgracia, si desean la expresión castellanizada).

Si esto lo pensaron individuos que solo atestiguaron el momento, ustedes se podrán imaginar lo que pasaba por la cabeza de las víctimas texanas mientras se limpiaban sus heridas en este largo invierno.

Claro, Bautista, como buen aprendiz de pirómano, se encargó personalmente de que la gasolina derramada perdurara al defender sus actos en un ensayo escrito en The Players Tribune calificando de «ignorantes» a quienes ponían en duda su carácter por este episodio.

¡Combustible, listo!

El Comburante (u oxígeno)

Al contrario de lo que sucede en la naturaleza en los incendios corrientes, en el béisbol moderno es raro ver «esos aires» necesarios para ver fuegos artificiales como los de ayer.

Se necesitan individuos que, frente a la presencia de los otros dos factores incendiarios, reaccionen con facilidad por simple naturaleza. Algunos peloteros son «Malos Comburantes». Si quieren ver un ejemplo claro les presento a Masanoki Ishikawa en la Liga de Japón «evitando» una explosión frente a Tony Batista:

Otros, como nuestro amigo marabino Rougned Odor, son «Excelentes Comburantes». Y no, no lo digo solo por lo que ocurrió ayer. Ya Rougned había mostrado en las ligas menores características suficientemente incendiarias como para darle rienda suelta a las llamas a pesar de muy malos presagios (la posibilidad de terminar rodeado de rivales):

Clarificada ya su naturaleza oxigenante, debemos recordar que Odor se vio el año pasado cubierto en la gasolina arrojada por Bautista. Peor aún, vio como todos los suyos en los Rangers habían sido rociados teniendo que convivir durante meses con la vergüenza del humillado.

Comburante ¡Listo!

Energía de activación (o chispa en criollito)

Ocurrió en dos partes. Primero: el pitcher de los Rangers de Texas, «Matt Bush», ex presidiario y dueño de la recta más rápida de su equipo en la actualidad, «accidentalmente» insertó una lisa de 97.13MPH en una costilla de José Bautista.

Esto, en algunos libros del «Beisbol Bien Jugado» no fue muy limpio. Esta no era la primera vez que se veían estos equipos después del «Bat Flip» de Bautista el año pasado pero sí era la última oportunidad que se encontrarían esta campaña en temporada regular. Al golpearlo «accidentalmente» en este momento los Rangers se aseguraban de disminuir las posibilidades de alguna retaliación.

¡Primera chispa, lista!

Adolorido y molesto por la inexistente expulsión de Matt Bush del juego, Bautista recibió, de una realmente pícara Providencia del béisbol, una oportunidad inmediata para devolver el favor:

– Rolling por tercera, bueno para doble play.
– Recibe Rougned Odor en segunda. ¡Ahí va unoooo…!

Bautista, con un tardío e ilegal deslizamiento en segunda base no impedía, bajo el nuevo reglamento, el doble play (iba a ser decretado automáticamente) pero sí ofrecía a la parte izquierda de su torso un poco de solaz venganza.

Esa sensación, sin embargo, le duró medio segundo.

¡Segunda Chispa, lista!

La explosión

¡¡¡BBBOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOMMMMMMMMM!!!

via GIPHY

Apreciaciones de la Explosión

1. Magnitud:

En la escala del 1 al 10, siendo un perfecto 10 el Big Bang que hubo entre Cardenales de Lara y Leones del Caracas en la 97-98,

Este evento se lleva un 5. Además del conflicto entre José Bautista y Rougned Odor no hubo otros grandes participantes en el episodio.

Sí, el tercera base de los azulejos, Josh Donaldson quiso protagonizar también la revuelta pero al final más pudieron las buenas y oportunas acciones de peloteros como Adrián Beltré para apaciguar las llamas (¡Ojo! Eso no impidió que Donalson se llevará también un presente a casa).

2. Intensidad:

También en la escala del 1 al 10, siendo 10 el conflicto entre Nolan Ryan y Robin Ventura

Este evento es un 12.

Fue justo: Odor no pegó a traición ni nada parecido.
Fue advertido: Odor ofreció un empujón que le dijo a Bautista «Aquí nos matamos».
Fue para el recuerdo: en palabras de Buster Olney, periodista de ESPN, «el golpe de Odor bien pudiera ser el mejor golpe que se haya registrado en la historia de las mayores».
Mejor que lo diga él a que lo diga yo por aquello de la nacionalidad compartida con el criollo.

Observaciones sobre los agente incendiarios:

Bautista se equivocó. Pero en mi libro no se equivocó tanto en el acto como en la selección de la persona a la que iba a utilizar para cometer el acto. El deslizamiento y el «Bat Flip» (que honestamente creo que no buscó lesionar sino provocar) caen mal y generan repercusiones. MLB se encargará de sancionar la primera porque es ilegal. Odor se encargó de sancionar la segunda porque es su naturaleza.

Por otro lado también acertó. Lo hizo al afirmar que se necesitaba alguien más grande que Odor para noquearlo. Ciertamente parece tener una quijada mexicana hecha de hormigón capaz de soportar semejante golpe sin perder la conciencia.

Odor se equivocó. Y no vengo con el espíritu purista que me obliga a fustigar TODAS las peleas en un terreno de juego. No soy exactamente de esos. Soy, sin embargo, alguien con una fijación inmensa con la coherencia y Odor, aquí, no es coherente. ¿Por qué? Porque para dar inicio al conflicto utilizó una excusa que a él le queda mal. Si no me creen, vean lo le que hizo el año pasado en una barrida en segunda a Johnny Giavotella:

Pero, a decir verdad, también acertó. Siguiendo estrictas normas del conflicto bélico Odor acertó un golpe legendario que grita a los usuales buscapleitos: «No te metas con Texas… Y menos con los zulianos». Obviamente debe y será sancionado por MLB. Solo espero que ese castigo no exceda los parámetros normales de una fuerte pelea en Grandes Ligas (entre 5 y 8 juegos) solo porque Odor, al parecer, también hace un swing efectivo y sensacional a la derecha.

Conclusión personal

El béisbol obviamente no necesita de este tipo de episodios para ser genial. Sé que entretienen y maravillan, sé que atraen como lo puede hacer un edificio en llamas. Pero las consecuencias de este tipo de episodios a veces resultan ser mucho más costosas que el minuto de entretenimiento que ofrecen (Zack Greinke, por ejemplo, se fracturó la clavícula en una pelea con Carlos Quentin en 2013).

Por eso entiendo y comparto todo el esfuerzo que hace MLB para limitar las jugadas de contacto. Hoy estos jugadores valen cifras extraordinarias de dólares y el principal interés de todos es verlos la mayor cantidad de tiempo en el terreno, no en documentales de rehabilitación.

Dicho esto, también entiendo a Bautista y Odor. Son humanos, no robots. Tienen venas, no cables. Eso me obliga a entender que a veces este tipo de cosas, ¡pues, pasan!

Por todo ello lo que queda es observar este episodio como una página curiosa dentro de la historia del juego, como tantas que hemos visto, y esperar porque los protagonistas de este conflicto puedan darse la mano pronto para continuar escribiendo actos beisbolísticos que atraigan sin quemar, que impacten sin explotar.

Después de todo, el juego debe ser y será más grande que esta nimiedad.

Publicidad
Publicidad