La alerta roja en los departamentos de Gard, Vaucluse, Hérault y Bouches du Rhône es consecuencia de unas temperaturas que podrían superar el tope histórico Francia, los 44,1 grados centígrados que se registraron en las localidades de Saint-Christol-lès-Alès y Conqueyrac, en esa misma zona, en agosto de 2003.
La medida se traducirá en la cancelación de todas las salidas escolares y de los actos festivos, salvo los que se organicen en espacios con refrigeración, anunció la ministra de Sanidad, Agnès Buzyn, en una comparecencia ante la prensa.
Buzyn, que se presentó junto al director general de Sanidad, Jérôme Salomon, indicó que también se anularán las actividades deportivas en las escuelas, y que los padres podrán optar por no llevar a sus hijos a los centros escolares.
La ministra hizo hincapié en que la actual ola de calor que comenzó en Francia al empezar la semana es «excepcional por su intensidad».
«Es inédita, sin precedentes en Francia», insistió Salomon, que pidió a los habitantes de las zonas más afectadas que limiten al máximo las actividades en el exterior y que renuncien a hacer deporte porque el calor extremo es peligroso incluso para personas con buena salud.
Además de esos cuatro departamentos, hay otros 76 del centenar que tiene Francia, en alerta naranja. Los únicos que quedan al margen están en la costa atlántica.