Venezuela

Opinión | ¿“Ecosocialismo”?

El 29 de marzo, las comunidades de las urbanizaciones 1, 2, 3 de Montalbán, en Caracas, denunciaron en Facebook la presencia de una venada que aparentemente había bajado del bosque que queda detrás, y pedían ayuda para regresarla a su hábitat

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Voy a parafrasear a Enrique Jardiel Poncela, quien en su libro “Máximas Mínimas” (que ahora no tengo a mano), en el capítulo sobre los animales, decía que “entre el hombre y la bestia no hay mayor distinción que la de la bestia. Porque mientras los animales matan por necesidad, los hombres matan por el gusto de matar”.

El 29 de marzo, las comunidades de las urbanizaciones 1, 2, 3 de Montalbán, en Caracas, denunciaron en Facebook la presencia de una venada que aparentemente había bajado del bosque que queda detrás, y pedían ayuda para regresarla a su hábitat. Pero los vecinos no pudieron hacer nada. Se lee en la nota: “en cuestión de horas una banda de niños de la Misión Vivienda entre la Urb. 3 y Juan Pablo II se dieron a la tarea de perseguirla, atraparla, golpearla salvajemente hasta matarla para comérsela…. «. La foto de la venada muerta es dantesca. Aparece golpeada y ahorcada, con las ubres hinchadas, lo que hace suponer que estaba amamantando.

Pero no se la comieron… la dejaron colgada de un árbol. Eso hace presuponer que no la mataron por hambre. La mataron por salvajes. ¿Cómo puede ser un juego, mucho menos una diversión, matar un animal? Yo puedo entender que, si hay hambre, un venado resuelve la comida de varios días en una familia. Pero no…

Sigue la nota de Facebook: “es aberrante el hecho de que no sólo los «niños» estaban orgullosos de su cacería, sino también el grupo de adultos que se encontraba en el lugar de la masacre. Adultos que además propinaban ofensas y amenazas a las personas que noblemente intentaron ayudar al animal”.

Y todo esto en el medio de una supuesta cuarentena, en la que muchos han podido salir contagiados del coronavirus. ¿Qué hacía ese gentío en la calle? ¡Cuánta falta hacen los canales de televisión libres, que estarían 24 horas guiando a la población sobre qué hacer y cómo hacerlo!

Pero vuelvo al tema del asesinato a sangre fría de la venadita. Los niños, por lo general, imitan lo que ven en sus casas. Si ven violencia, serán violentos. Si ven burlas, serán burlones. Si ven hipocresías, serán hipócritas. Si oyen mentiras, serán mentirosos. Y si encima, actúan aupados por adultos, como quienes auparon a quienes golpeaban a la venadita, el mensaje que están recibiendo es un espaldarazo a su conducta barbárica. A la vuelta de unos pocos años no van a matar a un animal, matarán a un ser humano.

La falta de empatía de los asesinos se forja desde muy pequeños. Por eso no sienten el menor remordimiento al asesinar. En el caso que nos ocupa, quienes intentaron detenerlos fueron atacados con igual fiereza y hasta considerados estúpidos. (Me tomé el trabajo de leer los comentarios de los vecinos). La conclusión de la mayoría es que, como sociedad, ya no tenemos remedio.

Yo sí creo que tenemos remedio, pero tiene que haber reglas claras, autoridades que infundan respeto y no temor o burlas. Sanciones ejemplarizantes. Los funcionarios de la Misión Nevado se apersonaron en el lugar, pero cuando llegaron, según su propia publicación en Facebook, “constataron que ya la venadita se encontraba muerta y colgada a un árbol”.

“Los presuntos responsables (detesto que sigan usando la palabra “presunto” cuando se sabe de hecho que fueron los autores) fueron trasladados al Comando de la Policía Municipal de Caracas en la Cota 905, quedando a la orden del Fiscal Nacional Ambiental del @MinpublicoVE, Yelfredy Hernández. Como parte del procedimiento a realizar se les dictó una charla en materia de legislación animal con énfasis en #FaunaSilvestre”. El “ecosocialismo” que llaman, pues. ¡Les dieron una charla! ¿Qué creen que van a hacer esos muchachos ahora? ¿De verdad piensan que la charla les cambió la forma de pensar?… ¡Hay que ser bien ingenuos para suponer algo semejante!

La fauna doméstica y silvestre en Venezuela está siendo diezmada de muchas maneras. Y al final, lo que queda diezmada es nuestra sociedad, porque cada vez aumentan las personas que carecen de compasión y un mínimo de humanidad. Muchas veces me pregunto –y cada vez con más frecuencia- si de verdad los seres humanos debemos estar en el tope de la pirámide de la Naturaleza…

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