Venezuela

Opinión | Hay que despertar

Ante la difícil situación en que los venezolanos estamos inmersos, pareciera inminente plantearse despertar, reaccionar y actuar o hundirnos todos. La crisis definitivamente va en serio. No es un asunto de imaginación publicitaria destinado a alimentar opiniones ante los medios de comunicación en general.

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Texto: Rafael Viloria / Foto: Daniel Hernández-El Estímulo

En el epicentro de la crisis, se destacan los asuntos relacionados con la inflación y la hiperinflación, que ya están cediendo espacios a dos  fenómenos de la economía relacionados con la deflación y la estanflación, los cuales a la postre agravarían la situación actual a grados imponderables.

Si nuestra economía cae en este terreno, sin que nadie haga esfuerzos por evitarlo, estaríamos al borde de un estallido social y no habría fuerza alguna capaz de controlarlo. Ni siquiera la que dispongan el Estado mismo y sus aliados internacionales. En tal sentido, despertar tiene para los venezolanos un propósito común: asumir roles de acción sociales, económicos y políticas propias, sin intermediaciones distintas a las contempladas por nuestra constitución bolivariana.

Los venezolanos no solo tenemos que despertar de la hipnosis a la que hemos sido sometidos perversamente, sino que debemos reaccionar con coraje y decisión propias, tal y como lo contempla el artículo 1° de nuestra Carta Magna:

«Venezuela se declara República Bolivariana, irrevocablemente libre e independiente, y fundamenta su patrimonio moral y sus valores de libertad, igualdad, justicia y paz internacional en la doctrina de Simón Bolívar, el Libertador.

Son derechos irrenunciables de la nación la independencia, la libertad, la soberanía, la inmunidad, la integridad territorial y la autodeterminación nacional».

Está claro que superar nuestra situación actual no será una tarea fácil de llevar a cabo, pero tampoco será imposible lograrlo. Lo inminente de las consecuencias a las que estamos expuestos obliga a los venezolanos a tener que actuar diligentemente y con coraje.  La crisis de Venezuela no llegó de forma gratuita ni por casualidad.

Hay que despertar a Venezuela de las perversas fantasías que tienen como norte imponer una doctrina contraria a la que nos presenta el corazón de nuestra Carta Magna:

“El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana

(…) Con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad”.

Los venezolanos asumiremos el reto de rescatar la patria de las manos de quienes con perversas intenciones ideológicas, se niegan a vivir, convivir y coexistir en santa paz.

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