Cultura

Orfeo y la tragedia de la pérdida

Es la cuarta vez en casi tres décadas que la Camerata de Caracas presenta la ópera compuesta por Claudio Monteverdi en el siglo XVII. Las funciones serán hasta este domingo 30 de abril en el Teatro Teresa Carreño.

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Foto: Cortesía Patricia Aloy

Habían perdido la posibilidad de ensayar el día anterior (el país y sus crisis), por eso todo debía estar en el tiempo correcto, todo en su marca. Era esa la última oportunidad de revisar los detalles antes del estreno.

Y ahí estaba ella, al piano. Un ojo en la partitura, otro en la escena. Un par de lentes en el rostro, otro que le colgaba del cuello. De nuevo a la partitura; de nuevo a la escena. Isabel Palacios se mantiene incorruptible.

La que comienza esta tarde, a las 6:00 pm en la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño, es la cuarta ocasión que La Camerata de Caracas presenta L’Orfeo, compuesta por Claudio Monteverdi y estrenada en el siglo XVII. Es la única compañía que ha representado en Caracas la que se considera la primera ópera. Luego de su estreno en 1989, subió al escenario en 2007 y 2008.

Tras su estreno esta noche, las siguientes funciones serán el sábado 29 de abril a las 5:00 pm y el domingo 30 en doble tanda: a las 11:00 am y a las 5:00 pm. El costo de las entradas: 1.000 bolívares.

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La puesta en escena es clásica en su concepción y movimiento. Durante el ensayo los cantantes y bailarines (participan integrantes de las compañías estables del teatro) van transitando por las emociones de esta tragedia griega hasta que suena un celular. Y en uno de sus picos dramáticos.

El móvil pertenece a una de los músicos. Isabel Palacios la mira de reojo, pero no se desconcentra. Quien interrumpió sabe que hizo mal y procura no hacer más ruido, ser solo calor estacionado sobre la silla. Entonces la ópera prosigue.

Ópera, a pesar de todo

L’Orfeo narra el mito del semidios, el personaje de la música y pastor de Tracia. Se casa con Eurídice, pero en medio de la celebración a ella la muerde una serpiente y muere. Él, devastado, decide bajar al Inframundo, donde está Caronte. Lo convence de llevársela de vuelta, pero le imponen una condición: no debe mirarla al rostro hasta llegar arriba.

Pero Orfeo cede ante su lado humano y cae en la tentación de verla, con lo que rompe el acuerdo y Eurídice debe volver a las aguas oscuras a pasar la eternidad.

En esta tragedia, el rol principal será interpretado por los tenores Luis Cabrera y Jerónimo Ramos.

“Tengo 23 años con la Camerata especializándome en el período y formándome, porque además de un grupo musical, es también un taller continuo y he venido desarrollando casi una suerte de especialización en el género”, señala Ramos, que abrirá la temporada esta tarde.

Considera que Orfeo es uno de los papeles más importantes. “Tiene un recorrido que abarca los posibles giros y formas de estructura musical que se han escrito en este género. Psicológicamente hablando es complejo: entra en escena en el momento más feliz de su vida y luego atraviesa la peor tragedia”.

Ramos asegura que es, además, una pieza fundamental para ver en este momento que atraviesa el país: “Es tiempo de encontrarnos con nosotros mismos. Orfeo enfrenta la pérdida de su amada, algo que nos ha sucedido acá. En este momento no hay una sola persona que no haya perdido a un familiar que se le fue del país o a su mejor amigo, o a los que han muerto. Y esta obra es un encuentro con la muerte. Habla de cómo enfrentar la pérdida y creo que es muy importante ahora para poder hacer catarsis”.

El personaje de Eurídice lo interpreta la mezzosoprano Claudia García Briceño, para quien el reto principal es abordar el período musical –barroco temprano– de la manera adecuada: “Yo no puedo cantar Monteverdi como interpretaría una ópera de Verdi, porque la vocalidad es muy diferente. Es empaparse del estilo, estudiar y aportarle a la historia”.

García Briceño asegura que a pesar de la importancia de su contenido, lo fundamental de la pieza es que esta nueva temporada es muestra de que se sigue haciendo arte, a pesar de todo.

“En medio de tanta crisis cultural, de tanta crisis social, llegar al teatro, que es un templo, y abordar esta música es darle una carga energética al público. El esfuerzo que se tiene que hacer para lograr un espectáculo es grande en términos de inversión. Desde hace tiempo los montajes apoteósicos son cada vez más escasos y muchas veces son producciones ya existentes. Pero las ganas siempre están; en el país no solo hay talento, sino también la energía e ímpetu de hacer las cosas”.

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Completan el elenco de L’Orfeo los cantantes Natalia Díaz, Yenny Quintero, Greilys Bracho, Martín Camacho, Oriana Ortiz, Darvis Coronado, Wilfredo Villavicencio y Miguely García.

Los coros y danzas, con coreografía de Costa Palamides, están a cargo de la Camerata Barroca y la orquesta será el Collegium Musicum Fernando Silva-Morvan de la Camerata de Caracas.

La palabra de Cabrujas

El actor Luigi Sciamanna formará parte de la pieza. Es el encargado de leer al inicio del espectáculo y tras el intermedio un texto que escribió José Ignacio Cabrujas para el estreno de la ópera en Caracas a finales de los años ochenta.

“Él no ofrece ninguna visión de la obra, sino que muy hábilmente hace una presentación de la historia de una forma muy poética. Porque cuando se presentó por primera vez no existían los subtítulos en el teatro”, señala.

Sciamanna alaba la que, asegura, fue en sus inicios una ópera prohibida.

“Representaba un tema pagano y esta idea que tenían los músicos y poetas de revivir la antigua tragedia griega y hacerla con melodía era considerado peligroso por la Iglesia. Y cuando se estrenó fue para un círculo muy estrecho de intelectuales y pensadores. Después se convertiría –la ópera– en un arte muy popular. Pero lo bello es que su comienzo está envuelto en el más absoluto misterio”.

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