Venezuela

Pacientes de diálisis en Riverside penden de un hilo por falta de filtros

El drama de los pacientes renales no para. Este miércoles 23 de mayo, un grupo de personas de la tercera edad protestaron en la sede de la clínica Riverside en Bello Campo, pidiendo justicia para sus vidas, puesto que no se pueden dializar con las constancia que sus cuerpos necesitan, por lo que viven un perenne riesgo.

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FOTOGRAFÍA: ALEJANDRO CREMADES

Karina Betancourt lleva cinco años dializándose y desde los últimos dos ha sentido cómo la crisis del sector salud la afecta directamente. Le parece indignante que esta semana llegaran 500 filtros para las máquinas, porque asegura que no es suficiente. «Eso dura hasta el viernes. Lo ideal es que no se acabe y todos podamos cumplir con nuestros tratamientos, pero no se puede», se lamenta.
Algunos tienen la fortuna de recibir los filtros porque alguien se los regala; otros deben ir al mercado negro a conseguirlos por precios que van desde 4 hasta 8 millones de bolívares. La mayoría no cuenta con ese dinero. Según Betancourt, uno de esos aparatos da para tres usos, luego debe ser desechado. «Hay veces en las que te los venden usados y uno piensa si comprarlo o no».
La mujer, madre de dos hijos (13 y 23 años) se preocupa por el destino de sus dos varones. El mayor entiende su estado pero el menor aún no y cuando sufre recaídas, como la que sufrió este lunes 22, los miedos afloran. «Me puse hinchada es un régimen muy radical. Nada de agua, ni alimentos», manifestó.
De igual modo, Rafael Montilla de 57 años se dializa dos veces al día. No cobra sueldo ni pensión, por lo que debe hacer malabares para conseguir dinero para sobrevivir. Perdió hace muchos años la vista en un ojo y su aspecto es frágil.
«Necesitamos de todo, porque aquí falta de todo. Esto nos está más caro», comentó a El Estímulo durante una rueda de prensa en la que los pacientes alzaban carteles en señal de protesta.
Ambos pacientes renales han pasado semanas sin pasar por el procedimiento médico y cuando los días pasan sus cuerpos recienten la acumulación de toxinas. «Hace una semana murieron dos y yo me pregunto a veces si seré el próximo». Es una realidad que los dos se plantean.
Desde hace ocho años se dializa en el Centro Riverside, ubicado en el municipio Chacao, y es consciente que dentro de las instalaciones los tratos no son los más óptimos. Pietro Provozo, quien sufrió de cáncer y habla por medio de un micrófono de garganta apoya el comentario de Montilla. «Nos tratan como basura y para colmo los asientos de las maquinas ya son como un pedazo de hierro, lo peor es que son casi cuatro horas de tortura en un servicio que un día está disponible y otro no», subrayó.
Todos los pacientes presentes coinciden en que lo que viven es una burla y que esperan que alguien resuelva su sufrimiento para que la muerte no llegue a ellos.]]>

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