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Podemos: la franquicia del chavismo retoña en España

Podemos y Pablo Iglesias acarician las puertas del poder en España. En medio del confinamiento promueven ideas y leyes que se parecen cada vez más a las auspiciadas por el difunto comandante Hugo Chávez y sus herederos, desde hace dos décadas. Por ironías del destino, la de España es la franquicia más persistente de la fracasada internacional chavista. Y es cada vez más ambiciosa.

Carvajal, denuncias contra Podemos y el chavismo
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La izquierda en España comandada por Podemos exhibe patrones cada vez más similares a los del proceso sufrido en Venezuela bajo el puño y el verbo del teniente coronel Hugo Chávez y sus herederos. El control de la información, la defensa de la expropiación como política de Estado, una extrema polarización, mensajes que apuntan a la permanencia en el poder indefinidamente y considerar al adversario político como enemigo irreconciliable, son algunos de esos rasgos.

El pasado domingo 7 de junio, miles de personas salieron a protestar en distintas ciudades españolas en contra del racismo. El motivo fue la muerte del afroestadounidense George Floyd. La multitud se sumó a la reacción mundial por el asesinato de un hombre de raza negra a manos de un policía.

El llamado a la calle se hizo pese a las medidas de prevención contra la COVID-19. La pandemia se ha cobrado en España, desde su curva máxima, el 26 de marzo, 9.159 nuevos contagios. Ya se acumulan 27.136 muertes. Gran parte de esos casos son atribuibles, según expertos sanitaristas, a  convocatorias como la concentración feminista del 8 de marzo. A raíz de esta manifestación se habría elevado de forma notoria la curva de contagios en la nación ibérica.

Los medios locales cuestionaron que los convocantes no respetaran las normas de distanciamiento establecidas por el gobierno español, a pesar del declive del número de casos a 240 para el 4 de junio. La cifra sigue siendo alta.

La convocatoria iba por cuenta de la organización Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente de España. Pero en la concentración, frente a la Embajada de EE UU en Madrid, destacó la presencia de los activistas de Unidas Podemos.

También destacó la presencia del parlamentario de la Izquierda Unida del Congreso, Enrique Fernando Santiago Romero. Él es, desde abril de 2018, secretario general del Partido Comunista de España.

Diseminan virus e ideas

Romero es también el primer vicepresidente de la Comisión de Reestructuración Social y Económica, constituida por el Congreso de los Diputados tras el inicio de la pandemia.

El evento ha sido caldo de cultivo para agudizar la polarización en la política española. Esta tiene como protagonistas a la izquierda aliada en Unidas Podemos y a la ahora llamada  “extrema derecha”, centrada en VOX y el Partido Popular (PP).

La manifestación del pasado domingo se agrega a los cuestionamientos que se han hecho a otras acciones de esta coalición socialista, ahora liderada por Podemos y el grupo que encabeza su vicepresidente, Pablo Iglesias. Se les critica la marcha convocada el 8 de marzo, en Madrid, por el Día Internacional de la Mujer. Según las investigaciones adelantadas por el juzgado de Madrid, en esa fecha tanto el Ministerio de Sanidad como el Centro de Coordinación de Alertas Sanitarias subestimaron la gravedad del coronavirus.

A esta concentración feminista, cuestionada por los partidos de “la derecha”, se le atribuye el haber acelerado los contagios del coronavirus en la comunidad de Madrid, donde gobierna la oposición.

Pero el ángulo resaltante es que, al igual que en EE UU y en otros países de Europa, este tipo de manifestaciones, tanto la del 8 de marzo como la antirracismo en EE UU, fueron promovidas por la izquierda.

Violencia selectiva

Solo que en los lugares donde gobierna la izquierda en España no hubo saqueos ni vandalismo.

Algunos portales, como OKdiario, destacan que la promotora o convocante oficial de la manifestación del 8-M en Madrid, Alicia López Hernando, quien se declara “feminista, anticapitalista y ecologista”, pertenece a Podemos. Fue candidata del partido que dirige Iglesias en las últimas elecciones en El Bolao, Cantabria.

Igualmente, López Hernando figura como máxima responsable de la marcha multitudinaria en el informe de la Guardia Civil, remitido al juzgado 51 de Madrid. A esta líder de izquierda se le cuestiona también su alto nivel de vida, nada cónsono con lo que pregona.

De manera que los vínculos de la izquierda con estos movimientos de las “minorías” han aparecido en varios conflictos del mundo democrático occidental. En ellos suelen destacarse movimientos y figuras políticas ligadas a la izquierda. Así ha ocurrido con las manifestaciones en EE UU y las revueltas que se registraron en Chile, Ecuador, Perú y Colombia.

La diferencia en España es que el poder comienza a ser compartido por la alianza de Unidos Podemos y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), con patrones muy semejantes a los inicios del proceso vivido en Venezuela y que fue liderado por el militar golpista Hugo Chávez.

Un líder comunista

A la par de su actividad política, el abogado y político Enrique Santiago Romero se ha desempeñado en la defensa de los derechos humanos. Pero sus vínculos con los gobiernos de Cuba y Venezuela han sido muy estrechos y productivos. Entre otras actividades, ha figurado como “acompañante” en elecciones que han dado supuestos certificados de legitimidad a Nicolás Maduro.

En su perfil de Twitter, Santiago se muestra afín al gobierno del heredero de Hugo Chávez en Venezuela. En esa red social ha replicado varios mensajes de Maduro. Fue negociador y representante de las FARC en las negociaciones que tuvieron lugar en La Habana. Como parte del equipo jurídico del grupo guerrillero más antiguo de Colombia y del continente americano,  desempeñó un importante papel en la elaboración del nuevo sistema de justicia. Este fue clave para impulsar el acuerdo que condujo a la creación de la Jurisdicción Especial de Paz (JEP), firmado en 2015.

Después de todo, Chávez financió la creación del partido Podemos, su filial más exitosa en el viejo mundo.

Se reivindica como leninista, admirador de Fidel Castro y de la revolución de Cuba. A esta nación la considera, “el país con más esperanza de vida en América”.

Sobre Maduro, dice que “ha conseguido mantener un proceso revolucionario, a pesar del acoso internacional”.

Ilusión electoral

Asimismo, reivindica la tesis chavista de que Venezuela es el país que más elecciones ha celebrado en los últimos 20 años y que estas son “las más escrutadas”.

(Analistas políticos objetan señalando que el número de elecciones no es sinónimo de democracia. En Venezuela, la voluntad de los votantes opositores no es respetada. Abundan las pruebas de cómo el chavismo termina imponiendo sus candidatos y sus tesis de gobierno, aun cuando pierde elecciones).

Santiago Romero se ha convertido en un líder clave en la radicalización del proceso que encabeza Podemos, con cuyo líder ha establecido estrechas relaciones.

Un trabajo con la firma del periodista Miguel Ángel Pérez, en Libertad Digital, destaca que Romero fue quien elaboró, a nombre de Unidas Podemos, las denuncias sobre la supuesta red de difusión de “bulos” o noticias falsas, contra el gobierno español por su manejo de la pandemia de covid-19. Denuncia supuestos delitos de organización criminal, injurias y amenazas a altas instituciones del Estado.

Se trata de nuevas leyes que promueven la censura, muy parecidas a las leyes contra el odio que se están aplicando en Venezuela. A estas propuestas se agrega la de eliminar los artículos del Código Penal que consagran la “protección a la libertad de expresión”.

La derecha no gobernará

Desde el mismo momento en que Hugo Chávez disfrutó de los pasillos del palacio presidencial de Miraflores, en el centro de Caracas, comenzó a plantear que él no era un presidente más que se elegía cada cinco años y al que se le impedía repetir en el siguiente período.

Con la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de 1999, instauró la reelección presidencial indefinida. Con ello, popularizó la consigna “No volverán”, dirigida a la oposición. En lo adelante, el sector en el poder la llamaría simplemente “la derecha”, como una advertencia de que el chavismo había llegado para quedarse.

En España, ahora se invierten los roles en las manifestaciones de calle.

Unas, las de la izquierda, son contra el racismo en EE UU o por los derechos de la mujer; no terminan en quemas ni saqueos, como en el pasado, ya que sus líderes ahora gobiernan.

Otras, las de los opositores, ahora llamados “la extrema derecha”, en las que suenan las cacerolas, son tachadas de «golpistas», aunque son pacíficas. A estas manifestaciones, respaldadas por VOX y el PP, les responde Iglesias diciendo que “la derecha se dedica a la crispación y a la contaminación acústica, porque son conscientes de que no van a sumar y no van a volver a gobernar en muchos años, por mucho que pretendan influir en algunos poderes del Estado y por mucho que insistan en la estrategia de la tensión. La derecha de berrinche y cacerola no gobernará en España, porque nunca sumará mayoría en el Congreso”.

Te pareces tanto a mí

Así pues, tal como lo promovió Chávez en Venezuela, comienza a sembrarse la idea de que “la extrema derecha” no volverá a gobernar en España. Una situación que en los primeros cinco años del chavismo, para los políticos venezolanos y la gran masa de electores, acostumbrados a la democracia y la alternabilidad, era una suerte de chiste o simple consigna de la izquierda chavista.

Pero, en los años siguientes, el chavismo tomó control de todos los poderes públicos. Intervino el Consejo Nacional Electoral, inhabilitó partidos políticos, parlamentarios y dirigentes, desconoció a la Asamblea Nacional. En aquellas regiones en donde algún partido opositor ganó cargos locales o regionales, fueron creados organismos paralelos y «protectores», para manejar las políticas locales.

Así han transcurrido 20 años con el chavismo en el poder. Esto, a pesar de la crisis social y económica y de un drama humanitario jamás registrado en Latinoamérica. También, obviamente, en contra de los designios y preferencias de la mayoría de la población.

En la Comisión de Reconstrucción, Pablo Iglesias le dijo al representante del partido VOX, Iván Espinosa de los Monteros, que “les gustaría dar un golpe de Estado pero no se atreven, porque para eso, además de desearlo y pedirlo, hay que atreverse”.

Los sospechosos

Durante los primeros años del chavismo, y así continuó a lo largo de las últimas dos décadas, cualquier acción política, opinión adversa o propuesta, se considera “golpista”. A los opositores se les acusa de terroristas. El partido Voluntad Popular, al que pertenece el legítimo presidente de la Asamblea Nacional (parlamento), Juan Guaidó, fue ilegalizado y acusado de terrorista.

Los golpes de Estado impulsados por el chavismo el 4 de febrero de 1992 y el 27 de noviembre de ese mismo año, los promovieron como una “rebelión” legítima. Esto, a pesar de levantarse en armas contra un gobierno democrático y dejar 500 muertos en las calles.

Incluso, el 4 de febrero fue declarado Día de la Dignidad Nacional por Hugo Chávez. Fue un honor a esa fecha, en la que el entonces oscuro comandante de paracaidistas del Ejército saltó a fama, tras rebelarse contra el presidente Carlos Andrés Pérez.

Pero, desde que se instauró el chavismo para gobernar con puño de hierro el país, todas las acciones de calle en Venezuela han sido calificadas de «intentos de golpe de Estado», o de «magnicidio». Las manifestaciones de carácter pacífico han terminado en violencia, por la fuerte represión militar y policial que ha dejado decenas de jóvenes asesinados con disparos certeros a la cabeza y al torso.

Disertaciones de Iglesias

Desde 2006, se conoció de los viajes a Venezuela del actual vicepresidente español y del grupo de la Universidad Complutense. Iban a conocer y apoyar la llamada revolución bolivariana, un pasatiempo popular en esos años de turismo ideológico.

En esa época, igualmente, quedaron establecidos los pagos realizados por el chavismo a la fundación que sostiene y financió la creación del partido Podemos.

Aunque siempre habla a nombre de la democracia, Iglesias nunca ha dejado de expresar su admiración por la revolución bolivariana. Afirma que es un ejemplo digno de seguir para Europa.

En 2013 hizo su tercer viaje a Venezuela, poco después de la muerte de Chávez. Participó en el “Décimo encuentro de intelectuales y artistas en defensa de la revolución y el legado de Hugo Chávez”. Varios días pasaron estos grupos de izquierda disertando sobre ese tema, con participantes de varios países.

En esos días, Iglesias fue el invitado estelar de uno de los programas de la televisora de propaganda oficialista Venezolana de Televisión (VTV). Ante las cámaras, el líder de Podemos afirmó que “lo que ha ocurrido en Venezuela, lo que está ocurriendo en América Latina, es una referencia fundamental para los ciudadanos del sur de Europa. Mi país está viviendo una crisis de regímenes. En mi país se está produciendo realmente una transición, porque todos los consensos han saltado por los aires. Lo que está sucediendo aquí (Venezuela) es una demostración de que sí hay alternativa. De que la única manera de gobernar no es gobernar para una minoría de privilegiados y contra las mayorías sociales, y ese es el ejemplo de América Latina”.

Con la propiedad hemos topado

Durante los años que finalmente lo llevaron a la vicepresidencia, Iglesias ha ratificado: “Soy comunista”. Pero recomienda no usar expresiones como “dictadura del proletariado”. Estas no son aceptadas por la mayoría y son hoy términos en desuso, con una carga negativa. Sin embargo, al calor de los debates, la orientación de sus acciones y expresiones revelan la ideología de la que se sostiene. Así ha expresado sus ideas en los distintos ámbitos que lo atornillan al comunismo.

Sobre el tema de la propiedad ha señalado:

“Ser demócrata es expropiar, aunque os duela. Donde hay propiedad privada, hay corrupción. ¿Qué es lo que haría un buen gobernante? Expropiar”. Aunque lo dijo en referencia a una gran empresa a punto de salir del país, el concepto quedó muy claro.

También ha precisado: “Lo que ataca la libertad de expresión es que la mayoría de los medios son privados. Que existan medios privados ataca la libertad de expresión. La comunicación es un derecho universal. Todo derecho que se privatiza deja de ser un derecho y se convierte en un privilegio. Es antidemocrático que los grandes medios de comunicación sean propiedad privada de multimillonarios. Un millonario no tiene los mismos intereses que tú y que yo. Va a defender a los suyos con sus medios de comunicación. Y ese es un derecho como la salud, como la vivienda. Si consentimos que los medios de comunicación estén en manos de los poderosos, nos están robando la democracia”.

Así, lo mismo que el chavismo en Venezuela, Podemos califica al adversario como enemigo. “Cuando definimos al enemigo, y creo que todos estamos de acuerdo en que el enemigo es la lógica capitalista, es que el enemigo solo entiende un lenguaje: el lenguaje de la fuerza”.

El control de la información

Desde el comienzo de la revolución chavista, el control de los medios de comunicación fue un objetivo claro para consolidar en el poder el modelo socialista. El golpe más duro fue el cierre de Radio Caracas TV (RCTV), el canal con mayor influencia nacional y el mejor dotado de sistemas de antenas para la transmisión, en tiempos en que aún no se posicionaba la TV por cable en todo el país. A ese cierre, vendido por la propaganda oficial como «fin de la concesión», le siguieron los de cientos de emisoras de radio. También, oscuras compras de medios privados televisivos e impresos, así como la imposición de leyes de censura.

Esta legislación llevó a reconocidos comunicadores e importantes figuras de la opinión pública al exilio. También ha derivado en el cierre de diarios como El Nacional. Este suspendió su edición impresa tras la demanda legal interpuesta por un alto jefe del gobierno, Diosdado Cabello, número dos del chavismo.

Hoy en día, la libertad de expresión solo se manifiesta en las redes sociales y en portales con dominios fuera de Venezuela. Dentro del país, la mayoría están bloqueados por el gobierno, que también se afincó contra las más importantes cadenas de televisión internacional. Los encarcelados suman desde “tuiteros” que expresan una inconformidad, hasta periodistas y editores de portales independientes. Los más reconocidos conductores de radio y televisión ahora transmiten desde el exilio.

Medios como ideología

Para Iglesias, el uso de los medios para promover la ideología es un factor clave para llevar a Podemos y el pensamiento socialista al poder en España. Al lado de las ideas de control transmitidas, el gobierno de Podemos y el PSOE ha ido tomando espacios en los medios a través de las nuevas leyes.

Macarena Olona Choclán, del grupo parlamentario de VOX en España, sostiene que Podemos ya tiene el control de los servicios de inteligencia, a través de la Comisión que controla el Centro Nacional de Inteligencia. Destaca que, para el manejo de los medios de comunicación, “han regado con millones de euros los medios privados de comunicación afectos al régimen. Lo que hacen es perseguir a los periodistas libres que alzan su voz crítica. El control de la opinión se aplica monitoreando las redes sociales, identificando las corrientes de opinión críticas y censurando al disidente. A través del Ministerio de la Verdad, han creado de manera paraestatal empresas destacadas como Newtral.es y Maldita.es, que son la Gestapo; vigilan la verdad oficial”.

La parlamentaria de VOX aseguró que al considerar “enemigo” al adversario político, según la ideología comunista, “no pueden eliminarlo físicamente; pero no me cabe la menor duda de que van a intentar muy singularmente ilegalizar nuestra formación política”.

Isabel Celaá Diéguez, ministra de Educación y Formación Profesional desde junio de 2018, ha defendido esta ley “de la verdad” que busca imponer el gobierno de Pedro Sánchez contra aquellos mensajes que critican la gestión de la COVID-19.

Colonización inversa

“No podemos aceptar que haya mensajes negativos, mensajes falsos, en definitiva”, dijo la ministra socialista en una entrevista concedida a un programa de la Televisión Española RTVE, la señal oficial del régimen, según reseñó el portal español Mediterráneo Digital.

La ministra socialista aprueba que la Policía Nacional y la Guardia Civil sean las encargadas de perseguir los “bulos y las desinformaciones para investigar y perseguir el delito, que enjuiciarán después los tribunales. No podemos aceptar que haya mensajes negativos, mensajes falsos, en definitiva, que transmiten a la ciudadanía consecuencias que luego pueden alterar su salud y que, además, van en contra de lo que significan los criterios científicos y la integridad de las instituciones públicas”.

“Por eso, esto corresponde a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que están trabajando con verdadera profesionalidad y, desde luego, con verdadera lealtad, sirviendo al interés general”, declaró Celaá Diéguez en cadena nacional.

En América Latina, el chavismo invirtió enormes recursos para exportar el socialismo del siglo XXI y consolidar alianzas para fortalecer el proceso venezolano. También financió medios e intelectuales europeos y estadounidenses. La mayoría de esas franquicias sucumbieron tras las políticas populistas, controles económicos y, en especial, por la corrupción extendida en pos del control de los poderes independientes.

Muchas de esas políticas ahora están siendo aplicadas en España a través de Podemos y bajo el liderazgo de Iglesias, como una de las últimas franquicias que va quedando de la internacional  chavista.

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