Venezuela

¿Por qué 2016 es crucial para el futuro de Nicolás Maduro?

“El 2015 ha sido terrible, que se vaya, y que quede como recuerdo”, dijo Nicolás Maduro el 17 de diciembre al hacer el balance de un año, que podría haber sentado las bases de todos los desafíos que deberá enfrentar en 2016 el jefe de Estado.

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FOTO: ARIANA CUBILLOS | AP

Nicolás Maduro debe asumir 2016 como un año crucial para sus aspiraciones políticas. Analistas e informes coinciden que el autodenominado “Presidente obrero” pone en juego la herencia que le dejó Hugo Chávez para conducir a la revolución bolivariana, al enfrentar una de las peores crisis que ha padecido Venezuela en años.

“Maduro tiene por delante una situación muy delicada. Desde el punto de vista económico y social, la situación sigue agravándose. La crisis económica genera impactos sociales que están empeorando. La escasez, desabastecimiento y el alto costo de la vida no han sido bien manejados desde la presidencia”, dijo el politólogo Luis Salamanca a El Estímulo.

Maduro reconoció que lo que denomina como “guerra económica”, que se traduce en una galopante inflación junto a la caída de los ingresos fiscales por el desplome de los precios del crudo y la parálisis del aparato productivo, fue el factor decisivo de la peor derrota que ha sufrido el chavismo en su historia en las legislativas del 6 de diciembre.

Y ese revés, que significó la pérdida del control del oficialismo de la Asamblea Nacional, puede costarle a Maduro su continuidad en el gobierno.

Por ello, el chavismo se apresuró a finales de año a pedir ante el Supremo la impugnación de los resultados de 8 diputados de la oposición que resultaron electos el 6 de diciembre. De ser favorable, esa maniobra podría desactivar la amenaza opositora de accionar este año un referendo a la mitad de su mandato por la vía de la mayoría calificada en la AN.

Pero eso no aleja a Maduro de las amenazas políticas que se le avecinan.

La oposición sabe que este año deberá aprovechar su dominio en el Parlamento si quiere sacar al Jefe de Estado del poder. La Constitución impone unos plazos que obligará a la Mesa de la Unidad a impulsar acciones en los próximos meses si pretende cambiar el gobierno.

“En 2016 puede venir una demanda de cambio político, un choque de trenes que puede incluir la presidencia. A su favor, Maduro tiene cierto control de poderes. Si el cambio político presidencial no se da este año, no se va a dar después si se produce alguna salida de Maduro, sea por renuncia, reforma constitucional o una enmienda”, explicó Salamanca.

En el ámbito político, Maduro enfrenta un escenario completamente distinto al que tenía cuando comenzó a gobernar formalmente en 2013. Su popularidad se ubica alrededor del 20% y hay sectores del chavismo que piden su cabeza al atribuirle la pérdida de la Asamblea Nacional.

“Maduro no tiene piso político suficiente y ha perdido una importante parte del capital político que le dejó Chávez, algo que no perdonan muchos oficialistas”, explicó Luis Vicente León, presidente de la firma Datanálisis.

Tras la derrota electoral, Maduro anunció profundas rectificaciones en el gobierno. Hace tres semanas, anunció un cambio de gabinete y asomó reformas económicas. Nada de esto se ha concretado, salvo el decreto de una reforma tributaria que alcanza a contribuyentes especiales y un mayor endurecimiento del control cambiario.

– La realidad obliga –

Pero el Presidente está obligado a ejecutar medidas que pueden resultar costosas para su proyecto político, basado en costosos subsidios y controles en los mercados. La realidad económica lo apremia. Firmas como Barclays aseguran que el inédito escenario de un ‘default’ se vuelve más difícil de evitar en Venezuela.

En un informe divulgado a mediados de diciembre, Barclays considera que el país requiere que el precio promedio del barril de Brent sea de $50 para poder “manejar” su flujo de caja y honrar millonarios compromisos internacionales, que comienzan a vencer en febrero.

Sin embargo,  la cesta venezolana se cotizó en 29,17 dólares en la segunda semana de diciembre, su precio más bajo en once años. Maduro advirtió a finales de ese mismo mes que el precio del barril estaba en $28 dólares y “va para abajo”.

La anemia que sufren los precios del petróleo plantea un escenario de déficit, toda vez que el presupuesto de la Nación de 2016 se calculó a un precio de 40 dólares por barril.

De acuerdo a Asdrúbal Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, Venezuela requiere un barril de petróleo cercano a los 75 dólares -mucho más alto a lo estimado por Barclays- para equilibrar su balanza de pagos.

Un desplome del precio que suma más del 48% en los últimos dos años representa, en palabras del propio Nicolás Maduro, «una disminución de 60% de sus ingresos en divisas, dificultando el mantenimiento de importantes proyectos».

-Crisis familiar-

Maduro no solo está agobiado por lo económico, lo político y lo social. La detención de Efraín Antonio Campo Flores, ahijado de la primera dama Cilia Flores, y de Francisco Flores de Freitas, sobrino político del presidente venezolano, el pasado 10 de noviembre por autoridades estadounidenses bajo cargos de narcotráfico, parece marcar el círculo más íntimo de la pareja presidencial este año.

Ambos jóvenes deberán comparecer en febrero ante un juez en Nueva York, luego de declararse inocentes en diciembre por “conspirar” en el envío de 800 kilogramos de cocaína hacia Estados Unidos. Los dos fueron detenidos en una operación encubierta de la DEA y permanecen detenidos en una cárcel de la ciudad estadounidense.

Maduro no se ha pronunciado sobre este caso. Durante un discurso realizado en el Mausoleo a Bolívar construido por Chávez el 17 de diciembre, el jefe de Estado se pronunció por el año difícil que encaró: “Hay años así en la historia, inclusive en la historia personal, donde se conjugan factores que crean situaciones desfavorables y dolorosas”.

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