Opinión

¿Por qué odio a Peppa Pig?

Sí, parece una serie ideal para niños y hasta educativa. Pero esta cerdita como que no es tan buena influencia. Al menos eso opina Andrés Schmucke y trata de explicarlo en este Tetero en las rocas

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peppa

A fin de cuentas es una pequeña cerdita con una bonita familia y lindos amigos, ¿no? Es un buen ejemplo para los niños que la ven, ¿cierto? El mensaje que deja siempre es positivo, ¿verdad? Ella es todo un ejemplo para los millones de niños y niñas que la ven y se quedan completamente embelesados frente al televisor. ¿No es así?

Pues no, no es así. «Peppa Pig» es, en mi opinión, uno de los peores contenidos que un niño pequeño puede ver. Es grosera, malcriada, fastidiosa, altanera y hace bullying. No es una cerdita adorable. Es un terrible modelo a seguir.

¿Entonces por qué a los niños les gusta tanto? ¿Por qué es tan popular en todo el mundo?

Yo he tenido que ver cómo Matteo se queda absorto frente al televisor mientras ve un episodio de Peppa. Eso siempre ha sido una lucha con mi esposa, porque desde siempre estuve negado a que la viera (pero como quedé atrapado 11 meses en Colombia por la pandemia, no puede evitar que cayera en ese vicio). Cuando nos volvimos a encontrar, ya era un Peppa adicto.

La defensa que muchos le dan es que los niños a esa edad (4-5 años), son así como Peppa. O sea, que ella viene siendo el vivo ejemplo de cómo es determinado momento de la infancia. Esto también me lo han dicho varias mamás con las que mantengo contacto y que comparten mis sentimientos con respecto a Peppa.

Sentimientos que no son nada infundados. En un episodio, a George, el hermanito de Peppa, le construyen un carrito para una competencia y a ella la ponen de mecánica. Peppa pregunta, entonces: “¿Qué hace un mecánico?”. Y el abuelo cerdito le responde: “Se encarga de reparar el auto, si algo sale mal”. A lo que ella remata con: “Ojalá todo salga mal”. Pobre George, va a tener que empezar a dormir con un ojo abierto.

Pero no solo a su hermanito se la aplica, también a su mejor amiga. En un episodio, Peppa quiere aprender a silbar y aunque lo intenta múltiples veces, no lo logra. En ese momento habla por teléfono con su amiga Susy oveja y le dice: “¿Susy, ¿tú sabes silbar?”. Susy le pregunta qué es silbar y Peppa le explica. Susy dice que no sabe y Peppa se siente aliviada. Inmediatamente Susy silba y Peppa le tranca el teléfono. Una amistad a prueba de balas.

Mi rechazo por la cerdita está avalado por la ciencia. Un estudio realizado en Harvard, afirma que «Peppa Pig» detona en los niños problemas de adaptación social. El psicólogo Marc Wildemberg mencionó que quienes ven el programa por 80 minutos o más al día, aumentan en un pequeño porcentaje las probabilidades de desarrollar problemas de comportamiento, como no tener la habilidad necesaria para entender que los demás tienen necesidades, no tener capacidad de ponerse en el lugar de los demás. Esto es resultado de que el personaje vive con un síndrome de superioridad, busca que sus ideas destaquen y no acepta opiniones ajenas.

Los Peppa adictos pueden desarrollar una carencia de empatía hacia quienes los rodean y volverse un tanto egoístas.

Es mucho el contenido infantil con mensajes positivos que podemos encontrar. Como papá, siempre trato de ver todo lo que ve Matteo, para estar claro de los mensajes que puede estar recibiendo. Dos de los que más me gustan y que recomiendo enormemente son: «Robocar Poli» (Netflix) y «Mini Beat Power Rockers» (Discovery Kids).

Ahora trataré de comenzar una Peppa desintoxicación que será difícil, pero no imposible.

Realmente hubiera preferido que se enganchara con «He-Man», «Thundercats», «Dragon Ball» o «G.I.Joe». Esos eran buenos. Los extraño.

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