Economía

¿Por qué se ha prolongado tanto el control de cambios?

Los controles de cambio son una medida temporal para encarar una crisis que tiene comienzo y final. 

Publicidad
Dólares

En control del gobierno sobre la compra-venta de divisas suele aplicarse cuando se produce una fuerte fuga de capitales que amenaza con liquidar las reservas internacionales y afectar la buena marcha de la economía de un país, al mermar la capacidad para financiar las importaciones esenciales y honrar la deuda externa que la República o empresas públicas haya emitido. En consecuencia, el control de cambios resulta ser una especie de torniquete que el gobierno aplica para evitar la hemorragia de capitales, proteger la fortaleza de la moneda y evitar auges inflacionarios que deterioren la capacidad adquisitiva de los salarios. Como una reducción súbita de las reservas internacionales erosiona el respaldo en divisas de la moneda, esto deteriora su poder de compra, lo cual se expresa en un alza de los precios y provoca un creciente malestar social.

A raíz del paro empresarial y del sabotaje a la industria petrolera que tuvo lugar a comienzos de 2013, el 5 de febrero de ese año se aplicó el control de cambios. Pdvsa dejó de facturar y simultáneamente se produjo una fuga masiva de divisas. Las reservas internacionales cayeron estrepitosamente y no alcanzaban para garantizar 4 meses de importaciones. Al restar el servicio de la deuda externa, esta cobertura no daba para tres meses.

Con base en el tipo de cambio de entonces, las  reservas internacionales apenas respaldaban el 60% de la base monetaria y menos de 20% de la liquidez. Después del primer año del control de cambios, las reservas internacionales se habían recuperado, y con base en la nueva tasa de cambio oficial superaban en más de cuatro veces el equivalente en dólares de la base monetaria y la liquidez llegó a tener un respaldo de 1,4 de reservas. Aquel nivel resultaba suficiente para garantizar 20 meses de importaciones y, al restar el servicio de la deuda externa, aun así la cobertura llegaba a 12 meses.

¿Cuándo comienza y cuándo debe terminar un control de cambios?

Los controles de cambio son una medida temporal para encarar una crisis que tiene comienzo y final. Una vez superada la inestabilidad política, reactivada la economía y con un sostenido ascenso de los precios del petróleo -que subieron de 22 a 100 $/b, pasando por el tope de 147 $/b en 2008- desaparecieron las razones económicas que en su momento justificaron su aplicación. Por lo tanto, el control de cambios debía ser desmontado, sobre todo al verificar los efectos no deseados que comenzaba a generar sobre la economía, particularmente los derivados del anclaje cambiario que provocó un crecimiento de las importaciones que desplazaron la producción agrícola e industrial del país. Incluso, las importaciones del propio gobierno se multiplicaron 10 veces, llegando a superar el 40 % del total de importaciones.

Los datos oficiales confirman que el control de cambio no ha podido evitar la fuga de capitales. Según el BCV más de $ 160 mil millones de origen venezolano se encuentran depositados en el exterior. Por su parte, el comportamiento de las reservas internacionales demuestra que, a la larga, el control de cambio no resultó ser una medida eficaz para sostener su recuperación inicial. Si bien, en los primeros años del control estas superaron los $ 43 mil millones, a partir de 2009 se desplomaron hasta caer $ 20 mil millones, cifra en la que se han estancado desde 2013. Además de la fuga de capitales que demuestra la inoperancia del control de cambios, la pérdida de autonomía del BCV en el manejo de las reservas internacionales es otro factor que explica por qué las reservas internacionales nunca terminaron de recuperarse.

Ciertamente, este deterioro de las reservas no es solo una consecuencia del control de cambios o del colapso de los precios del petróleo, también es un resultado de la propensión del Gobierno a gastar buena parte los fondos que se deberían ahorrar para encarar los tiempos de escasez. De hecho, el desagüe de las reservas internacionales se engendra en el 2005, cuando se reforma la ley del BCV y se crea el Fonden. Al establecer un nivel tope de reservas y considerar el resto como excedentarias, la nueva Ley ordenó la transferencia de estas últimas al Fonden para que fuesen utilizadas por el Gobierno central. A partir de entonces, y a pesar del mayor auge en la historia de los precios del petróleo, las reservas internacionales nunca volvieron al nivel de $ 40 millardos y, por el contrario, comenzaron a bajar. Así lo confirman los datos oficiales: Venezuela facturó más de $ 750 mil millones entre 2003-2014, pero PDVSA apenas entregó la mitad al BCV; al Fonden fueron traspasados más $ 65 mil millones, y más de $ 45 mil millones se dejaron de cobrar en efectivo debido al financiamiento a 15-20 años del 60 % de las ventas de petróleo a PetroCaribe, Acuerdo Energético de Caracas y Convenio Integral de Cooperación Energética. Por si fuera poco, para pagar el préstamo del Fondo Chino se han destinado más de $ 35 mil millones.

El control de cambios tampoco pudo contener la inflación. El uso del anclaje cambiario como instrumento de política antiinflacionaria se agotó y ya no da para más, ni siquiera porque vaya acompañado de crecientes y rígidos controles de precios: en 2013 la inflación llegó a 56,3% y fue superada en 2014 cuando subió a 68%, la más alta del mundo. La cotización del dólar en el mercado paralelo ha llegado a ser hasta 40 veces superior a la tasa oficial de 6,30 Bs/$, mientras que la tasa Simadi supera en 20 veces la tasa Cencoex, brecha que distorsiona el proceso de formación de precios. Sobre todo, una vez que la Sundde aceptó la tasa Simadi como base de cálculo del precio justo de venta al público y la misma ha pasado a ser la tasa que se utiliza en la formación de los precios en el mercado interno. Y así será cada vez más, debido a los retrasos en la liquidación de divisas a la tasa de Cencoex y Sicad, lo cual  obliga a reponer los inventarios de las mercancías importadas a la  tasa de cambio Simadi, que es a la que realmente se puede tener acceso.

El control de cambios, al degenerar en un manejo discrecional y poco transparente de la renta petrolera, dio origen a las más perversas prácticas de corrupción, denunciadas incluso por altos funcionarios del Estado como el Ministro Jorge Giordani, la ex presidenta del BCV, Edmee Betancourt, el presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, diputado Ricardo Sanguino, y la Fiscal General, Luisa Ortega Díaz, quien ha abierto innumerables procesos de investigación a personas y empresas indiciadas de un millardario desfalco a la Nación.

En 11 años de control de cambio ha proliferado una serie de delitos cambiarios entre los cuales se destacan la sobrefacturación de importaciones, la subfacturación de exportaciones, los “raspacupos” y las empresas de maletín.
El presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, diputado Ricardo Sanguino, reconoció que solo entre 2011 y 2013 detectaron diferencias entre las liquidaciones de dólares y los productos que ingresaron al país en torno a los $ 20 millardos. Cálculos de Ecoanalítica -al analizar las compras externas con los niveles de inventarios y las salidas de capitales- indican que entre 2003 y 2012 la sobrefacturación de importaciones no petroleras alcanzó los $ 69,5 millardos. Estas irregularidades se observan tanto en el sector público como en el privado, toda vez que las importaciones públicas ficticias entre 2003 y 2012 se calculan en $ 22,7 millardos, mientras que las del sector privado ascienden a $ 46,8 millardos. Como puede apreciarse, la sobrefacturación de las importaciones públicas alcanzó un tercio del total, al compás del aumento de las importaciones de los entes oficiales en los últimos cinco años.

¿Por qué se ha prolongado tanto el control de cambios?

La respuesta es sencilla: más que una medida de contingencia para encarar la fuga de divisas y evitar su impacto negativo sobre la economía y sociedad venezolanas, el control de cambios devino en un poderoso instrumento de control político y ha sido el mecanismo por excelencia a través del cual el gobierno ha dominado al sector privado que, en el momento de su implantación, había declarado una huelga patronal para desestabilizar y tumbar al gobierno. Esto fue reconocido con toda claridad por Aristóbulo Istúriz cuando explicó que: “»El control de cambio en Venezuela no es una medida económica, el control de cambio en Venezuela es una medida política porque si nosotros quitamos el control de cambio ustedes (compatriotas “escuá”) sacan los dólares y nos tumban. Mientras gobernemos, tenemos que tener control de cambio«.

@victoralvarezr

Publicidad
Publicidad