Opinión

Posverdad: el caso Venezuela y las elecciones en EE UU

Las venideras elecciones presidenciales en Estados Unidos se han visto influenciadas por eventos inesperados, “cisnes negros” que ponen en duda la reelección de Donald Trump. Noviembre ya está próximo. Se podría esperar otro “cisne negro”. El caso Venezuela pareciera no estar en la agenda de esa contienda electoral

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La elección de Donald Trump como el 45° presidente de Estados Unidos (EE UU) generó de inmediato la reacción de sus adversarios y enemigos políticos. La intelectualidad liberal lo etiquetó como el “presidente de la posverdad”. Justificaban su triunfo electoral en razón de las “mentiras” que sustentaron su discurso y su oferta política.

La revista Time aseveraba las mentiras de Trump habían actuado más como motores que como frenos en su campaña. En la sociedad “posverdad”, la carga emocional del discurso prevalecía sobre el rigor de los argumentos. Se aseguraba que “Trump dice muchas cosas que son demostrablemente falsas” (abril de 2017).

Los comicios de 2016

Se advertía sobre la imposibilidad de cumplir con sus promesas electorales –reputadas de demagógicas–y de su exagerado chauvinismo. Destacaban aspectos como la promesa de expulsión de 11 millones de inmigrantes indocumentados, la construcción de un muro de la frontera con México y la suspensión de acuerdos internacionales de libre comercio y contra el cambio climático. La solución a la violencia armada es tener un arma preparada para dispararle al agresor. Para impedir que los puestos de trabajo se trasladen al Asia –donde el costo de la mano de obra es bajo– y que los productos baratos inunden el mercado local, habría que poner un arancel muy alto, para que resulten más caros que los fabricados dentro de EE UU.

Entre sus estrategias estuvo hablar del enojo de la gente y de la negativa opinión del pueblo sobre el Congreso. También, de ser un candidato no proveniente de la política. Analistas señalan que ganó la Presidencia gracias a la promesa de recuperar la supremacía blanca contra los mexicanos violadores, asesinos y traficantes de droga.

Trump versus los medios

Se dijo que –sin pruebas– Trump acusaba a la prensa incómoda de mentir, cuando esta le destapaba sus propias mentiras. Al asumir el cargo, declaró una “guerra” a los medios de comunicación. Empleó el concepto de “noticias falsas” para encarar cualquier información que le fuera crítica.

El tema de Venezuela no había sido abordado por ninguno de los dos candidatos en las elecciones de 2016. Ni en debates, ni en declaraciones a la prensa ni en mítines. Para Hillary  Clinton, sería la continuación de la forma de llevar la política exterior del presidente Obama, sin esperar cambios radicales en el Departamento de Estado, apelando al dialogo y a la diplomacia. De Trump, para aquel momento una incógnita por su “manera populista”, se esperaba un discurso más agresivo hacia el gobierno de Nicolás Maduro, que buscara satisfacer a los llamados “halcones” de la política estadounidense.

Objetivo Venezuela

Trump, desde 2017, se refirió a la posibilidad de una acción militar, si la escalada autoritaria del gobierno de Nicolás Maduro persistía y él la considera pertinente. «Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluida la militar, si fuera necesario».

Formulaba un llamado a la Unión Europea (UE) para que aplicara sanciones al “régimen socialista de Venezuela”. Agradeció el apoyo de España en ese esfuerzo, a través del presidente para la época, Mariano Rajoy. “Tengo esperanza en que nuestros amigos en la Unión Europea seguirán en breve a Estados Unidos, Canadá y a muchas naciones latinoamericanas en la sanción al régimen de Maduro”. Afirmaba que en Venezuela la población “ha soportado una hambruna inmensa, sufrimientos y peligros, además de inestabilidad política” bajo lo que denominó “un opresivo régimen socialista”.

Al analizar el discurso de Trump ante la Asamblea General de la ONU en 2017, se advierte expresiones “sobre el peligro creciente” que amenaza “todo lo que valoramos y apreciamos”. Se hace referencia a “los terroristas y extremistas” –extendidos en todas las regiones del planeta– y a los “regímenes renegados”. Estos no solamente apoyan terroristas, sino que también amenazan “a otras naciones” y a “sus propios pueblos”, con las armas más destructivas conocidas por la humanidad.

Asesores de la presidencia de Trump consideran que algunos países son parte de una red de movimientos políticos y criminales en contra de EE UU, y ven como una amenaza creíble el ingreso de terroristas islámicos a  Venezuela.

Precisiones sobre el discurso de Donald Trump

1) El presidente estadounidense tilda al Estado venezolano de “renegado” o “forajido”. Es decir, lo incluye en el “pequeño grupo de regímenes” que violan todos los principios de las Naciones Unidas y que no respetan a sus propios ciudadanos ni los derechos soberanos de sus países.

2) Califica al gobierno de Nicolás Maduro como  un “régimen” y una “dictadura” socialista. Un régimen corrupto –al igual que el de Cuba–, que destruyó una “nación próspera”, al imponer una ideología fallida que ha producido pobreza y miseria donde se ha intentado. El socialismo es una ideología “desacreditada”, que contribuye al sufrimiento continuo de las personas que viven bajo “estos crueles sistemas”.

3) Roba “poder” a sus representantes electos para preservar su régimen.

4) Es “completamente inaceptable” que el “pueblo venezolano” esté muriendo de hambre, que el país este colapsado y que las instituciones democráticas hayan sido destruidas.

5) El objetivo del gobierno de EE UU es “ayudarlos” a recuperar la libertad, el país y a restaurar la democracia.

6) Reconocen que se han tomado “sanciones duras y calibradas”. Y declaran estar dispuestos a más, si se persiste en el camino de mantener un gobierno autoritario.

Régimen de sanciones

El presidente Trump estableció un conjunto de sanciones económicas que impactan la manera de hacer negocios con el Gobierno de Venezuela, afectando no solo a los nacionales de EE UU, sino también a venezolanos, en ciertas circunstancias. Destacan las adoptadas en septiembre de 2017, por las cuales se prohibía transar nuevos papeles de la deuda emitidos por el Gobierno y la petrolera estatal Pdvsa. También han impedido las transacciones de bonos del sector público venezolano. Estas medidas han restringido el acceso del gobierno al financiamiento externo, limitado su capacidad de vender activos e impidiéndole a Venezuela vender petróleo a Estados Unidos.

Sin embargo, distintos informes han establecido una justa medida: las sanciones de carácter financiero fueron impuestas en 2017, cuando la economía venezolana, entre 2013 y 2016, había caído ya en casi 25%. Por lo tanto, cuando las sanciones entraron en vigor, el escenario financiero estaba gravemente comprometido.

Venezuela no puede recibir de Citgo los dividendos que esta empresa produce. Tampoco puede exportarle a Pdvsa diluyentes para la elaboración de gasolina, ni venderle petróleo liviano para mezclar. Venezuela dependía de las exportaciones de petróleo en 90%. Se coincide en señalar que estas generaban 9 de cada 10 dólares que ingresaban a ese país. 41% de las  ventas de hidrocarburos se hacían a EE UU.

Otra vuelta de tuerca

Trump prohibió, en marzo de 2018, las transacciones relacionadas con criptomonedas emitidas por el Gobierno de Maduro. En mayo de ese mismo año, hizo lo propio con transacciones relacionadas con la compra de deuda venezolana. La justificación fue la reelección de Maduro en unos comicios considerados fraudulentos. Para noviembre, se ordenó sanciones contra las exportaciones de oro venezolanas.

En 2019,  el presidente de los EE UU firmó una Orden Ejecutiva con la que bloqueaba todos los activos e intereses en activos del Gobierno de Venezuela que estuvieran en jurisdicción estadounidense, o que a partir de la fecha de su emisión ingresaran a los Estados Unidos, o que estén o estarán a partir de esa fecha en posesión o control de cualquier persona estadounidense.

Toda empresa que patrocine o brinde asistencia financiera, material o tecnológica al gobierno de Nicolás Maduro, o a cualquier persona incluida en la lista OFAC, correrá el riesgo de ser sancionada. Se exceptuó únicamente a las empresas que tengan licencia para mantener operaciones en Venezuela, como Chevron, que recibió una autorización para extender sus actividades en territorio venezolano.

La Orden Ejecutiva exceptuaba las transacciones relacionadas con actividades humanitarias. Estas incluyen la provisión de artículos como alimentos, ropa y medicamentos, cuyo propósito sea aliviar el sufrimiento humano.

Juan Guaidó

Donald Trump y Juan Guaido. AFP

Las sanciones y el gobierno interino

La Oficina de Control de Activos Extranjeros, simultáneamente, había emitido una licencia general que autoriza transacciones con el presidente interino Juan Guaidó, la Asamblea Nacional y las personas nombradas o designadas por Guaidó. La medida se adoptó en respuesta a la usurpación continuada del poder por parte de Maduro y sus asociados, poder que le pertenece al gobierno legítimo del presidente interino Guaidó, así como por los abusos contra los derechos humanos y otras acciones conexas.

Las sanciones económicas tendrían por finalidad reducir los mermados ingresos, particularmente petroleros, del régimen de Maduro. Ello forzaría a los militares a salir de este antes de que las sanciones pudieran comenzar a surtir efecto. La intención, aparente, aumentaría los costos para los militares y se esperaba que de alguna manera estimulara una rebelión contra Maduro. Este enfoque se considera hoy equivocado y deriva de una mala comprensión de la dinámica interna del gobierno, lo mismo que de una excesiva fe en la efectividad de las sanciones como herramienta para acelerar un cambio de régimen.

2020: los cisnes negros

Este año, acontecimientos no previstos vienen afectando lo que hasta ese momento se consideraba una segura reelección presidencial de Trump. La crisis del coronavirus y las multitudinarias protestas por el asesinato del ciudadano afroestadounidense George Floyd ponen en ascuas su triunfo electoral. Estados Unidos respaldaría la conformación de un gobierno de emergencia nacional en Venezuela, apuntalado por un Consejo de Estado al cual se delegarían responsabilidades y en el que participaría una representación oficialista, previa renuncia de Maduro. La propuesta fue interpretada en el sentido de que Trump abandonaba lo que se denominó la línea radical, para asumir una convivencia con el régimen venezolano.

Continuidad de las sanciones 

El mandatario estadounidense ha asegurado que tiene al Gobierno de Nicolás Maduro «rodeado», augurando, incluso, que «algo pasará» en Venezuela, en el marco de la presión ejercida por la Casa Blanca. «Lo tenemos rodeado a un nivel que nadie conoce, pero ellos sí lo saben». Ha insistido en que Venezuela atraviesa un momento «muy interesante» y que «algo pasará, porque no vamos a aguantarlo”.

Estados Unidos impuso sanciones contra cuatro compañías que operan en el sector petrolero de la economía venezolana, las cuales transportan petróleo en beneficio del régimen ilegítimo de Nicolás Maduro. EE UU considera un hecho inadmisible tal cooperación y recordó que quienes faciliten la apropiación de activos petroleros venezolanos se exponen a perder el acceso al sistema financiero estadounidense.

Reiteraba Trump que el régimen corrupto de Maduro es directamente responsable de la crisis política, económica y humanitaria en Venezuela. Insistía en que la comunidad internacional debe incrementar la presión sobre el régimen venezolano, hasta que cese el control ilegítimo del poder.

Estados Unidos ha rechazado los exhortos para aliviar las sanciones económicas, o para permitir el intercambio de petróleo venezolano por ayuda humanitaria. Actuar con dureza contra Maduro puede tener beneficios políticos electorales para el presidente Trump. Pero mientras la estrategia no logre el objetivo de una transición hacia la democracia, la población venezolana continuará pagando un alto precio.

La tesis de la posverdad podría apoderarse del discurso del actual presidente estadounidense con respecto a Venezuela.

Abogado UCAB- Lic. Estudios Internacionales UCV

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