Venezuela

Presos en El Paraíso

Acorralados y reprimidos por militares quedaron los opositores que salieron a las calles para protestar en contra del Gobierno en el oeste de Caracas. La urbanización El Paraíso no pudo honrar su nombre ante las lacrimógenas lanzadas por los uniformados, que sí dejaron transitar en calma a los simpatizantes de Nicolás Maduro. Los disturbios se extendieron hasta horas de la madrugada.

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FOTOGRAFÍAS: ANDREA HERNÁNDEZ | EL ESTÍMULO

Todo estaba cantado para iniciar la guerra, a pesar que el enfrentamiento iba a transcurrir cerca de la Avenida La Paz: opositores en medio de la vía se iban a encontrar de frente con chavistas que se desplazaban a paso firme hacia la «contramarcha» convocada por el oficialismo en la avenida Bolívar.

El choque era inminente. El cortocircuito era esperado. Pero la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) apareció en escena con una maniobra que terminó siendo el «suiche» que apagó… o encendió los ánimos. Depende del punto de vista que se mire.

El civismo se impuso, eso sí. Los opositores se pusieron a un lado de la vía y permitieron a la movilización oficialista seguir su rumbo. Las agresiones que se esperaban se confinaron en gritos, consignas, aplausos y mentadas de madre entre un bando y otro.

Al final de la avenida O’ Higgins se divisaba un enorme piquete de militares armados hasta los dientes. La marcha pro-gobierno se acercó con tranquilidad hacia el cordón de seguridad que fue abierto sin palabra alguna. El cerrojo se volvió a activar cuando pasara el último de los centenares de chavistas que marchaban a pie o se desplazaban en moto.

La lógica de la GNB parece ser de pocas palabras. Tras el paso de la caravana, los uniformados se colocaron máscaras antigases y avanzaron varios metros hacia donde estaban los manifestantes. Ante lo obvio del gesto, los opositores se replegaron y decidieron marchar por la avenida Páez de El Paraíso. Por lo visto, la unión cívico-militar, la que tanto machaca el oficialismo en sus discursos, funciona para un solo bando.

Las interpretaciones hacia la actuación de los guardias no se hicieron esperar. Elizabeth Tábares, quien caminó varios kilómetros desde el 23 de Enero hacia la avenida, resolvió con una frase lo que acababa de observar: «Es que militares y chavistas están bien cagaos (miedosos)».

La movilización por la avenida avanzaba como una tromba. Amarillo, naranja y blanco, los colores de los mayores partidos de la oposición, relucían en la vía que se iba llenando con la llegada de grupos con banderas y pancartas provenientes de sectores de la empobrecida clase media del oeste caraqueño: Montalbán y Vista Alegre.

Por cada metro transitado, cambiaba el ‘soundtrack’ de consignas ofensivas hacia Nicolás Maduro: «¡Esta es la ruta, para sacar al hijo de..!» se escuchaba en un solo grito que se mezclaba con el sonar de pitos, cacerolas y tambores.

VENEZUELA-OPPOSITION-PROTEST

Federico Parra / AFP

Si algo ha generado esta nueva crisis política de Venezuela, es volver a convertir a los dirigentes opositores en figuras parecidas a los ‘rock stars’. Lilian Tintori, esposa del encarcelado dirigente Leopoldo López, y el joven diputado Juan Requessens eran aclamados. La popularidad de ambos se medía entre aplausos y abrazos. Más de un opositor no dudó en tomarse una ‘selfie’ con sus líderes.

Muchos apuraban el paso para cumplir con un solo objetivo: llegar a la autopista para nutrir la gigantesca movilización en la autopista Francisco Fajardo, la más importante de la capital. Jóvenes eran los más decididos a manifestar y expresar unos derechos que terminaron disueltos con las bombas lacrimógenas lanzadas por un piquete de la GNB en la avenida Las Fuentes.

El Paraiso Marcha 199417 Andrea Hernández/EL ESTÍMULO

Fue allí donde se registró el primer enfrentamiento entre manifestantes y militares. Muchos de la movilización decidieron replegarse e intentar llegar a la Plaza Madariaga.

«No, eso es un error. Vamos a la boca de lobo», advertía uno de los opositores que se  se desplazaba en moto.

Sus palabras fueron premonitorias. Una lluvia de gases cayeron sobre la movilización. Todos fueron disparados desde un piquete desplegado cerca de la plaza, adyacente a la sede de la Comandancia General de la Guardia Nacional Bolivariana.

El Paraiso Marcha 199417 Andrea Hernández/EL ESTÍMULO

A pesar de la represión, los ánimos entre los marchantes no se apagaban. «¡Somos más!», gritaban al unísono como remedio para el alma ante tanto gas. Los marcha se volvió a replegar y muchos miraron a Requesens. Con una actitud de un prócer de libro de bachillerato, el diputado anunció la nueva ruta: el puente 9 de Diciembre de El Paraíso.

Ni siquiera los manifestantes llegaron a la infraestructura cuando más bombas lacrimógenas pasaron por encima de sus cabezas. Algunas fueron disparadas a sus cuerpos, denunciaron a El Estímulo.

El bloqueo hacia la movilización era evidente. La frustración empezaba a tomar algunos de los opositores. Ellos reclamaban a quienes estaban en los edificios a bajar «y terminar este peo». El juego del gato y el ratón trazado por los militares parecía surtir efecto.

El Paraiso Marcha 199417 Andrea Hernández/EL ESTÍMULO

«Estamos presos en El Paraíso», soltó un joven en el cuarto repliegue de la manifestación.

Sin embargo, la protesta se mantenía viva. Los militares intentaron resolver los choques callejeros, lanzando bombas lacrimógenas en los edificios. Eran las cuatro de la tarde. La arremetida obligó a vecinos salir de sus apartamentos y salir por una vía temeraria: la Cota 905, la zona dominada por bandas criminales en la que los policías no se atreven a pisar solos.

Los disturbios se extendieron hasta la madrugada. Un local de comida y una franquicia de pollos fueron saqueados: vándalos subían y bajaban las calles que comunican El Paraíso con la Cota 905 con carne, pollo, platos y mesas, según las denuncias.

En Caracas, el infierno se instaló por largas horas en El Paraíso. Cascos de bombas lacrimógenas se veían en la mañana del jueves en algunas calles de la histórica urbanización.

El Paraiso Marcha 199417 Andrea Hernández/EL ESTÍMULO

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