Opinión

¿Quién responde por esos muertos?

Hace pocos días dos personas murieron electrocutadas por tendidos eléctricos. La responsabilidad clara es de la empresa de electricidad que pertenece al Estado. Sin embargo, nadie ha sido responsabilizado

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Cerca de la medianoche del 9 de septiembre pasado, José Roa, un productor agropecuario de 60 años, murió de inmediato al tratar de abrir la puerta de su casa, ubicada en Caimital, municipio Obispos del estado Barinas. Su muerte no ocurrió por causas naturales. El señor Roa falleció electrocutado. Una guaya de alta tensión del tendido eléctrico había caído pocos minutos antes en el techo de su vivienda.

¿De quién es la culpa? El dirigente social y secretario de organización del partido Un Nuevo Tiempo, Eli Araujo, responsabilizó a las autoridades regionales, municipales y, por supuesto, a Corpoelec. Declaró a los medios que los vecinos han denunciado el deterioro del tendido eléctrico de la zona, pero aún no resuelven la situación.

Leo en El Pitazo (sí, en El Pitazo, aunque el régimen de Maduro lo tenga bloqueado), que “los pobladores de Caimital, en vista de que las autoridades competentes no asumen sus tareas, se han visto en la necesidad de hacer ellos mismos las reparaciones en el tendido eléctrico para restituir el servicio que presenta constantes fallas por falta de mantenimiento”. Y eso, además de ser una temeridad, entraña un gravísimo peligro. En Venezuela, los tendidos eléctricos son una suerte de ruleta rusa.

Pero Corpoelec… bien gracias. En su cuenta de Twitter, @corpoelecINFo, sólo aparecen tuits bobos. “Estamos trabajando para resolver”. “No aceptes chantaje alguno para la reposición de los transformadores”, cuando todos sabemos que, si los vecinos no “se bajan de la mula”, más bien se llevan los transformadores que quedan funcionando. Pero para cobrar, ahí sí: “En @CORPOELECinfo ponemos a tu disposición los números 0426 5159979 y 0424 2634299 para reportar emergencias de averías, y para consulta de estados de cuentas los números 0426 5571061 y 0424 2634298; para atender tus requerimientos vía WhatsApp desde la comodidad de tu hogar”. Yo he intentado muchas veces comunicarme con esos números y ha sido misión imposible.

La tragedia de Roa pudo haberse evitado…

El 22 de septiembre, como si lo de Caimital no hubiera sido suficiente, falleció electrocutada la señora Celis (o Seni) Margarita Vizcaya Rodríguez, de 42 años. Había salido de su casa en el sector “3 de mayo” hacia La Isabelica, en Valencia, estado Carabobo, para comprar alimentos para sus hijos. Iba caminando por la calle cuando, al igual que en Barinas, una guaya de alta tensión le cayó encima. Las imágenes que publicaron en las redes sociales de su cuerpo achicharrándose con los cables encima, son dantescas. 7.500 voltios no son tontería. Cito de nuevo a El Pitazo: “…de acuerdo con la minuta de los bomberos, el tendido eléctrico de 7.500 voltios se fracturó luego de una sobrecarga en una de las líneas principales y cayó sobre el cuerpo de la mujer”. Una hora permaneció el cuerpo en la calle antes de que alguien llegara a llevárselo.

Y así, quién sabe cuántos más habrán fallecido en un país donde nadie lleva cuentas de nada y, peor aún, nadie rinde cuentas. Los mismos trabajadores de Corpoelec corren el riesgo de morir electrocutados. Muchas veces me he detenido a verlos haciendo su trabajo y carecen del equipo mínimo de seguridad requerido.

¿Quién responde por estos muertos? Debería estar preso el presidente de Corpoelec, Freddy Brito Maestre, pero no. El interés de Brito parece estar en Costa Rica, más que los electrocutados en Venezuela. En este momento, debería estar presa la Junta Directiva de Corpoelec y sus ex directivos, pero no. Deberían estar presos los bolichicos, pero no.

Como siempre, algún pendejo “de abajo” pagará los platos rotos, si es que alguien los paga. Un país sin justicia jamás funcionará. Un país con Maduro y sin justicia, seguirá cayendo por el despeñadero en que hoy se encuentra Venezuela.

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