Opinión

¿Quiénes le hacen campaña a Trump?

Elliott Abrams solo trabaja para la campaña electoral de su jefe. El régimen venezolano le ha puesto en bandeja de plata sus destrozos, que son imposibles de ocultar. Maduro y su combo están trabajando arduamente para la campaña de la reelección de Trump

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Trump impuestos ¿Quiénes le hacen campaña a Trump?
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Un muy enardecido Nicolás Maduro declaró el pasado martes 14 de julio que el representante especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, inició una supuesta «campaña mediática» contra el gobierno venezolano y añadió que la administración Trump prepara una «ofensiva comunicacional para incrementar la presión sobre Venezuela».

No tengo dudas de que el gobierno de Trump arreciará las presiones sobre Venezuela, incluso como parte de su campaña electoral, porque eso crea simpatías no solo de los inmigrantes venezolanos, sino dentro de los círculos latinos en Florida y Texas, que se convierten en votos necesarios para ganar las elecciones de noviembre.

Pero no es necesario que Abrams ponga en marcha una “campaña mediática”. Ya tiene quién se la haga, y de paso, gratuita. Porque el hambre que está pasando la inmensa mayoría de los venezolanos no es parte de la campaña ni de las sanciones de los Estados Unidos. Aquí, desde que Chávez era presidente, hicieron todo para destruir el aparato productivo venezolano. Y lo lograron en buena parte. SIDOR, la Electricidad de Caracas, CEMEX, son solo tres tristes ejemplos.

Fincas en plena producción fueron “expropiadas” y terminaron destrozadas. Arrasaron con los cultivos –basta sólo con pasar por los Valles de Aragua, que están a la vista de todos- una de las tierras más fértiles del país, hoy desoladas. Se comieron el ganado en bacanales de carne en vara y bastante licor, vendieron lo que quedó, porque creyeron que la golilla duraría para siempre.

Ni hablar de las industrias. Ahí están Lácteos Los Andes, Café Fama de América, Café Madrid, Aceite Diana, los centrales azucareros que una vez fueron modelo de producción, hoy, si acaso, produciendo una mínima parte de lo que una vez produjeron. Y el comercio, atosigado por un ente regulador que los ha obligado, en infinidad de oportunidades, a vender por debajo del precio de costo y que lo ha dejado sin capacidad de reponer inventarios.

Nuestra PDVSA era una de las cinco principales compañías petroleras del mundo. Hoy está produciendo a niveles de 1934.

El chavismo ha sido el anti-Midas en Venezuela. Si antes había corrupción y Chávez venía cual Tamakún a erradicar ese mal, lo que hizo fue potenciarlo a la enésima. Corrompió para controlar y se le fue de las manos. Nunca sabremos cuánto dinero se ha robado el chavismo (y dentro del chavismo incluyo a TODOS los que han hecho negocio con los chavistas, y que pasan por opositores), pero para darnos una idea, basta con ver los bienes que les han confiscado en otras partes del mundo.

Lo que ha pasado en Venezuela ha sido uno de los mayores saqueos de la historia, usando el bienestar del pueblo como excusa. Ahora el dinero que queda –pienso que aún debe ser mucho- es para mantenerse en el poder cueste lo que cueste. El último gran desembolso de dinero fue para la defensa de Alex Saab, el “rey del CLAP” en Cabo Verde. Están temblando ante la posibilidad de su extradición. Dinero para comida, no hay. En un acto de máximo cinismo, Dante Rivas pidió que “estiraran” las cajas CLAP por 3 meses. A todos se les olvidaron sus tiempos de precariedad económica.

Así como se las arreglaron para traer gasolina de Irán, han podido traer comida. Pero no, la comida era parte de un negocio multimillonario en divisas, donde no sólo Alex Saab tenía una enorme participación, sino una cadena de testaferros y funcionarios venezolanos, a quienes nada les importó que la gente estuviera comiendo de la basura o muriendo de hambre, paradójicamente, en el otrora país rico. Ahora, esos mismos funcionarios obtienen pingües ganancias con la gasolina. Ellos no quieren que esto cambie. Los pobres, que se mueran. Ahora tienen al coronavirus como excusa para las muertes y repiten ad nauseam que es un “virus importado”. Claro, vino de la China.

Mientras la gente muere en hospitales y CDIs, que ni en los países más pobres de África están como los nuestros, los médicos y paramédicos libran una lucha titánica para salvar vidas, aún a riesgo de las suyas. La lista de los médicos y paramédicos muertos debe quedar en la memoria colectiva para honrarlos siempre. Por supuesto, también a los vivos. Un médico residente gana $5 al mes y ni siquiera lo proveen de lo mínimo necesario para protegerse del coronavirus. Y a pesar de ello, siguen trabajando. Y si es cierto que Diosdado Cabello y Tareck El Aissami –y otros jerarcas del régimen- tienen la covid-19, cosa que dudo, de seguro que están en clínicas privadas y cuentan con los mejores servicios médicos. Ni de broma van a ir a un hospital público. Ni siquiera al Hospital Militar. Habrán montado su clínica de súper lujo en Fuerte Tiuna. Y no es sólo el coronavirus. Aquí no hay remedios para los enfermos crónicos.

Lo que queda de prensa libre, cada hora corre el riesgo de extinguirse. Las leyes ad hoc aprobadas por el régimen de manera ilegal y espuria, están diseñadas para callarnos. Cualquier excusa es válida para llevarse a un periodista preso. De igual manera corren el mismo riesgo los políticos que han resistido estoicamente y sin venderse, como han hecho los que por ambición, sinvergüenzura y cobardía prefirieron saltar la talanquera.

No tengo que seguir. Todos sabemos por lo que estamos pasando. Ahora díganme quién financia la “campaña mediática”. No hay nada que financiar, porque todo está a la vista. No hay peor ciego que el que no quiere ver, o, en este caso, el que no quiere reconocer. Aquí la única campaña -a conciencia, bien planificada y bien ejecutada- ha sido destruir el país, como hizo Pol Pot en Cambodia. Chávez primero y ahora Maduro, han sido los artífices de la estocada. Elliott Abrams solo trabaja para la campaña electoral de su jefe. El régimen venezolano le ha puesto en bandeja de plata sus destrozos, que son imposibles de ocultar. Así que Maduro y su combo están trabajando arduamente para la campaña de la reelección de Trump. Más que Abrams, más que nadie. No hay mejor campaña que su obra de devastación.

Pero aquí, los venezolanos de bien seguimos resistiendo. No nos rendiremos.

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