Desde una Nunciatura cuya entrada fue «tapizada» con recipes de medicamentos que no se consiguen, el alcalde del municipio Sucre, Carlos Ocariz se pronunció sobre la mesa de diálogo y los acuerdos alcanzados.
Luego de una reunión de escasos minutos con el Nuncio Aldo Giordano, Ocariz sostuvo que siguen manteniendo dos caminos: la presión de calle y el diálogo.
Sobre este último aseguró que en el encuentro del pasado fin de semana se «solicitó, discutió y aprobó» la ayuda humanitaria «para un pueblo que sufre por las políticas de un gobierno ineficiente».
Luego de reiterar que están y seguirán en la mesa para «defender los derechos de los venezolanos y para presionar por elecciones», el burgomaestre reconoció que ve con preocupación la actitud del gobierno ante la mesa de diálogo cuando la representación de Venezuela ante la OEA decidió retirarse tras la propuesta de varios países de discutir un acuerdo en apoyo a esta instancia negociadora.
«No sabemos qué está pasando. Hay diferencias internas dentro del gobierno. Los que quieren hacer algo no pueden y los que pueden, no quieren. Exigimos al gobierno que sea serio», exclamó Ocariz.
Pero las exigencias no sólo fueron hacia una de las partes. El alcalde también le «exigió» a los mediadores de la UNASUR que «se pongan los pantalones y que hagan cumplir los acuerdos. El pueblo no tiene porqué ser sacrificado».
Recordó además que los mediadores son «testigos» de estos acuerdos por lo que reiteró su preocupación ante llamados de algunos voceros gubernamentales a una supuesta «contraofensiva» a la mesa.
A pesar de que Ocariz considera que el gobierno está «pateando» la instancia de diálogo entre oficialismo y oposición, asegura que esta última «ha cumplido y seguirá cumpliendo».
El documento entregado por dirigentes de Primero Justicia plantea cinco puntos:
- Designar a la organización Cáritas como garante de la distribución de medicamentos.
- Que la Organización de Estados Americanos (OEA) canalice la ayuda de los países miembros.
- Que el gobierno acepte ayuda del Fondo de Compensatorio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) destinado a países en guerra, afectados por tragedias naturales o por crisis humanitaria. Estos medicamentos tendrían un bajo costo y sería de alta calidad.
- Que el gobierno cumpla su palabra y permita el ingreso de medicinas que han enviado grupos de venezolanos ene el extranjero como es el caso de Chile desde donde se enviaron 70 toneladas de medicamentos.
- Que el gobierno acepte la figura del «padrinazgo» o adopción de los países, sobre todo europeos, que se han mostrado interesados en hacerse cargo de los hospitales venezolanos. Específicamente, el J.M. de los Ríos.
El diputado de la Unidad, José Manuel Olivares, dio algunas cifras de la crisis sanitaria:
Hay 88% de escasez de medicamentos en farmacias; 80% de escasez en medicamentos intrahospitalarios y material médico quirúrgico; todos los hospitales tienen lista de espera; 75% de escasez de medicinas oncológicas; 5000 niños en lista de espera en el cardiológico infantil.
Estos números más que cifras, son historias de vidas afectadas por la falta de medicinas que como dicen los afectados, no distingue color, sexo, religión ni mucho menos, filiación política.
Los afectados
Nelson Álvarez tiene un hijo de 29 años con epilepsia y síndrome Lennox-Gastaut. Debe tomar cuatro medicamentos: Valcote, Topiramato, Lamotrigina y Quetiapina. Ninguno se consigue desde hace meses.
El señor Álvarez, como tantos venezolanos, clama al gobierno aceptar la ayuda de medicamentos para salvar la vida de su hijo quien al no tener el tratamiento completo y a tiempo sufre cada vez más episodios.
Las diferentes historias tienen el denominador común de la desesperación y la súplica para que gobierno y oposición puedan resolver algo tan vital como el acceso a medicamentos para la población.
