Venezuela

Reinar sobre escombros

En una nación concebida como un botín, estamos frente a unos saqueadores dispuestos a defender su puesto aunque sea con 5% de aceptación y popularidad.

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Continúa la estampida. Es uno de esos momentos de quiebre en que, dados a escoger entre el tiempo histórico y el tiempo de una vida personal corta y limitada, muchos venezolanos han optado por labrarse un futuro más digno en otros territorios e intentar recuperar sus proyectos personales destruidos y frustrados por la decadencia del país.

La esperanza es lo único que quedó en el ánfora de Pandora una vez liberados todos los males y, sin duda, todos deseamos volver a vivir en una sociedad abierta, liberada de sus complejos históricos.

Pero están equivocados quienes creen que el malestar económico obligará a un cambio de políticas o de gobierno. Pensar que la crisis traerá por sí misma la solución es una expectativa mágica, una forma de racionalización. El gobierno de Maduro está preparado y decidido a reinar sobre escombros.

Cuando en el año 2002, la oposición convocó a una huelga general contra el presidente Chávez, lo hizo bajo la lógica de que el gobierno preferiría pactar a causarle mayores daños a la economía nacional.

Pero ya en aquella época nos dimos cuenta de que el encuadre mental de la huelga era completamente erróneo porque la voluntad de poder de Hugo Chávez era tan desmesurada que prefería, como Bashar al-Asad, en Siria, destruir el país y gobernar sobre ruinas con tal de gobernar. Ahora, después de tres lustros de experiencias y análisis, tenemos más claro el formato perverso del proyecto revolucionario.

La crisis económica crónica, la hiperinflación, la escasez, la pobreza, no sólo no causales de cambio sino que, por el contrario, debilitan al ciudadano y contribuyen a la preservación del poder autoritario. Mientras más se prolongue la precariedad como modo de vida, mientras más personas vivan aprisionados por la penuria, la lucha por la subsistencia, el miedo y la resignación se convierten en auxilios del poder.

La revolución bolivariana es una franquicia de dominación que se sostiene sobre el quiebre de las instituciones, la violencia de las fuerzas armadas y de grupos irregulares, la unificación de todos los poderes del Estado bajo una sola instancia personificada, la eliminación de la capacidad productiva de la población y la dependencia de la gente supeditada la caridad del gobierno.

En una nación concebida como un botín, estamos frente a unos saqueadores dispuestos a defender su puesto aunque sea con 5% de aceptación y popularidad. La Gran Hambruna china no sacó a los comunistas del poder. La crisis del 2015 es nuestro Gran Salto Adelante, nuestro Período Especial.

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