Economía

Rematar el patrimonio, el peor impuesto de la crisis

Quien emigra necesita dinero, y busca recuperar lo invertido en el inmueble que alguna vez pudo pagar. Pero la devaluación es tan dura que los precios, al cambio en moneda dura, se desploman. Con una demanda mínima y una oferta marcada por el recambio, sin construcciones nuevas, se imponen dos caminos: cerrar la puerta “por ahora” o rematar a precio “de gallina flaca” sin reparar en cómo lo que fue una inversión ahora se diluye]]>

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