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Restaurante de Buenos Aires rescata esplendor de Metro de Caracas

En el menú se incluyen principalmente los sabores de la comida rápida que preparan los "perrocalienteros" y otros expendios callejeros de Venezuela / Por Elina Pérez Urbaneja

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Restaurante Chacaito en Buenos Aires. Foto: Cortesía
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Estación Chacaito se llama un restaurante abierto por inversores venezolanos en Buenos Aires y que resulta original para esa ciudad, pues el diseño de su fachada reproduce las icónicas entradas armadas con tubos amarillos del metro caraqueño.

Además de su llamativo aspecto exterior, para los venezolanos que viven en la capital argentina es un rincón que reproduce parte de su identidad gastronómica, ya que en el menú se incluyen principalmente esos sabores de la comida rápida que preparan los «perrocalienteros» y otros expendios callejeros esparcidos por Venezuela.

El local, que se promociona en las redes sociales como «Caribbean Food Station», también ofrece platos tan típicos como las arepas, las cachapas con queso e’mano y productos industrializados por los que delira cualquier venezolano en el exilio, como los Flips, el Pirulin o la cerveza Polar.

Una de las socias fundadoras de Estación Chacaito, Jolymar Hernández lo define como un «restaurante temático que nació de la necesidad de exponer lo positivo que nos caracterizaba en Caracas».

Restaurant Estación Chacaito Buenos Aires. Cortesía
Restaurant Estación Chacaito Buenos Aires. Cortesía

La comunicadora social egresada de la UCAB dice: «Cuando nací en 1987, el Metro de Caracas era un gran ejemplo de civismo, de buen comportamiento y de respeto al otro. Era nuestro orgullo porque era sinónimo de modernidad en la región. De alguna manera, esta iniciativa nos permitió rescatar un icono positivo de mi ciudad de origen».

Identidad replicada

Cuando se difundió en Instagram la inauguración del restaurante Estación Chacaito, hubo cierta polémica entre los diseñadores venezolanos que vieron en la imagen e identidad gráfica del local enclavado en Charcas, un problema de propiedad intelectual, pues en su fachada se reproduce la marca que ostentó el Metro de Caracas desde su fundación en 1983: la letra inicial «M» en la fuente Helvética color naranja, replicada de la misma manera como está en la señalización original de fondo marrón de las líneas 1 y 2.

En aquel momento se consultó al abogado especialista en propiedad intelectual José Ramón Fermín para dirimir la discusión en el foro de diseñadores: «No hay problema en la medida en que el Metro de Caracas no tenga registrada la marca en Argentina. Para efectos legales, tú solo puedes hacer un reclamo de la marca registrada, siempre y cuando la tengas protegida en el país donde se use».

No obstante, Estación Chacaito resalta por la originalidad del tema seleccionado para su ambientación, complementada además por detalles como la portada del menú diseñado al estilo de los boletos generales en amarillo y los azules para el público estudiantil.

Restaurante Estación Chacaíto, Buenos Aires. Cortesía
Restaurante Estación Chacaíto, Buenos Aires. Cortesía

Uno de los graves problemas del sistema Metro de Caracas es su degradación, luego de haber sido sinónimo de progreso y civismo. De hecho, los caraqueños se sentían orgullosos de su transporte subterráneo.

Los buenos tiempos del Metro de Caracas

Las campañas educativas desplegadas desde antes de su apertura fueron exitosas en el modelaje de la conducta de las personas, desastrosas en las calles, pero que mutaban a usuarios ejemplares cuando ponían un pie dentro de las estaciones. Esto fue visible desde el 2 de enero de 1983, fecha de estreno de la primera etapa de la Línea 1, desde Propatria hasta La Hoyada, hasta los tiempos recientes, en que la situación devino en caos.

La conceptualización gráfica del Metro de Caracas se inició en los tempranos años 70 del siglo XX, tal y como lo evidencia una publicación del desaparecido Ministerio de Obras Públicas, entidad que se encargó del inicio del proyecto hasta la constitución de la C.A. Metro de Caracas.

Restaurant Estación Chacaito. Cortesía
Restaurant Estación Chacaito. Cortesía

Todos los elementos visuales se estudiaron ampliamente antes de llegar al resultado definitivo, para el que se empleó una fuente reconocida universalmente como sinónimo de legibilidad: helvética, tanto para la marca como para la señalización, que estaba estratégicamente colocada en los andenes para que los pasajeros supieran dónde estaban y hacia cuál dirección se enrumbarían, tanto fuera como dentro de los trenes, porque desde sus ventanales se podía divisar el nombre de cada estación, situación muy diferente a la línea más reciente, «made in revolution», que inicia en Bello Monte, donde la señalización es escasa y las letras rotuladas se están cayendo, apenas cuatro años después de su apertura.

Restaurante Estación Chacaito Buenos Aires. Foto: Cortesía
Restaurante Estación Chacaito Buenos Aires. Foto: Cortesía

Diseño pionero

Otra pieza comunicacional que originalmente estuvo bien concebida era el plano creado en 1982 por Santiago Pol, quien tomó como base el eficiente diagrama creado en 1933 para el metro de Londres por Harry Beck. Teniendo como norte la claridad, Pol utilizó colores contrastantes para diferenciar cada línea del sistema y en una charla dictada en la UCV, Pol resaltó la labor de las carteleras de los andenes como espacios para exhibir afiches culturales, un aporte del Metro de Caracas para la educación hace veinte años atrás.

Otra maravilla del diseño para mejorar la calidad de vida de las personas todavía resulta visible en la línea 2, construida en el período cuartorrepublicano: se trata de la diferenciación cromática de cada estación a través del revestimiento de las paredes, lo cual permite hasta a un analfabeto ubicarse con facilidad. La decisión emanó de un estudio que tomó como referente la luz del paisaje en la superficie.

Colores diferenciadores

El estudio arrojó como resultado 10 colores de cerámica colocadas en patrones geométricos sencillos que ayudaron a dar sentido estético y soporte a la arquitectura, que contrastaban con el gris de las áreas en obra limpia, pintadas recientemente en un color que rompe con la armonía original, en algunas estaciones como Chacaito, justo a la que rinde homenaje el restaurante en Argentina.

Restaurante Estaciòn Chacaito, Buenos Aires. Foto: Cortesía
Restaurante Estaciòn Chacaito, Buenos Aires. Foto: Cortesía

También nos hemos topado con «pequeños murales pintarrajeados con los corazoncitos de Venezuela indestructible» en el andén de Bellas Artes, que destruyen el equilibrio mental de cualquiera, si a psicología del color vamos.

El inventario del deterioro paradójicamente le cede valor al restaurante Estación Chacaíto en Buenos Aires, «al rescatar y mostrar lo que tuvimos: una Caracas bonita, limpia, sin niños de la calle, migrantes, ni problemas políticos. Quisimos recordar esos maravillosos años 90», resume en pocas palabras Jolymar Hernández, quien a través del paladar y la imagen del Metro de Caracas alimenta en su restaurante la nostalgia de los venezolanos en Argentina.

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