Opinión

Se estanca la economía

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Para medir el comportamiento de la economía se emplea un indicador que contabiliza el BCV, denominado el producto interno bruto (PIB), el cual mide la producción de los bines y servicios. El mismo se conforma con las ventas y los bienes y servicios producidos por los principales sectores de la economía, desde el petróleo pasando la industria manufacturera, la construcción hasta el comercio. Cuando disminuye la producción también lo hace el ingreso de quienes trabajan, por esa razón una contracción de la economía es similar a una declinación del ingreso nacional. La gente es más pobre.

En 2014, la economía experimentó una caída de 4,0%, aunque el BCV todavía no ha publicado la cifra definitiva.  Para 2015 se espera que la disminución del ritmo de la actividad económica sea aún mayor. Para algunos analistas el PIB caerá más de 7,0%. Cuando una economía  decrece más de 5,0% es porque generalmente ha sucedido una catástrofe natural o un conflicto bélico. En Venezuela la economía se está derrumbando como resultado de un modelo económico fracasado y de una política económica totalmente absurda. El modelo económico que aplica el gobierno consiste en expropiar los medios de producción en una vorágine estatista que ha liquidado los incentivos para invertir.

Por su parte, la política económica se basa en un absurdo sistema de control precios y de cambio con una tasa súper barata  a Bs. 6,30 por dólar y otra tasa hiper cara a Bs 183,0 por dólar. Ello en medio de una escasez de divisas que ha obligado a muchas empresas a cortar la producción y con ello a detener procesos productivos fundamentales, en especial en la industria de alimentos y la construcción. Los dólares baratos son para el gobierno, no para quienes producen.

Esta situación en la cual se encuentra la industria de los alimentos, caracterizada por la falta de divisas, puede implicar que se agudice el desabastecimiento de renglones esenciales y que se registre un aumento de los precios. Cálculos conservadores concluyen que durante 2015, los alimentos pueden registran un incremento de 150,0%, con lo cual la capacidad adquisitiva de los salarios de los trabajadores mermaría de forma considerable.

El efecto de una economía en recesión y un alza de precios es inmediato: los niveles de pobreza van a aumentar a rangos pocas veces visto en Venezuela. Ello sugiere que la pobreza se está convirtiendo de nuevo en un tema fundamental para las políticas públicas. Todo esto pone de relieve una lección no aprendida en Venezuela: para bajar la pobreza no hace falta buenas intenciones y voluntad. Se requiere, principalmente, crecimiento económico, baja inflación y generación de empleos estables y bien remunerados. Este gobierno no está en condiciones de hacer nada de esto.

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