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¿Se quedó solo el movimiento estudiantil?

En la mañana del 5 de julio de 2020, al cumplirse 209 años de la Declaración de Independencia, un video de 7 estudiantes protestando en la plaza Bolívar de Caracas se hizo tendencia en las redes sociales. Sin embargo, los rostros de esos universitarios fueron olvidados esa misma noche, cuando las declaraciones de Vladimir Padrino López se convirtieron en la nueva noticia. A nadie parece importarle ya la rebeldía estudiantil

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Alejandro Cremades
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Fue mientras caminaban desde la plaza El Venezolano hacia la esquina La Torre de la Catedral de Caracas, cuando los muchachos sintieron los nervios, pero ya no había vuelta atrás. Pisaron la plaza Bolívar y a pocos metros de la estatua ecuestre del Libertador, desdoblaron la pancarta que llevaban en el bolso, tal como habían convenido. Una tela blanca y larga, en la que se leía: “Hoy la tiranía es ley, rebelarnos es un deber”.

David, Ricardo, Jorge, José, Terry y Gustavo la sostuvieron. Albern grabó y gritaba:

—Hoy, 5 de julio, un día en el que la universidad venezolana también es historia, nos levantamos y entendemos que cuando la tiranía es ley, rebelarnos es un deber, es un deber en medio del desastre que estamos viviendo. ¡Nunca van a poder callarnos ni aquí ni en ningún espacio!

La policía corrió hacia ellos e intentó arrebatarles su única arma de protesta, pero fue imposible. Ante la negativa de los estudiantes de irse, empezaron a pedir respaldo por sus radios, mientras que unos señores, que no vestían uniforme pero sí parecían identificarse con el gobierno, forcejearon para terminar con la desobediencia.

Estaban solos en la plaza, nadie estuvo presente para brindarles apoyo. Tampoco lo esperaban, así estaba coordinado todo.

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Al escabullirse de los funcionarios, corrieron hacia la avenida Urdaneta y se deshicieron de la tela. Deseaban conservarla pero no era conveniente para su seguridad mantenerla consigo mientras iban al lugar de resguardo, con la policía detrás.

Y una vez a salvo, publicaron el registro audiovisual en las redes sociales.

Para algunos venezolanos ese fue, tal vez, uno de los tweets más importantes de la mañana del 5 de julio de 2020: “No podemos dudar. El país espera respuesta de nosotros”. Tantas semanas de planificación habían valido la pena. Al menos para Twitter.

¿Existe el movimiento estudiantil?

La noche del 4 de julio, Ricardo Millán no durmió en su casa. Salió a un cuarto para las 8 de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y ya era demasiado tarde para regresar a El Cafetal. La cuarentena convirtió a Caracas en una ciudad fantasma. Nadie se moviliza, a menos de que se cuente con un salvoconducto y se tengan contactos con la policía o el gobierno. Ricardo no tenía ni una cosa ni la otra. Los únicos documentos que cargaba encima eran su cédula de identidad y su carnet universitario, una credencial que, ante las circunstancias políticas del presente, parece significar más una amenaza que un respaldo de buena fe.

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Ese día decidió quedarse con otro compañero del movimiento. José Romero es estudiante de la Escuela de Estudios Políticos y Administrativos y vive en Chapellín, desde allí era más fácil llegar al punto de encuentro acordado con los demás.

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Habían pasado todo el día en la Federación de Centros Universitarios (FCU): ellos y 15 personas más estuvieron pintando la pancarta y planificando las acciones del día siguiente. El objetivo era claro: darle esperanzas a la gente pese al panorama oscuro nacional. El método, aunque no movilizara a nadie, tenía la finalidad de demostrar que aún existen fuerzas contra el gobierno de Nicolás Maduro y que el movimiento estudiantil continúa vivo, a la vanguardia de la lucha por la democracia.

“En el contexto del coronavirus, la movilización ciudadana es limitada. Sin embargo, yo estoy seguro de que en esos pocos jóvenes estuvieron representadas las voces, la conciencia y la irreverencia de los millones de venezolanos que están en sus casas, deseosos de que este país pueda avanzar”, dijo David Sosa, presidente de la FCU desde junio 2019. Un cargo con el que no ha tenido descanso. Apenas lo asumió tuvo que liderar las manifestaciones contra la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia que obligaba a la UCV a realizar elecciones, violando su autonomía.

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Hoy, pese a la pandemia, las protestas del movimiento continúan, así sea con pocos estudiantes como ocurrió el 5 de julio: “Son esos pequeños actos de valentía los que mueven la fibra y posibilitan la movilización en las peores circunstancias”.

El movimiento estudiantil se encuentra agrupado en la Confederación de Estudiantes de Venezuela (Confev), conformada por 37 casas de estudios. A pesar de que los 7 estudiantes presentes en la plaza Bolívar parecían solos, Sosa asegura que no es así, que reciben apoyo de organizaciones no gubernamentales y privadas. “No nos sentimos solos, ese día fuimos la representación de millones de venezolanos que por diversas razones no pueden levantar su voz o no cuentan con los medios para hacerlo”.

Tampoco descarta el respaldo de la alternativa liderada por Juan Guaidó, quien apenas les escribió un tweet esa mañana: “‘Rebelarnos es un deber’ Expresan nuestros jóvenes en el día que conmemoramos nuestra primera independencia y luchamos con fuerza por lograr la segunda y así ver renacer a nuestro país”.

Críticas que no se pueden negar

Jorge Barragán, secretario de propaganda, confiesa que si bien no están solos, sí se siente golpeado por la dinámica del país. Por eso también es crítico con la oposición: “Creo que la Asamblea Nacional y los diputados están desligados de lo que es la realidad venezolana, porque se encuentran enjaulados en un conflicto político que es natural y debe darse, pero que los hace divorciarse de la realidad que vive día a día el venezolano”.

Añade que, a pesar de la pandemia, es necesaria mayor expresión y voluntad por resolver los problemas: “Venezuela se nos está yendo de las manos y sentimos que debe haber mayor sinergia y colaboración por parte de los diputados para salir y encontrarse otra vez con la gente”.

Los estudiantes han respaldado la gestión de Guaidó y lo reconocen como presidente interino de la República. José Romero, oriundo de Guárico y secretario de cultura de la FCU, valora el apoyo del Parlamento hacia el movimiento estudiantil en varios momentos puntuales: “Durante estos 5 años, la Asamblea Nacional le ha abierto las puertas a los estudiantes, ha habido derechos de palabras, iniciativas en conjunto, pronunciamientos en defensa de la autonomía universitaria, recientemente por la sentencia 0324, pero hay críticas que no podemos negar sobre cómo se han manejado las cosas desde la Asamblea y desde la presidencia interina. Hay apoyo, quizá no mayoritario o como hemos querido, pero lo hay”.

Frente el llamado a elecciones parlamentarias hecho por el Consejo Nacional Electoral (CNE) hace unas semanas, los estudiantes respondieron con protestas en las sedes del poder público en Caracas y en el interior del país. Pero las actividades no sólo se circunscriben a la restauración de la democracia venezolana: Barragán, Romero y otros miembros de la FCU coordinaron el retorno de varios estudiantes ucevistas a sus hogares en el interior, en medio de la cuarentena que cerró las fronteras estadales y sólo permite las comunicaciones estrictamente necesarias. Reclaman reivindicaciones y condiciones que mejoren su situación.

Cuando la tiranía es ley

Muchos de los firmantes de la Declaración de Independencia del 5 de julio de 1811 eran egresados de la Real y Pontificia Universidad de Caracas, que desde 1827 lleva el nombre de Universidad Central de Venezuela.

Esa realidad es para Ricardo Millán, miembro del movimiento estudiantil y tesista de la Escuela de Historia, sumamente importante. No sólo por su formación como futuro historiador, sino también porque está consciente del momento que le tocó vivir en el presente y de su rol como universitario. La idea de asistir a la plaza Bolívar fue suya, y, aunque encontró rechazo entre algunos miembros del movimiento estudiantil –por los riegos que corrían–, fueron más los que decidieron apoyarlo.

“Hoy la tiranía es ley, rebelarnos es un deber” es una adaptación de una frase atribuida a Simón Bolívar. Aunque al principio pensaron en otras consignas como “Nuestros sueños no caben en sus urnas” o “Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir”, terminaron adaptando la presunta frase del Libertador por el valor histórico y simbólico del día del acto, a pesar de que su figura no tuviera absolutamente nada que ver con el suceso civil de 1811.

La bota, otra vez

En la noche de aquel primer domingo de julio, los rostros y las voces de los estudiantes volvieron a ser indiferentes y olvidados para la opinión pública.

Fueron solapados por las polémicas declaraciones del ministro de Defensa de Maduro, Vladimir Padrino López, en las que advirtió que la oposición “nunca podrá ejercer el poder político en Venezuela”.

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