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Seis dudas que debe resolver Rafael Dudamel

Terminó el año 2016 para la selección venezolana de fútbol, ya que salvo algún amistoso contra selecciones autonómicas, el equipo no se reunirá hasta la próxima jornada de las Eliminatorias Suramericanas, allá por el mes de marzo. En el interín, el seleccionador nacional debe resolver varias interrogantes de cara al retorno a la competencia y la competitividad.

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(AFP)

La intención de estas líneas no es otra que promover discusiones futbolísticas pensando en el escenario inmediato de un equipo que ya no compite por el objetivo inicial, pero que aún así debe competir para crecer.

1. ¿Cuál es la identidad de esta selección? La pregunta no es casual; este equipo, aún cuando tuvo una gran actuación en la Copa América Centenario, no ha desarrollado señales propias que lo hagan reconocible. Desde el cambio de entrenador, la Vinotinto ha disputado cuatro partidos amistosos, cuatro por el torneo continental y seis por la clasificación al próximo mundial, y tras esos catorce duelos sigue sin encontrar algo elemental en un equipo o selección: saber quién es. No se puede dudar que han existido episodios interesantes de juego asociado o de productivas transiciones defensa-ataque, pero en ningún caso ha podido sostenerlos ni hacerlos propios. No basta con expresar la intención de protagonismo; hace falta un plan, y por ahora esa hoja de ruta no es reconocible. Sin amistosos en el horizonte, puede que sea poco lo que cambie salvo que se acepte de una vez que el resto de la eliminatoria es un exigente e inigualable banco de pruebas.

2. Sobrepoblación de mediocampistas con juego y llegada. La última doble fecha eliminatoria dejó en claro que la Vinotinto cuenta con suficientes futbolistas para intentar controlar los partidos desde el protagonismo. Nombres como Juan Pablo Añor, Alejandro Guerra, Rómulo Otero, Jhon Murillo, Jacobo Kouffati, Adalberto Peñaranda, Yefferson Soteldo y Luis González invitan a Dudamel a hacer una reflexión sobre el módulo a emplear, no en vano son futbolistas que le ofrecen la posibilidad que mencionaba anteriormente. Esta cantidad de jugadores, acostumbrados a acercarse al arco contrario, da pie a la siguiente duda

3. Tomás Rincon, ¿solo o acompañado? A estas alturas hay una gran parte de la prensa y de la hinchada que se pregunta quién es el futbolista que mejor interpreta al capitán de la selección. Por ese puesto han pasado Franklin Lucena, Luis Manuel Seijas, Giácomo Di Giorgi, Agnel Flores, Arquímedes Figuera, Juan Arango, Arles Flores, Julio Álvarez, Miguel Mea Vitali y Jorge Rojas, es decir, hasta once jugadores han sido “acompañantes” del tachirense sin que ninguno, salvo Franklin Lucena, se haya establecido como su socio ideal. Se puede concluir entonces que quizá haya llegado el momento de que Tomás juegue como único volante retrasado, y lo rodeen, sólo por citar una posibilidad, Otero, Añor y Guerra. Insisto, si la selección aspira a dar un paso competitivo debe apostar por fórmulas distintas a las que desde hace años viene mostrando. El verdadero riesgo no pasa por colocar muchos futbolistas ofensivos sino por la repetición de conductas aspirando distintos resultados.

4. ¿Jugadores jóvenes o jugadores aptos? Nada engaña más que el poder de la juventud, y en el caso del fútbol ella representa el oasis del cambio. Aún así, al hincha hay que recordarle que al fútbol se juega queriendo (y corriendo), y que esta manifestación de voluntad nada tiene que ver con el documento de identidad sino con el convencimiento, que no es más que creer en lo que el líder propone. Una de las tareas más difíciles que tiene un conductor es identificar quienes lo siguen y quienes dudan; no es sencillo pero hay momentos en los que ya no se puede hacer nada por disipar las dudas de algunos, y lo mejor es contar con otros futbolistas que estén dispuestos a ser guiados. La Vinotinto que venció ampliamente a Bolivia no lo hizo apoyada en la fecha de nacimiento de sus integrantes sino en un plan. En enero se jugará el sudamericano Sub-20, y aunque los resultados sean positivos, no debe confundirse la gimnasia con la magnesia. Deben jugar en la selección los que mejor interpreten el juego, nadie más y nadie menos.

5. ¿Se juega mejor sin un delantero centro? La ausencia de Salomón Rondón en la goleada a los bolivianos despertó un debate trivial y sin mayor sentido que generar polémica: la conveniencia de contar con el delantero del West Brohmwich Albion. Lo primero que hay que comprender es que la Vinotinto no es un equipo sino una selección, por lo que ningún futbolista debería tener asegurada su titularidad, pero contar con jugadores de la talla de Rondón, Rincón, Josef Martínez, Añor, Otero, etc., lejos de ser un impedimento es una ventaja. Lo que sí debe tomarse en cuenta es que el entrenador está en la obligación de analizar si uno de estos jugadores debe comenzar ciertos duelos en el banco de suplentes, con el único motivo de favorecer un plan que beneficie al colectivo. Los números de Salomón en esta eliminatoria no son positivos, pero su presencia, siempre desde la aceptación del modelo de juego, será beneficiosa para el grupo. Una última sugerencia para este caso: si a un delantero no le llegan pelotas de gol no se le puede exigir que marque, por ello, más que discutir nombres propios primero hay que analizar la idea, y desde ella proponer a los intérpretes más calificados.

6. Logística y coordinación. Ante Ecuador se comenzó perdiendo el partido desde la planificación, y es que no hay explicación posible que justifique que el grupo haya pasado hasta cuatro días en la altura de Quito, ignorando los estudios y opiniones de expertos que sugieren que, ante la imposibilidad de cumplir con un mínimo de veintiún días en la locación, lo mejor es llegar apenas unas horas antes del duelo, para que los efectos de la altitud no aparezcan sino cerca del final del encuentro. La Federación Venezolana de Fútbol conoce muy bien este tipo de logística y no debe repetir semejante disparate. En una competencia como la Eliminatoria Suramericana no se perdonan estos detalles.

El observador desinteresado puede pensar que marzo queda aún muy lejos y que estos son tiempos de descanso, pero como demuestran estas líneas, son muchas las tareas que tiene Rafael Dudamel y su cuerpo técnico antes de llegar a esa fecha. Aquí aparecen reflejados apenas seis aspectos a considerar, pero Dudamel, que conoce el oficio, sabe que estos son apenas la punta del iceberg y que aún quedan muchas decisiones por tomar para así revivir episodios competitivos.

Marzo 2017. Créame, no queda tan lejos.

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