Opinión

¿Será Arce el títere de Evo?

Para diplomáticos sudamericanos en territorio boliviano, este triunfo de Arce más que el regreso de Morales puede abrir un nuevo ciclo del MAS en el poder ya que la amplitud del respaldo popular no se veía expresada de esta forma desde el primer triunfo electoral de Evo Morales en 2005

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“Ni Luis Arce es Evo Morales, ni Alberto Fernández es Cristina Kirchner, ni obviamente Lenin Moreno fue Rafael Correa”. Esto lo escribió el analista venezolano Antonio Herrera-Vaillant y decidí comenzar este texto con esta cita porque no debe verse el proceso boliviano de forma simplista.

En primer término, la elección en primera vuelta, con un resultado contundente, del candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Alberto Arce, no significará de forma automática un regreso triunfal a Bolivia del exiliado ex presidente Evo Morales. Triunfó Arce, no necesariamente Evo.

En segundo término, este resultado se explica no sólo por la fuerza que pueda tener el MAS, que sin duda es el principal referente político en Bolivia, sino que también es resultado de la falta de unidad estratégica en las fuerzas opositoras.

Las fuerzas democráticas estuvieron unificadas cuando Morales ejercía el poder y pretendía perpetuarse con un nuevo mandato de legalidad dudosa. La ausencia de Morales en la junta electoral acrecentó las diferencias que se hicieron insalvables entre el ex presidente Carlos Mesa y el líder regional Luis Fernando Camacho. Esto cerró la posibilidad de una candidatura única.

Aunque al momento de escribir este texto no había resultados oficiales totales y definitivos, todo apunta a que Arce obtuvo una diferencia de al menos 10 por ciento sobre Mesa, con lo cual se hizo innecesaria la segunda vuelta a la que apostaban las fuerzas opositoras al MAS. Mesa reconoció su derrota y Estados Unidos reconoció a Arce como presidente electo. No hay duda alguna de Bolivia tiene un nuevo presidente.

Desde La Paz, en tanto, el periodista y analista Erick Torrico, me dijo que debe observarse con atención la figura del ex canciller y ahora vicepresidente electo David Choquehuanca, quien como Morales tiene ascendencia política sobre la comunidad aymara, donde ha estado la base de apoyo principal para el ex mandatario.

Choquehuanca, tras obtener la victoria, ha hablado de que se hará un gobierno participativo e inclusivo, respetuoso de los derechos humanos y de la libertad de expresión. Al referirse a Morales, el nuevo vicepresidente boliviano dijo que deberá responder ante la justicia de Bolivia si tiene asuntos pendientes ante ese poder autónomo.

“En el mediano plazo si este vicepresidente afianza su poder y fortalece su liderazgo entre campesinos aymaras, puede modificar la relación de fuerzas en el MAS”, sostiene Torrico.

¿La hora de las nuevas generaciones?

En un inédito pronunciamiento, este lunes 19 las juventudes del partido MAS pidieron públicamente que Morales no regrese a Bolivia, asimismo exigieron a Arce y Choquehuanca que el nuevo gobierno que éstos van a encabezar no incluya a figuras vinculadas a los 14 años de gobierno del ex presidente exiliado, ya que a su juicio es “la hora de nuevas generaciones”.

No pocos analistas resaltaron el carácter cívico, pacífico y democrático que ha tenido esta jornada del domingo 18 de octubre en Bolivia. Parece ser una señal de todos los sectores sociales de que están dispuestos a enrumbar al país por la vía pacífica, lo cual contrasta abiertamente con el discurso que desde el exilio ha dado Morales, exacerbando la polarización y llamando a la confrontación.

Desde Buenos Aires, donde se encuentra exiliado luego de salir del país (primero a México) en noviembre de 2019, Morales ha celebrado el triunfo de Arce, pero no ha hecho anuncios sobre su retorno a la arena política en Bolivia.

Un nuevo ciclo para el MAS

Arce es conocido más como un tecnócrata, fue ministro de economía de Morales durante 12 de los 14 años que éste gobernó. Se da por descontado que el operador político de este nuevo gobierno sea el vicepresidente Choquehuanca.

La amplitud del triunfo de Arce, junto a la fragmentación que tuvo la oposición al MAS, le darán a este partido un escenario de amplio dominio político, precedido por un año de fragilidad con el gobierno interino de Jeanine Áñez. Se da por descontado que el MAS tenga mayoría en ambas cámaras del parlamento boliviano.

Para diplomáticos sudamericanos en territorio boliviano, este triunfo de Arce más que el regreso de Morales puede abrir un nuevo ciclo del MAS en el poder ya que la amplitud del respaldo popular no se veía expresada de esta forma desde el primer triunfo electoral de Evo Morales en 2005. Difícil imaginar que Arce vaya a ser un simple títere de Evo.

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