Venezuela

Sin agua y con mucha pena y dolor

¿Por qué se acabó el agua en Puerto Cabello? En parte es la sequía, y no lo niego, pero también no hay agua porque nadie —en años— se ha ocupado realmente del problema.

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Agua Caracas

El país que va quedando da pena y dolor. Mucha pena, mucho dolor, y si usted vive en Caracas, y cree que las cosas van mal y duelen mucho, le cuento un poco de Puerto Cabello.

En Puerto Cabello no hay agua.

¿Por qué se acabó el agua en Puerto Cabello? En parte es la sequía, y no lo niego, pero también no hay agua porque nadie —en años— se ha ocupado realmente del problema.

En Puerto Cabello mi familia tiene poco más de quince días sin agua. Mi mamá, mi hermano, su esposa y su hijo, que viven en Puerto Cabello (yo soy de Puerto Cabello, y me duele mi ciudad y, por supuesto mi familia), están comiendo mal. No hay nada en los mercados, pero además están comiendo mal por la falta de agua, porque no hay agua para cocinar ni para lavar. Tampoco pueden bañarse. El agua que logran «raspar» del fondo del tanque es turbia, maloliente. A mi madre le salieron unas especies de costras en el cuerpo. Los baños se llenan de detritus, y no los bajan sino cuando ya no se aguanta el olor. Sumemos a eso la angustia. Mi madre es una señora ya mayor que no puede pasar sus días en sana paz porque todo es un desastre. Porque no hay agua, porque no hay comida, porque el dinero no le alcanza…

En su casa ya llevan quince días sin agua, pero hay zonas donde tienen un mes que no ven ni una gota. En otras, hasta un año, porque el agua que llega es poquísima, tan poca que se puede considerar que realmente no llega. De hecho, ayer, 18 de enero, entró algo de agua donde mi madre. No fue suficiente. Las autoridades informaron que volverá a llegar, si llega, en quince días.

También ayer hubo una reunión en la Cámara de Comercio de Puerto Cabello. Asistieron los consejos comunales y los vecinos preocupados de la ciudad. En la reunión informativa estuvo presente Ylidio Abreu, diputado electo por la MUD. El alcalde Rafael Lacava no asistió. Dicen que está en Caracas, internado en una clínica de tanta angustia que le ha generado el problema del agua. Tampoco estuvieron los representantes de Hidrocentro. Los consejos comunales, de corazón chavista, exigieron prontísimas soluciones. Le reclamaba con firmeza al diputado de la MUD —recién electo en diciembre, recuerden esto—, pues nadie del gobierno regional, tal como se dijo, se encontraba presente.

¿Pero en realidad no se han aportado soluciones en otras oportunidades? ¡Pues por supuesto! Si usted busca noticias relacionadas con el tema, encontrará que el año pasado, en mayo, Guillermo Barreto, el ministro del Poder Popular para el Eco-socialismo y Agua (qué bellos los nombres), inspeccionó el embalse de Canoabo a la búsqueda de supuestas soluciones para enfrentar la sequía que vive el estado Carabobo. Entre las noticias de agosto usted también encuentra que el gobernador aprobó una partida en bolívares y dólares. Según se lee en la nota publicada por el portal Noticias24, Ameliach firmó un punto de cuenta generoso para la recuperación del sistema de bombeo de agua del río Temerla al embalse de Canoabo. Y hace poco, el 12 de enero, la alcaldía se reunió con los consejos comunales para reactivar las «mesas técnicas de agua» con el fin de buscar salidas mancomunadas. Pero hoy, con todo, Puerto Cabello sigue sin agua.

¿La sequía?, nos preguntamos otra vez. Sí, claro, la sequía. Pero en gran medida ocurre lo que está ocurriendo por falta de mantenimiento y por ausencia de planes de desarrollo. La negligencia lleva años acumulada.

Las invasiones (ante las que el gobierno nada hace) han sido un gran problema. En prensa se ha señalado que el embalse de Canoabo se ha visto afectado por construcciones en zonas no idóneas y por las actividades de deforestación. Un artículo de El Carabobeño señala que «hay personas que invadieron una zona que solía inundarse para que Canoabo estuviese lleno». Es decir, que «las viviendas levantadas en un Área Bajo Régimen de Administración Especial (Abrae) impiden que haya más reserva de agua.» Tales denuncias fueron hechas por Germán Benedetti, ex parlamentario de Carabobo por Proyecto Venezuela, ingeniero y estudioso del tema del agua. Benedetti ha señalado igualmente que hay fugas enormes en las tuberías desde el embalse hasta Morón, y que por ello se pierden miles de litros.

Para colmo, se ha determinado que las aguas están contaminadas. Contienen salinidad a niveles muy altos, porque el proceso de clarificación con sulfato de aluminio no está ocurriendo, y en ellas hay elementos tales como nitrógeno, fósforo, metales y cianobacterias. Los excedentes de aluminio están hasta 300% más altos de los niveles permitidos. El cloro no se queda atrás en el exceso. Hidrocentro lo agrega al agua para ocultar el contenido de heces fecales. Así también lo ha explicado Germán Benedetti.  Y en la reunión de ayer en la Cámara de Comercio se aseguró que había sarna en Puerto Cabello. Cada vez que hay crisis de abastecimiento de agua, ese problema se agrava. Desde 2001 se está denunciando tal situación.

Hay quienes exponen que una posible solución para la crisis sea reparar cierta planta desalinizadora de Planta Centro (el mayor complejo de generación de energía eléctrica de la Región Centro-Norte-Costera). Dicha planta desalinizadora —cuando funcionaba, obviamente— se utilizaba para enfriar las turbinas del complejo. Ahora esas turbinas se enfrían con agua corriente, lo que implica, tal como explica el artículo del Carabobeño ya citado, un alto consumo de agua que debería destinarse para el uso humano. Recientemente se le propuso al alcalde Lacava la reparación o instalación de una nueva planta desalinizadora. El 31 de diciembre el alcalde sentenció —en Twitter— que tales plantas eran «inviables»; pero en la reunión del 12 de enero ya referida, Juan Carlos Betancourt, presidente del Concejo Municipal, nombró la discutida planta como la gran solución. En 12 días, como se ve, la alcaldía cambió de opinión y anunció un convenio con China. ¿Alguien se acuerda de Eudomar Santos?

Por su parte, en el encuentro en la Cámara de Comercio, el diputado Abreu prometió que llevaría el grave problema a la Asamblea Nacional. Al parecer, los pozos de agua del gobierno de Carabobo (según entiendo se han robado algunas bombas de esos fantásticos pozos) y los tanques distribuidos en las zonas más afectadas de Puerto Cabello no han sido más que pañitos calientes que nada solucionan. Y la famosa planta desalinizadora es un absoluto misterio que va y viene. Ah, eso sí, los voceros de la alcaldía informan que se está haciendo lo posible, pero que en realidad la administración de los acueductos y distribución del agua no son competencia de las alcaldías ni de las gobernaciones, sino de las hidrológicas, aunque la alcaldía y el gobierno de Carabobo cooperan. Sí, se hace todo lo posible para solventar el problema de la terrible sequía… Ya saben, «de la sequía». Porque el Niño y alguna iguana maléfica son los culpables de la situación.

Por causa de la crisis del agua ha habido protestas en las calles (el 18 en Rancho Grande quemaron cauchos y trancaron la avenida Bolívar), las escuelas han suspendido clases por las condiciones de insalubridad y la gente sale con sus potes a buscar agua en cualquier toma que ninguna salubridad ofrece. Sume a esto que hace unos días un supermercado bajó su Santamaría y la gente se encolerizó de tal manera que la cosa llegó a punto de saqueo.   

Así estamos, en un país tragado por la desidia, un país seco, un país en sequía de amor y de soluciones, un país en emergencia después de más de quince años de revolución y leyes habilitantes. Un país donde las arcas se han secado y muchos se han enriquecido a costa del dinero público.

Un país reseco, eso somos. Puerto Cabello, terriblemente exprimido, es un ejemplo de lo que nos hemos convertido. Allá mi madre, allá mi hermano, allá mi familia, todos, viven la verdadera revolución bonita.

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