Cine y TV

"Star Wars: The Bad Batch", regresan los rebeldes más queridos de la saga

El Universo de Star Wars se expande nuevamente de la mano de David Finoli. Y el resultado no puede ser más satisfactorio y formidable. La serie animada "Star Wars: The Bad Batch", es un retorno a varias de las historias más interesantes de las series animadas del director. Y también, un reencuentro con personajes conocidos y queridos que finalmente tienen un lugar estelar

Star Wars
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El primer gran y elaborado boceto de lo que luego se convertiría en “Star Wars” se llamó durante más de cinco años “Breakout”. El mismo George Lucas reconoce que no tenía una idea concreta de cómo podía trasladar semejante material a un guion, aunque la escuela de cine comenzó a dar algunas luces de hacia dónde podía dirigir el proceso y en especial, la forma en haría la puesta en escena de algo semejante.

La historia estaba allí —“en alguna parte de los cientos de hilos narrativos”—, pero ahora el proceso tenía que conducir a un hecho concreto. Las antiguas obsesiones de Lucas resurgieron y volvió a repasar la filmografía de Akira Kurosawa, mientras buscaba una manera de construir un film alrededor de datos sueltos. Y decidió hacerlo a través de una historia pequeña. Algo que pudiera manejar y le brindara luces sobre qué necesitaba —antes o después— para construir algo más ambicioso.

Lucas después diría que la misma noche en que comenzó a tomar apuntes para “Breakout” soñó con un lugar desértico, de arenas color rosa en el que brillaban dos soles, en lugar de uno. “No recordé nada más después, pero sabía que debajo de la frase “Una galaxia, muy, muy lejana” ya había una imagen”.

Al día siguiente comenzó a trabajar con tesón en su gran épica estelar. Desempolvó cuadernos, dio algunas relecturas a la historia —se dice que leyó Dune de Frank Herbert con especial atención— y comenzó el primer proceso de depuración del material con el objetivo de escribir un guion.

Lucas dibujaba a lápiz los robots, naves y el aspecto general de sus personajes. También, comenzó a tomar nota de una línea cronológica que debería incluir toda una travesía alrededor de la galaxia, que por supuesto, no tenía comparación con el tiempo de nuestro mundo.

“Hablamos sobre sistemas de millones de años de existencia, con gobiernos, tradiciones y mitos propios. Con sus costumbres, leyendas, figuras relevantes. Creencias días y celebraciones. Quería mostrar todo eso. Quería que todo fuera importante y estuviera interconectado” contó Lucas: “Porque al final, el universo coexiste bajo una percepción de lo humano sobre lo tecnológico. Hay viejas naves, estructuras a punto de venirse abajo, grandes y complicadas piezas de arqueología que nadie sabe de dónde provienen. De ahí provendría mi personaje central, mi héroe. De ahí llegaría el elegido para contar una historia”.

“Star Wars es una mezcla de Lawrence de Arabia, las películas de James Bond y 2001. Los extraterrestres son los héroes y los Homo Sapiens, por supuesto, los villanos. Nadie ha hecho algo así desde Flash Gordon Conquers the Universe, de 1940”, explicaba Lucas en 1973, durante las primeras tomas de su historia.

Era el mismo discurso que repitió a productores, inversionistas, a sus buenos amigos, incluso a sus compañeros de clase. Todos se mostraban un interés cauteloso, pero eran incapaces de comprender la cualidad colosal de lo que se escondía detrás de las primeras escenas de un planeta con dos soles, en el que vivía el heredero de una larga y peligrosa herencia. Como si del mítico Arturo se tratara, el Luke de Lucas estaba destinado a ser el último de una larga estirpe de poderosos ¿magos? ¿hechiceros? ¿elegidos? También habría secretos, sectas y una profunda conexión mística. Un malvado con un oscuro pasado cuyas líneas del destino estaban unidas de forma inexorable al héroe. Mujeres poderosas como las brujas de antaño, héroes descreídos, piratas traviesos y al final, un gran triunfo contra el poder corrompido

“Star Wars: The Bad Batch” trae de regreso a la Fuerza Clon 99 y a toda esa mitología elaborada que con las décadas, se ha hecho cada vez más profunda y madura. Y lo hace con toda la elegancia, potencia y magnífico ritmo que distinguió y convirtió en favorita de los fanáticos a “Star Wars: The Clone Wars”.

La serie, que continúa los eventos del ya clásico capítulo que narra las vicisitudes y aventuras de la Fuerza Clon 99, es también un homenaje al Universo Star Wars. Y en especial, al tono sobrio y adulto de “The Mandalorian”, del cual Filoni también es parte del equipo de producción.

Con un cuidadoso detalle a nivel técnico, “Star Wars: The Bad Batch” comienza en el mismo punto en que el arco argumental escrito por Brent Friedman termina. Se trata de una bien pensada introducción a una mitología mayor y a la forma en que Finoli brinda contexto prácticamente de inmediato a su historia. De hecho, el primer capítulo Aftermath, no tiene prólogo sino que avanza en su argumento con libertad narrativa.

Hay mucho de la madurez y sencillez adulta de “The Mandalorian” en este regreso a lo ocurrido luego de la Guerra de los Clones. Pero en especial, Filoni tiene la inteligencia de plantear desde las primeras secuencias una interrogante concreta: ¿Podrá sobrevivir un grupo de clones en medio de una situación crítica como las que le rodea?

El estreno especial de 70 minutos, no lo revela. De hecho, la mayor parte del tiempo se concentra en sus personajes. Un acierto al momento de reflexionar sobre el ritmo y el tono de una serie que tiene el considerable compromiso de sostener el éxito “The Mandalorian”. Porque es inevitable comparar el estilo y el objetivo de ambas series, en medio de lo que parece ser una nueva era en la franquicia.

Antes del live action dirigido Jon Favreau, había considerables dudas sobre la supervivencia de la saga. Pero experimentos exitosos como “Star Wars: Clone Wars”, no solo permitieron comprender el alcance del fenómeno a una dimensión más adulta, sino replantearlo. Para cuando la serie que narra las aventuras del mandaloriano llegó a Disney plus, la mirada madura sobre la saga sorprendió.

“Star Wars: The Bad Batch” recupera todo lo mejor de la serie de Favreau y permite a Filoni una libertad creativa que asombra por su sutileza. No solo se trata de la narración de un universo en medio de una crisis política a gran escala. También hay mucho de la sensación de desastre inminente, en medio de una situación de riesgo calculado. Desde la presencia del maligno Wilhuff Tarkin, hasta la condición del terror en todas partes, “Star Wars: The Bad Batch” celebra el espíritu de “Star Wars”. Y lo hace asumiendo que la perspectiva más simple de la saga, se transformó en algo más.

El caos y la amenaza constante

De la misma forma que “The Mandalorian”, la serie profundiza con cuidado en el creciente poder del Imperio. Pero mientras el live action mostró sus escombros (poderosos y letales), “Star Wars: The Bad Batch” tiene el acierto de mostrar su advenimiento.

Es este panorama inquietante lo que permite a la producción tener una identidad única. La cualidad rebelde de la Fuerza Clon 99 se muestra en todo su esplendor y en especial, en el segundo capítulo Cut and run, hace un homenaje a lo mejor de “Clone Wars”.

Uno de los grandes méritos de la serie es la contraposición de la naturaleza fascista del Imperio y la independencia moral de la Fuerza Clon 99. Es evidente que Filoni explora las complicadas personalidades de su equipo, pero también la atmósfera enrarecida que les rodea. Lo hace, sin recurrir a subterfugios, sino a través de acción.

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La presencia del Imperio es el detonante de las acciones. Pero es el caos con que Hunter, Echo, Tech, Wrecker y Crosshair se enfrentan al poder, lo que le brinda una simbología poderosa a la acción. La tripulación enfrenta el nuevo mundo de posibilidades con la conciencia de que corren un riesgo mortal. Y el argumento deja claro de inmediato que vale la pena correrlo.

Convertidos de forma oficial en enemigos del Estado, la Fuerza Clon 99 encuentra en su recorrido por la galaxia un propósito. Lo hace de la misma manera madura en que Mando encontró un objetivo al proteger a Grogu. Tanto una como otra serie, avanzan por caminos similares en la medida que se enfrentan a una fuerza superior y violenta, por sus propios medios.

“Star Wars: The Bad Batch” mantiene un elegante equilibrio entre los momentos más duros como en la acción llena de referencias que distingue a las series de Filoni. Desde la presencia de Fennec Shand (Ming-Na Wen) hasta las conexiones con la trilogía original, la producción es un ejercicio de inteligencia narrativa.

Filoni, en lugar de caer en la tentación de contar solo lo que acontece a la Fuerza Clon 99, expande las posibilidades de la historia. Cada capítulo relata no solo las transformaciones personales y morales de sus personajes, sino también el futuro. Con la ventaja de tener a su disposición información privilegiada sobre lo que ocurrirá con el Imperio y la República, la serie juega con las posibilidades.

El recurso permite al espectador formar parte de una aventura que a pesar de ser clásica y conocida en su mayor parte, tiene algo sin responder: ¿Qué ocurrirá con la Fuerza Clon 99 una vez que termine la guerra? ¿Cuáles serán sus decisiones y la evolución que sufrirán a medida que deban poner en entredicho el sentido del deber e incluso de su existencia?

“Star Wars: The Bad Batch” tiene la misión complicada de responder las preguntas. Y lo hace con todo el sustento de una historia contada para fanáticos y los más fieles seguidores de la saga. Quizás su mayor fortaleza.

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