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The Disaster Artist: Los polos de la paradoja-jaja

Pareciera que al final del film, Tommy Wiseau, o al menos James Franco en la piel del director del mítico film, se diera cuenta de que el simple acto liberador de abrir la boca, relajar la mandíbula y vocalizar un par de “j aja”, como un acto placentero, es todo lo que se necesita para disfrutar del desastre.

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The Disaster Artist, sin embargo, tiene que comenzar por algún lugar. Y comienza por el lado más dramático. Con un Tommy Wiseau y Greg Sestero buscando abrir las puertas de Hollywood. De lograrlo como realizadores de su propia película. The Room es quizás una de las películas de culto más reconocidas en el ámbito cinéfilo no solo por el misterio que rodea a su realizador, sino por el revuelo que pudo causar a raíz de su disparatada naturaleza. De esto se alimenta Franco, quizás en un principio, quien ha pasado por todos los géneros y películas desde que inició su carrera profesional.

Franco aprovecha el gran rango de situaciones cómicas que se presentan a lo largo de la historia de cómo Wiseau, desde el inicio de su relación con Sestero, hasta concebir la idea de hacer su propia película. Y hay todo tipo de situaciones, pero en todas ellas, el humor y la comedia serán la principal experiencia. Y no necesariamente son situaciones cómicas.

Hay un momento al final del film, en donde Tommy y Greg ven cómo el público se ríe a carcajadas de la desdicha del protagonista de The Room, Johnny, durante la premiere del film. Su novia y prometida lo ha engañado con su mejor amigo, Mark, interpretado por Greg Sestero. Johnny ha perdido a esta mujer y a su hijo. Ha perdido a su mejor amigo. Su familia. Lo mejor que tenía en su vida, se ha esfumado.

Durante todo el film, Tommy y Greg empiezan a dar tumbos tanto en sus carreras como en sus vidas y relaciones. Y entre ellos, la amistad no vuelve a ser la misma. Al parecer, la ficción del film que están filmando empieza a apoderarse de las vidas de ellos dos, como si la risa y el disfrute esté siendo mitigada por la inherente tendencia de convertirnos dogmáticos y melancólicos ante nuestra propia existencia. Al menos ese es el sentir de Tommy, en todo momento. Y así lo percibe Greg, gracias a lo que ha podido aprender de Tommy.

Aquí es donde la visión de Franco se hace sentir. Franco no se conmueve con la idealización de las situaciones, que por estar llenas de drama y desdicha, el público así tenga que presenciarlas. Por el contrario, a pesar de todo, Franco desestima cualquier perspectiva nihilista y de derrota, y abraza el humor y la risa como un mecanismo saludable ante, bueno, la derrota.

Tommy lo entiende, y lo ha entendido desde que su film concluyó en aquel teatro. Que el humor le permitirá, más allá de conseguir cualquier premio o aceptación, un entendimiento sobre sus sentimientos personales y su frustración, hasta el punto de concebirlas como un instrumento para enriquecerse a sí mismo.

Lo más notable, sin embargo, es que Franco intenta reflexionar sobre su propia vida desde la piel de Tommy Wiseau. Quizás en algunas de las situaciones o de los sentimientos. Pero, más que en cualquier otro detalle, en la relación de Greg Sestero y Tommy Wiseau. Por eso es importantísimo que Dave Franco, hermano de James, interprete a Greg. Este lazo es fundamental para la principal noción, tanto de The Room como The Disaster Artist. De  la comunión inseparable entre la comedia y la tragedia. De la soledad y la comunidad. Aunque opuestos, al final del día son las dimensiones más reconocibles de la experiencia humana. Porque de este sufrimiento y soledad, es que Tommy y Greg pudieron construir una amistad que hasta el día de hoy sigue existiendo.

Al igual que James y Dave Franco. Que una hermandad se vea tan comprometida tanto dentro y fuera de la ficción cinematográfica. Que puedan extrapolar la historia de un completo outsider hacia la propia experiencia del ser de la misma sangre.

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