Cultura

Tom Holland se lanza a la aventura en "Uncharted"

De Ruben Fleischer, este es un experimento por partida doble. Por un lado, se trata de la más reciente reinvención del cine de aventuras. Por el otro, es la adaptación del conocido videojuego del mismo nombre creado por Naughty Dog. El resultado es una película llena de energía, con altos y bajos de guion, pero que sorprende por su sentido travieso de la acción

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"Uncharted"

Durante el último lustro, el cine de aventura ha disfrutado de un inesperado revival. De ser un género considerado anticuado y en el mejor de los casos melancólico, se ha convertido en una forma de experimento argumental que acepta las más curiosas revisiones. Sin duda, ese es el motivo por el cual el director Ruben Fleischer decidió que su versión del famoso juego de video Uncharted, sería fiel exponente de un tipo de cine que refleja una vieja tradición en Hollywood. Pero “Uncharted” (2021) -«Fuera del mapa»- es algo más que una mezcla de líneas narrativas y escenas asombrosas. Es también una singular combinación entre el centro medular de la historia de la que procede y una visión sobre la acción, que va más allá de lo espectacular.

El resultado es quizás una de las adaptaciones de videojuegos más inteligentes de los últimos años y a la vez, un capítulo más en la larga colección actual de grandes aventureros en busca de tesoros deslumbrantes. En medio de una serie de títulos que incluyen el reciente éxito “Jungle Cruise” (2021) de Jaume Collet-Serra, la franquicia “Jumanji” e incluso, la venidera quinta parte de “Indiana Jones”, “Uncharted” parece un producto menor. Pero esa cualidad incidental y de discretas expectativas juega a su favor. El film, que atravesó docenas de retrasos, una filmación de pesadilla en mitad de la pandemia y al final, incluso la disyuntiva de su posible estreno en salas, es un entretenimiento sin pretensiones. Y es esa falta de vanidad y juguetona perspectiva lo que brinda a “Uncharted” su curiosa condición de producción híbrida.

Por un lado, se trata de un universo en expansión que debe atenerse al material de origen. Por otro, una historia que necesita funcionar de forma independiente para un público cada vez más refractario a repasar material adicional. “Uncharted” logra ambas cosas. Y lo hace gracias a la concepción del cine entretenimiento a un nivel que asombra por su ingenuidad. Esta es la historia de dos buscadores de tesoros. Pero también es un recorrido por los clichés del género y su necesaria renovación.

Si “Jungle Cruise” decepcionó por su aire infantil y “Jumanji” desconcertó por reformular su premisa en un producto consumible para un público nuevo, “Uncharted” se atiene a su esencia. Tanto, como para que las referencias y los guiños al juego sean parte esencial en sostener su buen ritmo y elegante puesta en escena. El film no se toma en serio y se arriesga a recorrer espacios novedosos en su premisa. Una decisión que convierte en una emocionante y singular combinación de elementos.

La importancia del reto

Es evidente que al director Ruben Fleischer le divierte crear escenarios en apariencia simple, en los que puede contar historias burlonas. Lo hizo en “Zombieland” y en “Uncharted” utiliza la misma fórmula para lograr brindar personalidad a un film que no podría no tenerla. Después de todo, está basado en un videojuego que debe su fama a su versión cinematográfica sobre una gran y enérgica busca del tesoro. ¿Cómo lograr que su adaptación no sea solo el siguiente paso en su premisa? ¿Cómo crear un punto de vista que haga que la “Uncharted” fílmica pueda ser una producción que no dependa en argumento y apartado visual del juego?

“Uncharted”

Para el director pudo ser muy sencillo tomar varias de las grandes aventuras del material de origen y trasladar su frenética energía a la pantalla grande. Al contrario, Fleischer pone especial interés en su recorrido visual y argumental para sostener una historia que, si bien no es del todo sólida, tiene toda la capacidad de abrir nuevos espacios. Hacerlo, además, con una ingeniosa combinación de una pícara visión acerca de lo que alienta la aventura. Si en “Zombieland” el realizador se hizo preguntas sobre los motivos para sobrevivir — y cómo lograrlo — durante un apocalipsis zombie, en “Uncharted” se deja llevar por la enérgica noción del reto.

“Uncharted” basa su efectividad en el hecho de dejar claro desde sus primeras escenas que contará una historia que ya el público conoce — y sin duda, de memoria — para mostrar lo que pudo quedar fuera de la videoconsola. Se trata de un riesgo considerable, si tomamos en cuenta la enorme popularidad del juego y del hecho de que el guion toma decisiones conscientes para brindar personalidad a su historia. Lo logra, con grandes despliegues de energía y giros argumentales inesperados. También, al evitar lo genérico con dosis de humor innecesario y una mirada sobre la condición de la aventura juguetona que no siempre resulta creíble. Aun así, “Uncharted” es brillante como subproducto que crea sus propias condiciones para funcionar.

Claro está, la historia del huérfano Nathan Drake (Tom Holland), obsesionado con la exploración y la posibilidad de una travesía en busca de tesoros y otras maravillas, es tópica por necesidad. Pero Fleischer le brinda un aire renovado gracias a la capacidad del guion para brindar a Nathan un propósito convincente. Este adolescente que puede recitar cartografía e historias enrevesadas sobre exploradores del siglo XVI, tiene el encanto osado de un tramposo bienintencionado. Después de todo, el personaje fue abandonado por Sam (Rudy Pankow), su hermano mayor y único pariente. El ya adulto Nathan es una combinación de sabiduría espontánea y rudimentario sarcasmo. Pero termina por ser también un audaz y casi ingenuo aventurero en busca de la oportunidad de demostrar su talento.

Y la recibe de Victor “Sully” Sullivan (Mark Wahlberg), quien le ofrece una empresa imposible que, en teoría, le llevará a recorrer el mundo. Y a su vez, a enfrentarse con Santiago Moncada (Antonio Banderas), que va en busca del mismo misterio fabuloso. Fleischer logra que la rivalidad, la competencia y el aire de oportunidad dorada sea el centro principal de la película. Y de la misma manera que en el videojuego “Uncharted”, que la búsqueda se convierte en punto medular y radiante de una ágil premisa. No se trata solo de los recursos de ambos grupos en disputa, la inmensidad del tesoro o la habilidad de los expedicionarios. También se trata del posible legado, de la maravilla del descubrimiento y de la misma manera que la versión original, la búsqueda de un triunfo esquivo. Todo, en medio de una perspectiva imposible y enrevesada, que resulta atractiva por el mero hecho de su cualidad de sueño estrafalario.

En busca del oro

“Uncharted” pasó un largo trayecto para llegar a la pantalla grande. Atravesó una filmación llena de obstáculos, las restricciones de la pandemia y todo tipo de reshoots. Pero al final, esta historia llena de referencias a las grandes películas del género, es la suma de sus puntos más valiosos e inteligentes. Fleischer logró que su versión de “Uncharted” pudiera rivalizar con encanto y carisma con producciones mayores. Pero, sobre todo, consiguió lo que parecía imposible: crear en el universo de un amado videojuego, un argumento que homenajea al original y que abre nuevas regiones a nuestras exploraciones cinematográficas.

“Uncharted” tendrá que enfrentar un mundo en que el género de aventuras rivaliza con ese robusto hermano mayor, como es el cine de superhéroes. Pero al contrario de otras producciones semejantes, al menos tiene el encanto travieso y despreocupado de una obra sin ambiciones creada para el entretenimiento puro. Una premisa que utiliza como sostén en sus momentos más bajos (inevitables) y en especial, cuando su identidad parece ir y venir en medio de una promesa.

¿Tiene “Uncharted” un futuro más allá de ser una curiosidad fílmica? Es la gran pregunta sin respuesta de la producción.

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