Con un concepto que fusiona su amplia terraza con su sala interna, ofrece un variado menú que incluye sushi, pokes, risottos, pastas, ceviches, pizzas, tequeños, tartares, hamburguesas, platos, nikkei y hasta un perro caliente inspirado en el de la Drugstore. También cocteles y elaborados cafés
Tula Café and Lounge es un restaurante que fue concebido para llenar los espacios gastronómicos que le faltaban a Caracas. Según afirma Aquiles Gatás, uno de sus propietarios, se diseñó como «un lugar donde las personas se sientan libres en un ambiente elegante, con un diseño hermoso y a la vez íntimo, y con una gastronomía ecléctica.
Bautizado con el nombre de la madre de uno de sus dueños, Tula Café and Lounge cuenta con una terraza abierta conectada con la sala interna del establecimiento. De esta manera se conforma un solo ambiente, parte bajo techo y parte a cielo abierto. Para Gatás, este diseño logra «que los clientes se sientan libres, independientemente de si están o no en el área techada. Este es un lugar para ver y dejarse ver».
Esta propuesta tiene poco más de un año, pues abrió justo antes del inicio de la cuarentena, en marzo de 2020. Durante este tiempo ha continuado funcionando, en el restaurante en tiempos flexibles, y por delivery o pickup.
El menú de Tula es muy amplio. Como definen a su cocina de ecléctica, se puede encontrar casi todo tipo de comida. Sushi, pokes, risottos, pastas, ceviches, son solo parte de la carta. Si lo que se quiere es una tapa, las opciones pueden ser pizza de salmón, tequeños, tartar de atún, minihamburguesas o una propuesta de trilogía nikkei, entre mucho más.
En la carta destaca un antojo: el Tula Dog. Es un perro caliente de 60 centímetros inspirado en los de la Drugstore, aquellos que se disfrutaban en los años 70 en el centro comercial Chacaíto y que aún muchos añoran.
Para los comensales de Tula, el postre favorito son los churros. También solicitan mucho el Negro en camisa, el Cheesecake de torta de zanahoria, el Pie de limón de chocolate y el Helado frito.
Los baristas de Tula son capaces de elaborar desde cafés clásicos hasta algunos tan elaborados, que pueden funcionar como postres o cocteles. Es el caso del Bombón, con sirope de chocolate, leche condensada y espuma de leche; Afocado, con helado, arequipe y crema chantillí; Caramel, con arequipe y Café Tula, con Nutella, leche condensada, Frangélico, crema chantillí y almendras fileteadas.
Todos estos cafés vienen acompañados de un minichurro, que es emblema del establecimiento.
También ofrecen mixología con propuestas mundiales y, los jueves y viernes a partir de las 6.30 pm son de Café Concert, rememorando el concepto tan popular en los años 80 de conciertos a cielo abierto.
Gatás apunta que uno de los aspectos más trabajados de Tula es el emplatado. Se apoyan en vajillas acordes con el diseño arquitectónico del restaurante, con obras que van desde un móvil inspirado en Calder hasta una interpretación bidimensional del artista plástico venezolano Paúl Amundaraín de la Esfera Caracas.
«Otro elemento importante es en el uso de las plantas como elemento decorativo, logrando así un ambiente natural, luminoso y lleno de vida», dice.
Asegura que todo el personal de sala de Tula ha sido entrenado en hotelería de alta gama.
La tecnología es otra aliada. Los comensales, dentro del restaurante, pueden acceder al menú a través de un código QR. Para delivery, a través de www.cafetula.com y después de introducir sus datos, se podrá conocer la carta y ordenar directamente.
Ubicación. Planta baja del edificio El Segundo, calle París, entre Trinidad y New York, Las Mercedes.
Instagram. @cafetula
Web. www.cafetula.com
