Viciosidades

Así fue el Lollapalooza Argentina 2016

Más de 170 mil personas disfrutaron de los dos días del festival en su tercera edición en Argentina. La fiesta de la música no solo se dio sobre los dos descomunales escenarios que se montaron en el Hipódromo de San Isidro, sino en la rumba de los backstage por donde pasaron Ashton Kutcher y el mismísimo Perry Farrell creador del festival junto a todo el jet set porteño. Lo malo: Snoop Dogg canceló a último minuto y el agua no era gratis

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El tercer Lollapalooza argentino cerró con un saldo de más de 170 mil personas repartidas en dos días. Público de todas partes del mundo, familias completas y hasta niños jugando al ritmo de Tame Impala o Snoop Dogg. Por supuesto, no faltaron las banderas de Venezuela en el recinto.

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A pesar de que un principio parte del público criticó al cartel de bandas y artistas que se presentaban en Buenos Aires, la verdad es que fueron apoteósicos los shows de Mumford & Sons, Florence + The Machine, Die Antwoord, Tame Impala, Of Monsters and Men, Twenty One Pilots, Noel Gallagher, Eminem, Jungle, Alabama Shakes y los locales Babasónicos, Illya Kuryaki and The Valderramas y Eruca Sativa. Conciertos que quedaran para la robusta historia de conciertos en ese país del sur de América.

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Como en casi todos estos tipos de festivales, es importante destacar lo que pasó en «el escenario electrónico», llamado el «Perry’s Stage» en honor al creador del festival y ex cantante de Jane´s Addiction: un espacio donde se presentan dj´s en alta rotación y el público se avoca exclusivamente a bailar. De hecho, se trata de una especie de fiesta aparte que nada tiene que ver con los conciertos. Los adeptos al dance no salieron de ahí durante los dos días del festival. La cultura «raver» no muere.

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La oferta gastronómica, el escenario para niños -Kidzapalooza- más los sectores de relajación y juegos son un clásico de la franquicia a donde quiera que vaya. Todos son necesarios para hacer del festival un sitio agradable donde pasar 12 horas completas.

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Los shows más significativos hay que mencionarlos obligatoriamente: Mumford and Sons y Florence + The Machine. La sucesión Mumford en el escenario principal y Florence + The Machine en el segundo espacio fue de lo más acertado del festival.

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Babasónicos y Boom Boom Kid. La generación de la década del 90, esa que en Argentina nacía en paralelo a la nación alternativa norteamericana, dejó su marca en el festival. Con clásicos de sus repertorios, con hits, pero también con riesgo. Es el tipo de concierto donde no alcanza con salir a escena para vencer; hay que transpirar y convencer con música. Boom Boom Kid hizo lo propio así como el esperado regreso de Illya Kuryaki and The Valderramas quienes también dieron lo mejor.

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Menciones especiales

Noel Gallagher y Brandon Flowers

Ya sea su ex banda, Oasis, en el caso de Gallagher o su grupo más vendedor y hitero, The Killers, en el caso de Flowers, sus intentos parecen ser en vano. Es como tratar de reeditar sus mismas canciones pero sin la banda. Una sensación muy extraña.
Una versión de «Champagne Supernova» muy floja y la voz del hermano mayor de los Gallagher le hace falta la maldad de su hermano Liam. Luego sí estarán las canciones solistas, algunas más dignas que otras

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Alabama Shakes y Marina & The Diamonds

Nada más variado en cuanto a propuestas de voces femeninas que Brittany Howard y Marina Diamandis. Pero ambas impactan por su color y su generosidad. Son genuinas expresiones de este tiempo.

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El blues, el soul y el rock salen de la guitarra y de las cuerdas vocales de Brittany. En el preciso instante que abre la boca se convierte en leyenda. Hay que escuchar «Sound & Color», uno de los mejores discos norteamericanos de rock del último lustro.
Marina es simple. No busca complicarse ni complicarnos. Más bien persigue una idea por vez. El synth pop está de su lado y también un público entregado a sus encantos.

Die Antwoord y Bad Religion

No tienen nada que ver. Mientras los punkies tocaron nuevamente entre nosotros, a 21 años de su debut en Argentina, los sudafricanos recién están por cumplir su primera década de vida. Pero ambos supieron impactar durante su apogeo: los DA con esa mezcla paranoica de dance, industrial, sonidos «garbage», animaciones, fuerte impacto visual y hasta una pizca de terror: la voz de Yolandi asusta, pero más lo hace el aspecto de neonazi de otro miembro del grupo.

Bad Religion desplegó su rabia de intelectuales anti-sistema con bajo impacto de melancolía. Lo suyo fue muy bueno y, de paso, sirvió para que cumplieran con la cuota punk que todo festival debe tener.

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Eminem

Cerró el escenario principal con su primer show en la Argentina. A 20 años de su primer disco, el rapero de Detroit hizo un repaso de su carrera, la más exitosa en la historia del hip hop mundial.

La visita del músico llega, por supuesto, lejos de sus días de máxima gloria, pero con su estatus de ícono inalterado y un completo arsenal de hits para ocupar -como nadie en su género- el lugar de headliner en el festival. Es probablemente el show que más gente concentró frente a un escenario en la historia local. Casi el total de la convocatoria de la fecha.

Tame Impala

De lo más esperado del festival. La fuerza de esta banda movió a la gente como ningún otro. El cantante quedó notoriamente con los fans argentinos: «No pensé que mi música les gustara tanto por acá». Un show histórico que quedará para los récords de la banda. Prometieron volver.

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