Viciosidades

Así me martillaron 5 lucas en cuatro horas

¿Cómo es que en menos de cuatro horas perdí “5 lucas” sin adquirir ningún bien o servicio, sin pagar ni siquiera un cafecito, unos chicles, sin que me los robaran o se me cayeran por ahí, sin ni siquiera echar gasolina? Sí, la más barata del mundo. Pilla este cuento. 

Fotografía portada: Pedro Agranitis
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Soy ese tipo de personas que nunca carga dinero en efectivo y la razón principal se debe a que me da una flojera inmensa pararme a sacar plata, sobre todo porque hoy en día lograr tener papel moneda es una tarea abrumadora que requiere esfuerzo, paciencia y dedicación. Puedes pasar fácilmente 30 minutos en un cajero a esperar que llegue tu turno y es muy posible que con suerte, cuando estés frente a la máquina la pantalla te ponga: “fuera de servicio”.
Sin embargo, el otro día tuve suerte. El cajero que tengo cerca de mi casa no tenía cola y logré sacar  Bs 5.000. Es poco dinero tomando en cuenta que con esta cantidad no compras ni una caja de cigarros. Tampoco alcanza ni para un refresco, ni unos Doritos -mezcla que por cierto me encanta. Pero yo estaba contento porque después de varias semanas sin billetes, tenía mi dinerito en efectivo en la cartera. Lo que no sabía, es que se iban a esfumar de una manera muy, pero que muy rápida- casi misteriosa- y, es posible, que por mi propia culpa y buena voluntad.

doritos y coca cola

A continuación les cuento cómo fue que perdí mis “5 lucas” en media mañana, de 9:00 a.m. a 12:45 p.m.
9:00 a.m. Salgo de mi casa en Las Esmeraldas, municipio Baruta vía a mi lugar de trabajo, en Santa Eduvigis.
9:14 a.m. El semáforo en rojo me obliga a hacer una parada. Ahí, en el de La Tahona llegando a La Trinidad, siempre hay un señor que me pide dinero y como cargaba mis “5 lucas”, decidí darle 400 Bs. A él siempre le doy cuando lo veo. Y no solo porque es discapacitado y está ciego de un ojo. Al que le da dinero, lo bendice más que el Papa Juan Pablo II cuando vino a Venezuela en el año 1985.
Actualización monetaria: 5.000 Bs – 400 Bs = 4.600 Bs.
9:20 a.m. Senda cola en la autopista Prados Del Este. Además, odio agarrar cola porque como lo dije en mi último artículo, «100 razones que tengo para odiar al gobierno » , me robaron el equipo de sonido y no he podido comprar otro. No se puede lidiar con el espeluznante tráfico caraqueño sin música, aún no sé cómo lo he logrado.
– Aún tengo mis 4.600 Bs en la cartera – 
10:00 a.m. Me encuentro en la Av. Luis Roche, aún con tráfico, lento pero se mueve. Empiezo a ver a los chamos de «La Resistencia».  Y sí, lo coloco entre comillas porque dudo que precisamente esos sean los de La Resistencia de verdad. El punto es que estos panas se ponen una camisa amarrada a la cabeza y ponen los pulgares hacia arriba como dándote ánimos, pero al mismo tiempo te piden plata, y como soy un opositor medio güevón, pues les di 700 Bs. para que sigan “resistiendo”.
Actualización monetaria: 4.600 Bs. – 700 Bs. = 3.900 Bs.
10:05 a.m. Solo han pasado cinco minutos desde que dejé atrás la Av. Luis Roche, tomada por «La Resistencia», cuando en el semáforo donde se encuentra la Plaza Altamira aparecen frente a mi ventana otros de estos muchachos con cara tapada que parecen sacados de alguna película post-apocalíptica y que pidiéndome “pa’ comé’”. Estos eran súper pequeños de estatura y supongo que también de edad, dudo mucho que puedan aguantar siquiera un poco de gas lacrimógeno, lo que me hizo sentir mal. Así que abrí mi puerta porque mi ventana no abre y les di 1.000 Bs.
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Ya empiezo a sentir la ansiedad de quedarme sin efectivo.

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Actualización monetaria: 3.900 Bs – 1.000 Bs = 2.900 Bs
10:27 a.m. Llego a la oficina, prendo la computadora, me sirvo un café. Me fumo un cigarro, chismeo un poco y me pega el hambre. Voy a la panadería que queda a una cuadra. En el camino, me percato que hay un señor de aproximadamente 70 años, viéndome fijamente y se acerca a mí. De una le digo: “No tengo real, jefe”, a lo que él responde: “Ni siquiera me ha dejado explicarle señor. Mi nombre es Armando y estoy necesitado para comprar una medicina “bachaqueada” porque no se consigue en ningún lugar. Cuesta 30.000 Bs y necesito alguna ayuda”. Por supuesto, no pude decirle que no. Le dije que creía tener algo y de caleta saqué de mi cartera 1.000 Bs. más. Me sentí bien porque creí en el discurso del Sr. Armando, pero mi preciado efectivo iba “palo abajo”.
Actualización monetaria: 2.900 Bs – 1.000 Bs = 1.900 Bs
10:35 a.m. Regreso a la oficina luego de comerme un pastelito de jamón nefasto que pagué con mi tarjeta de débito. Ya me era imposible pagarlo con lo que me quedaba en la cartera, cuesta 5.000 Bs. Aún así, estaba tranquilo porque había matado el hambre. De vuelta a la oficina, en el camino había logrado sortear a cualquier individuo que asomara la posibilidad de seguir bajando el número de billetes en mi cartera.
Para pasar desapercibido frente a los pedigüeños, mi técnica es hacerme siempre el sordo y no tener ningún tipo de contacto visual con estos depredadores del ahorro.

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– Aún tengo mis 1.900 Bs en la cartera 
11:30 a.m. Sin novedad, todo tranquilo, me siento medio mal por haber perdido tan fácilmente 3.100 Bs en efectivo. Y en lo único en que puedo pensar es en los 1.900 bolos que me quedan. Seguramente, los usaré para comprarme una malta o un refresco “Dumbo” de piña.
12:30 a.m. Es hora del almuerzo y cuadro con una pana del trabajo para comprar mi “sopa, seco y jugo” de confianza en ‘El Orleon’. Este maravilloso lugar, un rincón en Los Palos Grandes famoso por sus chuletas ahumadas que queda a tres cuadras de mi oficina. Por lo general vamos caminando.
Orleon
A mitad de camino, ya en Los Palos Grandes, se nos acerca un adolescente de unos 16 años con una niña de 4 años en brazos. Quise aplicar mi legendaria técnica de hacerme el paisa, pero no lo logré. El chamo me encaró inmediatamente diciéndome que no tenía para darle de comer a su bebé, y que ella, tenía más de 12 horas sin comer.
Me dio arrechera y tristeza pensar que Venezuela es uno de los países más ricos del mundo. Y que haya gente que pasa por esto todo los días, un pueblo lleno de hambre y el gobierno no hace un coño para remediarlo. Saqué de la cartera 900 Bs y se los di, después de eso sentí que era imposible decirle que no.
Actualización monetaria: 1.900 Bs – 900 Bs = 1.000 Bs
12:45 p.m. Llego al Orleon. Hambriento y con sed de los increíbles juguitos de patilla que ahí preparan. Miro el menú del día, ansioso por comer mi chuleta ahumada cuando de pronto, una señora mayor toca mi espalda y me dice: “Mijo, tengo mucha hambre y no tengo para comer ¿Será posible que usted me ayude?”. De todas las personas que me pidieron plata ese día, ella era la que portaba la mirada más triste de todas, era como si el hambre le hubiera arrebatado cualquier tipo de expresión de alegría. Sin dudarlo ni un segundo, le di mis últimos 1.000 Bs.
Me sentí mal después, porque siento que le pude haber comprado un almuerzo, así ella comería completo y yo resguardaría los últimos billetes en mi cartera.

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Actualización monetaria: 1.000 Bs – 1.000 Bs = 0 Bs
Esta historia es la historia de muchos venezolanos. La historia de un país con hambre y del fenómeno más poderoso de estos tiempos: el de pedir plata porque no hay, ni para comer. Mi nombre es Alejandro, soy fotógrafo y así fue como perdí “5 lucas” sin adquirir ningún bien o servicio.]]>

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